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Estrés y depresión afecta lactancia materna

Por la Redacción

El concepto de «apego seguro» comienza cada día a tener más importancia en los partos, la lactancia y el desarrollo de los menores.

Según explica Mónica Kimelman, psiquiatra y experta en salud mental de bebés de la Universidad de Chile, esto tiene que ver con un proceso de vinculación armónica entre madre, hijas e hijos, en el que incluso ella puede reconocer matices en el llanto de su bebé.

Expertos que trabajan en maternidad y pediatría advierten sobre un nuevo fenómeno: las madres jóvenes, y sobre todo quienes ingresan al campo laboral, están dejando tempranamente de amamantar a sus hijos, debido al estrés, la depresión y un ambiente de trabajo no favorable a la maternidad.

Mónica Guitart, jefa de la Clínica Santa María, en Chile, afirma que muchas madres creen ser malas productoras de leche. Sin embargo, sólo el 25 por ciento de ellas tiene alguna dificultad en la lactancia durante las primeras tres semanas de vida del bebé, según difunde Servicio de Noticias de la Mujer (SEM).

«El problema real tiene que ver con el ingreso de las mujeres a la actividad laboral, la carga de trabajo y sobre todo un entorno que no les facilita tiempo suficiente para amamantar, lo que genera mucho estrés en las madres y el posterior abandono de la lactancia», comenta la experta.

El doctor Hugo Salinas, jefe de la maternidad del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, es categórico: «la vida moderna atenta contra la lactancia materna, ya que en la producción de la leche influyen mucho los factores ambientales».

Por lo tanto, el estrés, la depresión -que según el especialista están aumentando en las madres que amamantan-, dormir mal y las preocupaciones diarias alteran la conexión que hay entre el cerebro y las glándulas que producen leche, lo que repercute en una disminución paulatina del alimento natural.

María Eugenia Hubner, jefa del servicio de Neonatología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, explica, además, que para mantener la lactancia la madre necesita el estímulo de la succión del bebé en forma periódica -cada cuatro horas aproximadamente-, lo que permite estimular la normal producción de la prolactina, hormona encargada de la producción de la leche materna.

«Pese a la intención real de las madres de alimentar a sus hijos con leche materna, no encuentran las condiciones físicas ni psicológicas adecuadas para lograrlo. Corren para amamantar a sus hijos en un período muy corto de tiempo, muchas veces no pueden sacarles leche en los trabajos y finalmente cuando están junto al bebé permanecen nerviosas y estresadas, estado que capta el niño y lo lleva a negarse muchas veces a comer».

2004/GV/SM

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