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Exigen recursos para atender salud sexual de las adolescentes

Por Guadalupe Cruz Jaimes

Debido a los “grandes vacíos” en la atención de la salud sexual y reproductiva de los 11 millones de adolescentes (de 15 a 19 años), de los cuales la mitad son mujeres, activistas demandaron que la Secretaría de Salud (Ss), ahora encabezada por Mercedes Juan López, mantenga y fortalezca el programa de acción específico para esta población.
 
Lurel Cedeño, colaboradora en el área de Derechos Sexuales y Reproductivos de la organización Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, destacó la importancia de que continúe el Programa Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes con el fin de abatir problemáticas como el embarazo en las menores de 20 años.
 
En entrevista con Cimacnoticias, la también integrante de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser) apuntó que el programa debe recibir más recursos, y se tiene que vigilar su cumplimiento, pues durante la pasada administración quedaron pendientes varías de sus metas y líneas de acción.
 
Por ejemplo –explicó– el programa se planteó reducir la tasa de fecundidad adolescente a 58 hijas e hijos por cada mil adolescentes, pero hasta la última medición de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2009, se situó en 69.5.
 
También tenía como meta elevar de 38.2 en 2006 a 70 por ciento en 2012 a las usuarias de anticoncepción tras tener un parto o un aborto, pero en 2011 sólo alcanzó 49.5 por ciento.
 
El incumplimiento de los objetivos está ligado a la escasa asignación presupuestal que recibió el programa para adolescentes, advirtió Lurel Cedeño.
 
Según información del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva –dependiente de la Ss–, en 2009 ese programa recibió 37 millones de pesos (mdp); en 2010 no tuvo recursos, mientras que en 2011 se le asignaron 50 mdp, y para este año se le etiquetaron 100 mdp.
 
Cedeño añadió que además de consolidar el programa, es preciso que la Ss se coordine con otras dependencias como la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), para garantizar el acceso de las y los adolescentes a sus derechos sexuales y reproductivos.
 
BARRERAS DE ACCESO
 
Con base en algunos los resultados del proyecto “Unámonos por la salud de jóvenes rurales e indígenas”, que lleva a cabo la Alianza Nacional por el Derecho a Decidir (Andar) en comunidades indígenas de cuatro estados, la activista mencionó algunos de los obstáculos que la juventud debe sortear para acceder a un método anticonceptivo.
 
Tras analizar la situación en 32 clínicas de la Ss y del IMSS Oportunidades en Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y Guerrero, Cedeño señaló que las barreras se acentúan en las adolescentes, ya que el personal les pide que acudan acompañadas por sus padres o por su pareja para que les pueda dar información o proporcionarles algún método.
 
Los prestadores de servicios les cobran la consulta si no son beneficiarios del programa Oportunidades. Además de que les dan información incorrecta sobre el uso y efecto secundario de los métodos. Por ejemplo “les dicen que los anticonceptivos engordan, y que la pastilla de anticoncepción de emergencia es abortiva”.
 
Mientras que en algunas clínicas de IMSS Oportunidades “les negaban la atención, diciendo que era ilegal brindar ese servicio a adolescentes”.
 
Cristian Rodríguez, operador de Proyectos del Área de Jóvenes de Católicas por el Derecho a Decidir, otra de las organizaciones que trabajan en el proyecto de Andar, también denunció la falta de capacitación del personal y de espacios adecuados a donde se pueda brindar atención confidencial a las y los adolescentes.
 
“Los ‘atienden’ en los pasillos, en un consultorio en el que están otras personas o con la puerta abierta. Si no son de la comunidad les niegan la atención y sólo les dan un folleto con información cargada de valores orientada a que no ejerzan vida sexual”, dijo a Cimacnoticias.
 
En estas clínicas, el personal directivo sí conoce el programa específico para adolescentes, pero el personal que lo opera lo desconoce. Si la información se les niega en los servicios de salud, las y los adolescentes se quedan sin herramientas para ejercer una sexualidad sin riesgos de embarazos no deseados o infecciones de transmisión sexual, ya que tampoco tienen acceso a educación sexual en las escuelas de la comunidad.
 
Además del análisis e investigación, organizaciones integrantes de Andar llevaron a cabo campañas informativas con adolescentes, la comunidad y medios de comunicación locales, a fin de sensibilizar a esta población.
 
El activista lamentó que aun cuando las y los adolescentes son informados, no pueden acceder a información ni a métodos anticonceptivos porque “en los centros no hay atención diaria, sólo los reciben en horario matutino, o se les niega porque no hay personal”.
 
12/GCJ/RMB

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