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Excluye Sistema de Cuentas Nacionales trabajo doméstico

Por Miriam Ruiz

El trabajo doméstico sin paga es una de las actividades más productivas del país, por encima de la industria manufacturera o turística. Sin embargo, al no estar registrado en el Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM), su celebración el próximo 22 de julio pasará desapercibida entre el plumero y el sacudidor.

En 1983, en el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Lima, Perú, fue declarado el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico, a fin de reconocer el aporte que desde el interior de sus hogares hacen las mujeres a la sociedad y la economía nacional.

Pese a que desde hace una década organismos internacionales como las Naciones Unidas, economistas feministas y hasta el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), generan modelos para darle un valor económico al lavado o cuidado de las y los menores, el gobierno mexicano no se anima a ponerlo a competir frente a otras ramas del Producto Interno Bruto (PIB).

Y esto, porque el valor de los servicios domésticos no pagados sería equivalente al 20.5 por ciento del PIB a precios de mercado, de acuerdo con un modelo analizado por María Eugenia Gómez Luna, del INEGI.

«Pero al compararlo con el PIB en valores básicos -sin impuestos-, aumenta a 22.6 por ciento; una proporción mayor que la correspondiente a cada una de las grandes divisiones de la actividad más importante de la economía mexicana: la industria manufacturera, con el 21.5 por ciento».

La analista advierte que otras mediciones en el mundo otorgan al trabajo doméstico hasta 50 por ciento del PIB, «porcentaje que al parecer tiene su origen en el comportamiento que presenta en los países desarrollados», con salarios elevados en la parte básica y en otras contribuciones.

De manera similar, Mercedes Pedrero, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que el valor económico del trabajo doméstico asciende a 17.6 por ciento del PIB, según su propio análisis.

UN DIA AJETREADO

Jefa de su hogar, Mónica se levanta a las cuatro y media de la mañana cada día laboral para alistar a sus hijas e hijos para llevarlos a la escuela.

Terapeuta del lenguaje que habita en una zona limítrofe de la ciudad de México, está dispuesta a desplazarse un par de horas diarias de la casa, a la escuela, a la clínica y a su consultorio privado para mantener el nivel educativo de una universitaria, un adolescente y dos niños.

Cuado regresa a casa, generalmente de noche, se apoya con su hija mayor para cocinar y estar atenta a la preparación de la merienda, el cuidado de las tareas y limpieza de la ropa, uniformes y mil detalles más que mantienen el hogar en funcionamiento.

Sin ganancia extra, apenas el aplauso familiar, se encarga además de vigilar la seguridad y mantenimiento de la casa, el buen funcionamiento de la televisión, la computadora, la regadera, así como de su indispensable automóvil.

¿Y CUANTO CUESTA ESO?

El valor estimado anual en el análisis de María Eugenia Gómez Luna para todo el trabajo doméstico de las mujeres es de poco más de 337 mil millones de pesos y 64 mil millones de pesos para el que realizan los hombres.

El cuidado de enfermos -considerado por muchos una obligación del estado-, así como el cuidado infantil (sin incluir su transportación) o de la tercera edad suman los valores más altos de esta estimación en el caso de las mujeres, seguidos por la combinación de la limpieza del hogar y la preparación de los alimentos diarios.

Esta estimación incluye también el pago de servicios, los trámites bancarios y otras compras, el lavado de trastes, de ropa, planchado, acarreo de agua o leña; además el cuidado de animales o de la parcela. Esta última es la única actividad a la que los varones dedican más horas que las mujeres.

TRABAJO «PROPIO» DE MUJERES

El análisis Uso del Tiempo y Aportaciones en los Hogares Mexicanos del INEGI, revela que el 40 por ciento del tiempo de las mujeres se destina al trabajo doméstico y al cuidado de las y los niños, contra sólo seis por ciento del tiempo que los hombres dedican a tales actividades.

Por el contrario, los hombres invierten el 41 por ciento de su tiempo trabajando en el mercado laboral, contra el 12 por ciento del tiempo de las mujeres.

Desde niñas -de ocho a 14 años de edad-, las mujeres invierten en el trabajo doméstico una mayor parte de su tiempo en relación con los varones de la misma edad, 10.1 por ciento, contra 3.4 por ciento.

Estos porcentajes se incrementan en el grupo de jóvenes de 15 a 29 años, donde las mujeres invierten el 25 por ciento de su tiempo en el trabajo en el hogar, mientras que los hombres sólo el 3.6 por ciento.

Sin embargo, un comparativo con países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), revela que la situación es semejante en Europa.

De acuerdo a este análisis las mexicanas dedican casi el mismo número de horas semanales al «quehacer» no remunerado que las alemanas (35.14) o las australianas (35.42), pero hasta tres horas menos que las italianas (38.30). En Dinamarca la población femenina ocupa únicamente 22 horas semanales en promedio a las labores domésticas.

Cabe notar que el mismo comparativo revela que los varones mexicanos dedican en promedio 10 horas semanales a este trabajo casi de manera similar a los daneses (11.19). En cambio, los varones suecos son los que dedican un mayor número de horas a esas labores con un 21.3 en total.

MEDIR PARA DECIDIR

La analista del INEGI, María Eugenia Gómez Luna asegura que incluir el valor del trabajo doméstico sirve para apoyar el diseño, y evaluación de las políticas públicas y la toma de decisiones de toda la sociedad.

Esta –agrega-, «es una de las demandas más sentidas y reconocidas internacionalmente y atañe al cumplimiento de un compromiso derivado de las convenciones internacionales sobre la mujer y la problemática social, al tiempo que abre un amplio horizonte analítico para articular la vida económica».

Por ello, las economistas feministas y otras asesoras del sistema de Naciones Unidas continuarán pugnando por un documento que permita medir estadísticas básicas del Sistema de Cuentas Nacionales 1993 (SCN 93), a fin de que incluya al trabajo doméstico posición que es avalada por la ONU, la OCDE, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

. Mientras tanto, el próximo 22 de julio, Mónica se levantará antes de que salga el sol y como cada día continuará su jornada doméstica y laboral. Por la noche se preguntará una vez más ¡Hasta cuándo se le dará al trabajo doméstico el valor que realmente tiene!.

2004/MR/GV/SM

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