Los enfoques culturales son importantes en la promoción de la salud reproductiva y los derechos, ya que las personas en una sociedad les asignan diferentes significados, señala el reportaje «Promoviendo los derechos humanos de las mujeres a través del lente cultural», elaborado por Cerigua.
A decir de la antropóloga k’iché, Irmalicia Velásquez, en la cultura indígena la reproducción está más enfocada a la perpetuación de futuras generaciones, que se harán cargo no sólo de su cultura, sino de sus demandas y luchas.
En las comunidades mayas también existe un trabajo fuerte en torno a la salud reproductiva de las mujeres, pero el Estado aún no lo ha reconocido en sus programas, pese a que pueden evitar la muerte de varias mujeres y niños, señaló Velásquez en la publicación, que cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Según la información, en las culturas no todas las personas responden de igual manera respecto a temas de salud reproductiva y derechos reproductivos; a veces líderes que apoyaban normas y prácticas culturales nocivas como el matrimonio en la infancia o la poligamia son los que realizan los cambios y luchan contra el VIH, por ejemplo.
La organización Healthlink Worldwide, que se ocupa del tema de salud y desarrollo en países pobres, destaca que los enfoques culturales sobre el VIH y el SIDA en las comunidades han aumentado las posibilidades de prevención, mediante el compromiso comunitario.
En Guatemala la referida organización trabaja con la Asociación Payasos At’zanem K’oj cuyo objetivo es brindar información con enfoque cultural sobre salud sexual y reproductiva y VIH a poblaciones vulnerables a través de las artes escénicas y la educación popular.
A través de espectáculos que incluyen mimos, actuaciones, acrobacias, chistes y malabares comunican «cómo no se transmite», «cómo se transmite» y «cómo se previene» el VIH, mensajes de salud sexual y de solidaridad con las personas que viven con VIH.
La Asociación Payasos se enfoca hacia la población con baja escolaridad por lo que sus materiales educativos son visuales e ilustrados, escritos en 13 idiomas mayas, garífunas y español.
Según la publicación, es importante tomar en cuenta los enfoques culturales en la aplicación de programas de desarrollo y en la promoción de los derechos humanos, particularmente de las mujeres.
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