El próximo 10 de diciembre se conmemora el Día de los Derechos Humanos y el pasado 29 de noviembre se celebró el Día Internacional de las Mujeres Defensoras de los Derechos Humanos.
En México es reciente el reconocimiento a las personas que día a día trabajan por la defensa de los Derechos Humanos (DH), ser defensora o defensor es una actividad de alto riesgo que en muchas ocasiones tiene como resultado el encarcelamiento y en casos extremos la muerte.
Erika Zamora Pardo es una defensora de DH que ha vivido la tortura y el encarcelamiento por defender el derecho a la educación en las comunidades indígenas.
Erika nace en el seno de una familia campesina en el poblado de Rosario, en el Valle del Mezquital, Hidalgo. Hija de Alfonsa Pardo Lozano y de Justino Zamora Pacheco, aprendió a respetar y amar la tierra, a cultivarla y a mirar la injusticia que muchas personas viven a manos del poder caciquil que limita sus recursos y expectativas de vida.
Erika cursa hasta la secundaria en el Rosario y casi por casualidad llega a ser presidenta de la sociedad de alumnos. Inquieta y propositiva logra construir un salón más para que ningún grupo tenga que tomar clases en el patio del plantel.
Es ahí donde Erika descubre que con organización y participación colectiva se puede transformar el entorno, y así encabeza la lucha para destituir al director, a quien la comunidad estudiantil acusó de cacique.
Ser proactiva lleva a Erika a estudiar el bachillerato fuera de su comunidad, así que se traslada a la Ciudad de México donde su hermano mayor y su tía estudian. Ingresa al Colegio de Ciencias y Humanidades Azcapotzalco.
Cuando Erika cursa el tercer semestre de bachillerato inicia su activismo estudiantil en el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), para después integrarse al Comité Estudiantil Metropolitano (CEM).
El activismo político-estudiantil de Erika se da en el marco del levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en Chiapas en 1994.
Las y los estudiantes organizaron caravanas de apoyo al EZLN. Erika participa en más de una ocasión y se da su trasformación político-ideológica.
A través del CEM, Erika trabaja como alfabetizadora en las comunidades pobres del país. En 1998 conoce a integrantes de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos (OIPMT).
Erika comparte con Ricardo Zavala y Efrén Cortez la responsabilidad de alfabetizar a comunidades indígenas de la Costa Chica de Guerrero. La OIPMT les brinda alojamiento y alimentación.
La madrugada del 7 de junio de 1998, elementos del Ejército rodearon la escuela primaria Caritino Maldonado, en la cual dormían los tres jóvenes alfabetizadores y varios indígenas, quienes habían participado en una asamblea para tratar proyectos productivos para sus comunidades.
Ricardo Zavala murió en la incursión militar; ella y Efrén fueron detenidos junto con otros sobrevivientes. Sufrieron torturas y fueron acusados de pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Ocho días después de la masacre, el 15 de junio, Erika recibió auto de formal prisión bajo los cargos de delincuencia organizada, terrorismo y acopio de arma de fuego exclusiva del Ejército. Fue sentenciada a ocho años y medio de prisión.
Primero fue recluida en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, y luego se le trasladó al Centro de Readaptación Social de Chilpancingo, Guerrero, donde permaneció cuatro años.
Gracias al apoyo que le brindaron organizaciones estudiantiles, sociales, no gubernamentales y de DH, Erika Zamora Pardo fue liberada el 30 de mayo de 2002 tras cuatro años de prisión y 22 días en huelga de hambre.
Erika nace el 29 de octubre de 1976; hoy sigue trabajando a favor de los DH en la Red Solidaria Década Contra la Impunidad, y nos hereda su valor y su trabajo sin descanso para que el respeto de las garantías humanitarias sea una realidad.
*Periodista y fotógrafa mexicana, integrante de la Red Nacional de Periodistas.
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