En el marco de la campaña mundial de Amnistía Internacional (AI) para poner fin a la violencia contra las mujeres, la secretaria general de este organismo, Irene Khan, urgió a los miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas a garantizar a la población femenina una vida libre de violencia.
«Una década después de que la Conferencia de Viena refrendara los derechos de la mujer como derechos humanos y que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU nombrara una relatora especial sobre la violencia contra la mujer, una de cada tres mujeres en el mundo sigue sufriendo abusos graves, ataques y violencia sexual a causa de la desigualdad y la discriminación, la impunidad y la indiferencia tanto del Estado como de la sociedad», aseguró Khan.
En este sentido, llamó la atención en cuanto a la posición única que ocupa la comisión para exigir a los Estados que cumplan las normas que garantizan el derecho de las mujeres a no ser víctimas de violencia.
Según AI, el año pasado había 54 países en los que existían leyes discriminatorias para las mujeres, 79 en los que no había legislación contra la violencia en el ámbito familiar y 127 que carecían de normas contra el acoso sexual.
Khan dijo que un gran reto para AI es «desafiar a la Comisión de Derechos Humanos de la Onu para reformarse, estableciendo criterios transparentes y objetivos para seleccionar los países a los que someterá a examen; poniendo en marcha un sistema más eficaz de vigilancia y evaluación de la aplicación que los Estados hacen de sus recomendaciones».
Ya que «de no actuar con rapidez y eficacia, dijo podría convertirse en un órgano irrelevante», advirtió la representante de AI.
En vísperas del 60 periodo de sesiones de la comisión que se celebrará en la segunda quincena de este mes en Ginebra, Khan comentó que: «la Comisión es el órgano de derechos humanos por antonomasia de la ONU. Se creó para proteger y defender los derechos humanos y para denunciar las violaciones. Sin embargo, se ha comportado de manera desordenada, y actuando según conveniencias políticas, haciendo oídos sordos a violaciones de derechos humanos y permitiendo que los responsables no sean castigados».
Por otro lado, la secretaria general de AI se manifestó satisfecha por el nombramiento de Louise Arbour como próxima alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos: «Contamos con ella para que proporcione un liderazgo a la maquinaria de derechos humanos de las Naciones Unidas».
Aunque advirtió que la responsabilidad reside en los Estados miembros de la ONU en un momento en el que la confianza de la organización es escasa y en el que el respeto por el derecho internacional y los derechos humanos se encuentra sometido a presiones sin precedentes.
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