Al igual que la mortalidad materna y los decesos por cáncer cérvico uterino, las muertes de mujeres por cáncer mamario son reflejo del fracaso de las políticas nacionales de salud implementadas desde hace más de una década, sin que hasta el momento hayan podido abatir estas escandalosas muertes.
De acuerdo con estadísticas del sector salud, los tumores malignos ocupan el segundo lugar de mortalidad entre la población mexicana. En 1995, el cáncer de mama contribuyó con tres mil muertes, mientras que en 2001 se reportaron más de tres mil 500 decesos, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Se conoce que cada día mueren 10 mexicanas por cáncer de mama en el país. Mientras que la tasa de mortalidad por este tumor maligno en 2003 fue de 15.3 por cada 100 mil mujeres de 25 años o más.
Por su parte, la directora de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud (SS), María de Lourdes Quintanilla, aseguró que en el año 2000, tres mil 750 mujeres murieron por cáncer mamario, lo que significó un incremento de 58 por ciento en la última década.
En vísperas del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), el gobierno de Vicente Fox no ha dado una respuesta eficaz para detener el deceso de mujeres por este problema de salud pública que cobra mayor importancia en los estados del norte del país, en forma contraria de lo que ocurre en los sureños, donde el cáncer cérvico uterino presenta mayores índices de mortalidad.
INEQUIDAD
Debido a su creciente incidencia, el cáncer de mama es probablemente el más temido por las mujeres, pues se ubica entre las primeras causas de mortalidad de la población femenina en edad reproductiva.
En muchos casos, su detección se hace en una etapa avanzada, cuando las posibilidades de salvar la vida de las mujeres son escasas.
En la publicación Salud: México 2002, la SS explica que la autoexploración, el examen médico, el ultrasonido y la mamografía sirven para detectar el cáncer de mama de forma oportuna.
Sin embargo, a veces la exploración física no es suficiente para descubrir lesiones iniciales, por lo que es recomendable realizar una mamografía cada dos años. Estudio al que la mayoría de las mujeres no se someten.
Para Socorro González, integrante de la mesa directiva del Grupo Reto, organización civil de apoyo a mujeres con cáncer mamario, dentro de algunos años «esta enfermedad será la primera causa de muerte entre las mexicanas, desbancando al cáncer cérvico uterino».
SE AGUDIZA EL PROBLEMA
En México, el cáncer mamario es una enfermedad de diagnóstico tardío, ya que de las pacientes acuden a los hospitales del sector salud cuando la enfermedad ya está muy avanzada.
De acuerdo con la SS, no es muy común que este padecimiento se presente antes de los 30 años de edad, pero su incidencia aumenta de manera importante después de la menopausia. Sin embargo, ya existen evidencias de que este mal cada vez se presenta en mujeres de edades más cortas.
Hasta hace poco, este tipo de cáncer afectaba sobre todo a mujeres mayores de 40 años, que representan 23 por ciento del total de la población femenina del país.
A pesar de que la SS aseguró en su tercer informe que ha fomentado acciones para reducir la tasa de defunciones por cáncer mamario, se estima que la edad promedio de las mujeres que mueren es de 57 años.
El incremento de este mal en los últimos años está relacionado con factores socioeconómicos de las ciudades industrializadas, aunque también influyen el primer parto después de los 30 años, la menstruación en edad temprana y la menopausia tardía.
Hasta hoy, el Estado ha incumplido su obligación de ofrecer acceso a las mujeres a los servicios de salud para detener la mortalidad por cáncer de mama. Después de una década las cifras no sólo no han disminuido, por el contrario muestran un alarmante incremento por este tipo de cáncer, que al igual que el cérvico uterino, es prevenible.
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