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Enfoque de género, pilar del cambio laboral

Por Soledad Jarquín Edgar

Yulia Pérez Pérez asegura que el enfoque de género es uno de los pilares fundamentales del cambio laboral en la relación entre el Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado y la parte patronal, además que fortalece la participación y, al interior, transparenta el uso de las cuotas y revisa las condiciones laborales.

Yulia aspira a dirigir a la burocracia oaxaqueña: unos siete mil 500 trabajadores, de los cuales más del 60 por ciento son mujeres que han tenido que someterse a reglas construidas desde un enfoque masculino, lo que ha originado desigualdad e inequidades que desfavorecen a la mayoría de la base trabajadora.

Alternativa Sindical es el movimiento que encabeza Yulia, quien sabe que la participación de las mujeres en la vida sindical se ha limitado a ser objetos y no sujetas con propuestas, decisiones y aspiraciones. Hoy -sostiene con firmeza- las cosas han cambiado y más de una aspira a dar el gran cambio en el sindicalismo burocrático.

A ello agrega que aunque pareciera que existe un candidato «elegido», lo cierto es que la base sindical espera cambios reales: «somos más las y los trabajadores que deseamos lo diferente, los que tenemos un sueño por la democracia, la alternativa y el desarrollo». Y, reitera, «somos más los que preferimos estar, participar, que quedarnos callados».

Con 38 años de edad y una experiencia acumulada como trabajadora al servicio de los Poderes del Estado, ahora en el Sistema DIF Estatal, y otro tanto aprendido, Yulia vislumbra retos que favorecerían a la base trabajadora.
Uno de ellos, sostiene, es la necesidad de reformar los estatutos sindicales y reglamentar la figura del «delegado», que hasta ahora no existe legalmente, pero funciona. Asimismo, se debe reglamentar el proceso electoral y transparentar el uso de las cuotas.

En ese último punto, Yulia cita que cada trabajador aporta en promedio 50 pesos mensuales al sindicato. Ello daría como resultado aproximado una aportación de 375 mil pesos cada mes, dinero que «nadie explica qué uso o destino tiene».

De igual forma, advierte que de seguir como hasta ahora, sin una aportación corresponsable entre el gobierno y los trabajadores, «pronto, muy pronto, al igual que ha sucedido en otros ámbitos, estaremos hablando de la falta de recursos para las y los pensionados».

La propuesta de Alternativa Sindical, explica Yulia, tiene también aristas distintas, como el fortalecimiento de una cultura laboral en que las y los trabajadores puedan acceder realmente a la capacitación y al desarrollo de nuevas habilidades y destrezas, y que rompa con la visión de los roles tradicionales, que hasta ahora es muy limitante para las mujeres.

Subraya que esta nueva cultura laboral, contempla una nueva forma de relación entre la burocracia y el público al que servimos, «los burócratas no debemos seguir siendo vistos como una carga para nadie, para ello debemos romper inercias, porque no se trata sólo de un proyecto de gobierno o sindical sino también de una nueva perspectiva de desarrollo personal, de vida y aspiraciones propias».

VIOLENCIA INVISIBLE Y EN SILENCIO

Yulia Pérez Pérez sostiene que las mujeres han dejado de ser convidados de piedra, y que eso forma parte de un proceso que inicia en un mundo regido y dominado por los hombres; más aún, cuando la base trabajadora está sustentada en una enorme cantidad de mujeres que han tenido que sujetarse a políticas hechas desde la mirada masculina.

No son diferencias ni canonjías lo que piden las trabajadoras, sino leyes, reglamentos, políticas públicas que se ajusten a un rol social. Como madres somos violentadas al no contar con guarderías suficientes; al considerar que los cuidados maternos son sólo hasta determinada edad. Como mujeres sufrimos violencia dentro de nuestros hogares y en el espacio laboral; en ambos casos los vivimos en silencio, bajo presiones que se manifiestan en ausentismo laboral, falta de salud y muerte.

Yulia, quien fue parte del Programa de Apoyo a la Mujer Oaxaqueña (AMO), el primero de su tipo dentro de las instituciones públicas en México, llevado a cabo en 1989, explica que mirar a las mujeres le ha permitido «obtener conclusiones; utilizar, como dicen, el sentido común, para ver lo que los otros no ven».

Explica que la violencia doméstica no se platica, pero se vive. Se muestra en el deterioro de la salud de las compañeras que no tienen ninguna alternativa y se traduce en bajo rendimiento laboral y falta de autoestima de las mujeres.

Al cabo del tiempo, agrega con seriedad, las vemos enfermas y hasta se mueren. El año pasado, en el DIF estatal, murieron tres compañeras de cáncer, pero también hay altos índices de diabetes y otros padecimientos crónicos que deterioran su calidad de vida, situaciones que el sindicato, reducido a viejas prácticas, ni siquiera ve o toma en cuenta porque su perspectiva sigue siendo masculina.

Pérez Pérez indica que la violencia laboral es otra constante para las mujeres burócratas. Por ejemplo, sostiene que el acoso sexual es un fenómeno que ni siquiera se toca, porque no se considera un problema, mientras las mujeres «aprendimos a vivir con ello». Las que sufren este tipo de violencia resuelven el conflicto solicitando su cambio, como si ellas no fueran las víctimas.

Hoy -considera la enfermera egresada de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca- necesitamos una visión de género en las políticas sindicales y en la nueva relación con el gobierno en la cual las necesidades reales estén en la agenda.

Asimismo, comenta que en este año por lo menos 15 mujeres han solicitado un permiso sindical para ausentarse y emigrar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida, considerando los bajos sueldos que perciben y que en su mayoría ellas son jefas de familia y no tienen otra salida.

La dirigencia sindical no ve este problema, como otros tantos; por eso Yulia Pérez Pérez sostiene que hoy los tiempos son distintos, con exigencias diferentes que nos llevan a tomar determinaciones que hasta hace poco tiempo hubieran parecido impensables, como dirigir a las y los burócratas oaxaqueños: «tenemos propuestas claras, propositivas, eficientes, y la confianza, pero, sobre todo, una plena exigencia en la transparencia y honestidad».

05/SJ/YT

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