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Equidad de género, un camino contra el desempleo femenino

Por Redaccion

Ante el empeoramiento de la situación del mercado laboral para las y los jóvenes en América Latina, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) considera que una de las opciones políticas de fomento de la inserción laboral es la equidad de género, además de la empleabilidad, espíritu empresarial y generación de empleo.

Existen barreras específicas que impiden el acceso de muchas mujeres al mercado laboral, dice Jürgen Weller en su artículo La inserción laboral de los jóvenes. Características, tensiones y desafíos, publicado recientemente en la Revista de la CEPAL No 92.

Dichas barreras se deben sobre todo a obstáculos relacionados con pautas tradicionales de la división de trabajo: las mujeres son relegadas al ámbito privado y están a cargo de la reproducción, mientras los hombres actúan en el ámbito público y son responsables del trabajo productivo.

Destacan aquí, por una parte, los roles asignados a las jóvenes de familias de escasos recursos que viven en zonas rurales, en muchos casos encargadas del cuidado de los hermanos menores u otros oficios del hogar.

Y por otra, las madres jóvenes con pocos recursos de zonas urbanas, que suelen tener dificultades para encontrar y financiar servicios de atención a sus hijos durante la jornada de trabajo.

Con el objetivo de garantizar la igualdad de oportunidades de género a la hora de la integración en el mundo laboral, las políticas de fomento de la inserción laboral juvenil deben considerar estas necesidades específicas de los distintos grupos de mujeres jóvenes, asegura Jürgen Weller.

Cabe resaltar que la integración de los oficios del hogar y la inserción laboral no puede interpretarse como tarea exclusivamente de las mujeres.

Por otra parte, hay que tomar en cuenta la perspectiva de género en la formación profesional, tanto para mejorar la calidad de los programas en ocupaciones a las que las mujeres han tenido acceso tradicionalmente como para ampliar su acceso a las demás.

Otra medida para mejorar la empleabilidad de las mujeres jóvenes es el apoyo a la definición de estrategias laborales personales.

Estas estrategias abarcan, entre otros componentes, el establecimiento temprano de contactos en el mundo laboral y su conocimiento, así como la mejoría de la información sobre el mercado de trabajo en general y sobre las opciones laborales y de capacitación.

Con ello contribuyen al desarrollo del capital cultural y social, y de la autoestima, todos elementos muy importantes para la inserción laboral, en los cuales las mujeres jóvenes, sobre todo de hogares de bajos ingresos, suelen tener marcadas desventajas.

En general, las políticas de empleo, específicamente las dirigidas a los jóvenes, deben adoptar un enfoque transversal de género, reconociendo las múltiplas trabas y desigualdades que enfrentan las mujeres en el acceso al mercado de trabajo y en el mundo laboral mismo.

En parte estos problemas se deben a actitudes discriminatorias, que deben identificarse y enfrentarse. En este sentido, las leyes antidiscriminatorias tienen tanta relevancia (o más) para estimular los procesos de cambio social y cultural hacia sociedades más equitativas como para corregir transgresiones puntuales, especialmente porque la discriminación suele disfrazarse con argumentos racionales de eficiencia, señala Weller.

JÓVENES Y DESEMPLEO EN AMÉRICA LATINA

Para las y los jóvenes, el trabajo significa no sólo la adquisición de dinero, pues desde el inicio de la era moderna, la inserción laboral de los jóvenes es el elemento clave para pasar a la vida adulta. Es trabajo es un eje de la integración social, fuente de sentido para la vida personal, espacio para la participación ciudadana y motor del progreso material.

Pero entre 1990 y 2003 la generación de empleo asalariado fue débil y la tasa de desempleo regional aumentó de 7.5 por ciento a un 11 por ciento en la región latinoamericana.

Además, se extendió la informalidad y se incrementó la precariedad de las condiciones laborales. La tasa de desempleo juvenil duplica con creces la de los adultos: un 15.9 por ciento, comparado con un 6.6 por ciento alrededor de 2003/2004, y la brecha entre jóvenes y adultos es parecida para hombres y mujeres.

Según Jürgen Weller, para avanzar significativamente en su inserción laboral y enfrentar estas tensiones, una precondición indispensable es contar con un entorno macroeconómico favorable y emprender algunas opciones de políticas de fomento de la inserción laboral de las y los jóvenes, que se aglutinan en torno a cuatro grandes grupos: empleabilidad, equidad de género, espíritu empresarial y generación de empleo.

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