Inicio Enfrenta la familia de Flavio Sosa el rigor de la persecución

Enfrenta la familia de Flavio Sosa el rigor de la persecución

Beatriz Castañeda Pedro dejó su casa, estuvo escondida con sus tres hijas y su hijo, el más pequeño de los Sosa Castellanos. Hoy se siente fortalecida y ha enseñado a sus hijas e hijo a salir a la calle con la frente en alto, porque su papá «no es ningún delincuente».

Beatriz es la esposa de Flavio Sosa Villavicencio, uno de los líderes más visibles del movimiento político-social, recluido en La Palma, Almoloya de Juárez, Estado de México, desde el pasado 4 de diciembre.

En entrevista con Cimacnoticias, señala que varias veces platicó con Flavio sobre las dificultades de su trabajo político y durante los días más difíciles del conflicto político-social y la consecuente represión, del riesgo que esto implicaba.

Incluso, apunta, antes de que detuvieran a Flavio, tuve que llevarme a mis hijas y a mi hijo porque fuimos hostigados por el gobierno, lo hicimos sabiendo que Flavio no era ningún delincuente ni ha matado a nadie.

Sin embargo, sostiene que a raíz de la detención del que fuera dirigente de Nueva Izquierda y uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Oaxaca, la vida ha cambiado drásticamente.

La lucha en la que participaba Flavio es justa, sus hijas y el niño lo saben, lo habían visto trabajar siempre y saben que su papá «no es el hombre malo que dicen que era, por el contrario si tenía que quitarse los huaraches para dárselo a otro, se los quitaba».

ACOSO Y VIGILANCIA

Beatriz es la mamá de un niño de 10 años y tres mujeres de 15,16 y 20 años, con quienes vivió momentos muy difíciles, pues la familia fue acosada y vigilada, lo que en algún momento les hizo sentir temor, afirma.

Desde el 4 de diciembre en que Flavio Sosa fue detenido en la Ciudad de México, junto con otras tres personas, entre ellas su hermano Horacio, Beatriz sólo ha podido verlo en dos ocasiones, pues para entrar al penal de máxima seguridad tiene que llevar requisitos que van desde un acta matrimonial, una carta de no antecedentes penales y constancias de vecinos que la conocen, entre otros muchos papeles.

Ahora, Flavio puede comunicarse por teléfono con su familia durante 10 minutos de cada semana, cuenta Beatriz, quien considera que tantas medidas de seguridad son muestras de la represión institucional a un dirigente social.

Flavio está prácticamente aislado, poca gente ha logrado verlo desde diciembre y el juicio va lento, dice la esposa y hace un recuento de los delitos por los que se acusa al dirigente de Nueva Izquierda.

Algunas de las 13 acusaciones contra Flavio Sosa son: secuestro, robo calificado con violencia, lesiones calificadas, daños dolosos, incendio, sedición y ataques a las vías generales de comunicación.

De Flavio decían que tenía cuentas bancarias hasta en Suiza, casas y ranchos, expresa mientras esboza una leve sonrisa, pero nada es cierto, si así fuera mi condición de vida sería distinta. En tono de broma le decía a Flavio «dame el dinero de los bancos suizos» y nos reíamos de todo lo que decía la gente.

Hoy, agrega Beatriz, estamos saliendo con muchas dificultades adelante, con limitaciones, pero Dios nunca nos deja y la esperanza tampoco.

LA DESGRACIA DE APELLIDARSE SOSA

Si a Beatriz la vida le ha cambiado drásticamente, a Eva Martínez Maya también. Eva asegura que el único pecado de su esposo Horacio es apellidarse Sosa Villavicencio.

Madre de dos hijos, uno de ellos nació hace un mes, lamentó lo que ha sucedido en su familia y denunció que aún son objeto de hostigamiento por parte de policías judiciales que no dejan vigilar la casa familiar ubicada en el municipio conurbado de San Bartolo Coyotepec.

Nosotras no somos ni personas asesinas ni nada, el verdadero asesino ustedes saben dónde está, dice esta joven mujer que también denuncia las muchas dificultades que tienen para ver a su esposo, quien por ser hermano de Flavio también fue detenido, al igual que su cuñado Erick.

Eva refirió que sus otros dos cuñados están siendo acosados por las autoridades y preguntó ¿por órdenes de quién los persiguen?, «el único que se salva es otro de mis cuñados, quizá porque es un niño Down».

07/SJ/GG/CV

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