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Entrega Oportunidades 100 pesos mensuales a mujeres

Por Maribel Gutiérrez

Beatriz Márquez Lucrecio, indígena amuzga de la comunidad de Las Minas, municipio de Tlacoachistlahuaca, en el sureño de Guerrero, de más de 80 años de edad, ha atendido más de 400 partos en 40 años.

Se queja de la pobreza en que vive, igual que las mujeres que atiende, quienes a veces por un parto le pagan con un kilogramo de maíz porque no tienen dinero.

De acuerdo con su experiencia, en los 40 años que lleva de partera las mujeres están igual de pobres, para nada ha mejorado su situación, a muchas actualmente les dan el programa Oportunidades, que significa 100 pesos al mes, es decir, casi nada.

Doña Bety, como le llaman, una de las parteras más viejas de la región, dice que aprendió el oficio ante la necesidad porque cuando comenzó, hace 40 años, no había clínica en estas comunidades.

Con el tiempo, hace 10 años, comenzó a tomar cursos de capacitación en la Secretaría de Salud y le dieron un maletín con los instrumentos básicos.

Le dijeron que cuando abrieran la clínica en Las Minas ella iba a atender ahí los partos y que le iban a pagar. No le cumplieron y ahora, en la clínica de la Secretaría de Salud la rechazan.

Pero no la rechazan las mujeres amuzgas. Cuenta: «Me van a traer de las comunidades. Me voy caminando por el monte, descalza, a cualqueir hora». «Vienen por mí porque a veces no están los doctores o las doctoras en el Centro de Salud, o a veces ya se fueron a dormir».

Asegura que en 40 años ni una mujer ni un niño se han muerto en sus manos.

PARTERA DE TIEMPO COMPLETO

Fidela Santiago Hernández, de la comunidad amuzga de Huixtepec, municipio de Ometepec, tiene 62 años de edad y 24 de trabajar como partera, oficio que aprendió de su abuelita. Cuenta que las parteras siguen siendo indispensables en las comunidades indígenas, y habla de su trabajo.

«En octubre atendí cuatro partos. Yo salgo a atender partos, voy a un ranchito que se llama Ladrillera, me vienen a traer, a veces a las dos de la mañana, a veces a las 11, las 12, no hay hora, y la que no viene por mí se viene a aliviar a mi casa».

«Me pagan 100 pesos. Yo le doy el almuerzo, le doy la comida, le lavo su ropita a la enferma. Y cuando salgo ahora ya cobro 150.

«Me gusta ir a cursos para aprender. Hace ocho años me dieron mi diploma. Yo no sabía hacer tacto, ya me enseñaron».

Afirma que a ella no se le ha muerto ni una mujer ni un niño, pero sí sabe de muertes en el parto, de las que prefiere no hablar. Afirma que no ha sido desplazada por los médicos del Centro de Salud: «Cuando está ocupada la doctora y a mí me mandan llamar, y me voy a la clínica; estaba un enfermero que cuando se complicaba el parto me mandaba llamar.

«En Huixtepec (que tiene como 4 mil habitantes) hay veces que no hay doctor, dos o tres días o más, y no hay medicinas. Hay muchas enfermedades y no hay medicinas; no hay nada, nada, ni una medicina, para nada».

PROYECTO DE MUJERES INDÍGENAS

Hace dos años, la Coordinadora Estatal de Mujeres Indígenas se planteó impulsar una Casa de Salud, en la que confluyan parteras tradicionales y médicos.

Este comenzó en la ciudad de Ometepec el pasado ocho de noviembre y está previsto que esté en operaciones el próximo año en un anexo de las instalaciones de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Conadepi), aún llamado aquí INI, (el desaparecido Instituto Nacional Indigenista).

Para la Conadepi, esta Casa de Salud es parte de un proyecto piloto, con la colaboración de la Secretaría de Salud y de organizaciones de mujeres indígenas, y proyectos similares se desarrollan en Chiapas, Oaxaca, Puebla, Chihuaha y Michoacán. A la Casa de Salud de Ometepec vendrán parteras de cinco municipios de la región Costa Chica (Ometepec, Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca, Igualapa y San Luis Acatlán) de población amuzga, mixteca, tlapaneca y nahua.

«Las parteras, que son reconocidas por la comunidad, recibirán aquí materiales y capacitación y estarán trabajando con una médica», explica la dirigente mixteca de la organización Du Na Ñu Savi, Hermelinda Tiburcio Cayetano. Según el registro de la Secretaría de Salud, en esta región hay 709 localidades y 600 parteras.

Nellys Palomo, integrante de la organización civil de Kinal Antzetik, plantea que es necesario el compromiso de las autoridades de salud para avanzar en este proyecto, porque las ONG que lo impulsaron no tienen recursos suficientes para sostenerla, además del compromiso de las autoridades tradicionales.

En la presentación, la coordinadora del proyecto piloto Casas de Salud de las Mujeres Indígenas, de la Conadepi, Beatriz Terrazas, informó que el presupuesto que ese organismo le destinará viene del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

El día de la presentación de la Casa hubo una evidencia del rechazo y la discriminación a las promotoras. En una de las ventanas de la Casa de Salud, recién pintada y con vidrios nuevos, apareció la inscripción «locas», en letras negras con pintura de aceite.

En el acto público de presentación del proyecto las promotoras denunciaron esta agresión, y uno de los dirigentes del Consejo de la Nación Amuzga, Daniel Sánchez Néstor, dijo al coordinador de la Conadepi en esta región, Francisco de Borja Santos, que «el personal de Conadepi ha obstaculizado el trabajo de las mujeres», y lo invitó a que cambie el trato a las mujeres.

2003/MG/MEL

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