El doctor Leopoldo Gutiérrez Rodríguez, médico mexicano pionero en América Latina de la cirugía endoscópica, se hizo acreedor la tarde del sábado pasado al Premio Nacional de Cirugía Endoscópica que por primera vez en México otorgan la Asociación Mexicana de Cirugía Endoscópica (AMCE) y la Academia Aesculap.
Dicho galardón en adelante llevará su nombre como reconocimiento a su amplia trayectoria como cirujano y pionero de la cirugía endoscópica, la cual permite realizar diagnósticos por visión directa de las lesiones por medio una videocámara electrónica que se introduce a través de incisiones de dos centímetros en casi cualquier parte del cuerpo.
De acuerdo con datos proporcionados por el director de Investigación y Desarrollo de la Secretaría de Salud (Ssa), Rodolfo Cano, quien acudió en representación del secretario de Salud, Julio Frenk Mora, diariamente se realizan entre cinco y 10 cirugías endoscópicas en 150 hospitales del sector salud.
Para Rodolfo Cano, la introducción de la técnica endoscópica a nuestro país en 1990, permite hoy importantes ahorros al sector salud, dado que la infección de la herida es poco frecuente, la estancia hospitalaria es más corta, la recuperación postoperatoria es más rápida y en ocho días a más tardar, las personas pueden reincorporarse a sus actividades laborales.
Diversas son las enfermedades tratadas con esta técnica quirúrgica, entre ellas las relacionadas a la vesícula biliar y sus conductos, enfermedades del esófago, colon y tórax, así como en la formación de cálculos biliares, enfermedad que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres que han tenido múltiples embarazos, generalmente a partir de los 40 años.
Asimismo, el uso de la laparoscopia ha permitido convertir lo que tradicionalmente era una histerectomía abdominal en una histerectomía vaginal, con todas sus ventajas: menos tiempo de hospitalización, disminución del tiempo de recuperación, menos dolor, menor pérdida sanguínea y menos complicaciones.
En este sentido, Rodolfo Cano aseguró que la enseñanza médica debe garantizar el aprendizaje de la técnica endoscópica, a fin de que ésta se convierta en una habilidad normal y no excepcional, toda vez que en nuestro país, sólo tres mil 500 cirujanos son endoscopistas.
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