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Explotación sexual infantil, círculo vicioso

Por Cecilia Lavalle

Dos partes de un mismo círculo; círculo vicioso, desgraciadamente. En la primera parte se encuentra la explotación sexual infantil. En la segunda, las víctimas y la impunidad.

El pasado miércoles se celebró en Mérida, Yucatán, el Foro Nacional contra la Explotación Comercial y No Comercial Infantil. Como suele suceder las noticias van de malas a peores.

Organismos internacionales calculan que en el mundo hay 2 millones de niñas y niños víctimas de este tipo de explotación que incluye pederastia, pornografía y turismo sexual. En México se estima que existen entre 25 y 35 mil menores de edad en esta situación.

Se ha convertido en una actividad ilegal muy lucrativa –genera ganancias de alrededor de 7 mil millones de dólares– sólo por debajo del tráfico de drogas, de armas y de personas. Además, cada vez se convierte en una actividad menos riesgosa, porque el gobierno está ocupado con narcotraficantes, sin contar que el crimen organizado diversifica sus negocios.

Esta actividad cuenta con aliados, por acción u omisión. En materia de legislación, infiltración, búsqueda y sanciones contra la pornografía infantil en Internet estamos a «años luz» de países como España, Estados Unidos y Brasil, que son los favoritos de pederastas y pornógrafos. Eso dijo Roberto Caballero Velasco, jefe de las Unidad de la Policía Cibernética y Delitos contra Menores de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.

Y por si alguien lo ponía en duda, aseveró que en 2003 se detectaron 350 sitios exclusivos y sin restricciones de pornografía y pederastia; de los cuales, en México, se ubicaron 142.

El funcionario afirmó que en el año 2000, 48 por ciento de las víctimas de pederastia en la Web tenían entre 12 y 17 años; mientras que las víctimas entre los 0 y 4 años representaron 4 por ciento. Recientemente el índice de víctimas de recién nacidos a un año aumentó a 5 por ciento.

Por su parte, un agente perteneciente a la Unidad de Policía Cibernética y Delitos contra Menores, que participó de manera anónima, aseguró que un pedófilo sólo necesita 10 minutos para convencer a una o un menor de que se desnude.

¿Qué se hace en México con esta dura realidad?

Poco, muy poco. Y aquí entramos en la segunda parte de este círculo. El agente de la Policía Cibernética aseguró que sólo se castiga 2 por ciento de los casos registrados sobre explotación comercial infantil. Y cifras similares deben registrar los casos de explotación sexual no comercial. Para muestra un botón: el caso Succar Kuri.

La semana pasada la activista y periodista Lydia Cacho aseguró que si el Tribunal Superior de Justicia de Quintana Roo no interviene y revisa la actuación del juez de lo penal que da seguimiento al caso, Víctor Echeverría Tun, el pederasta podría purgar su condena en su domicilio, justo donde abusó y videograbó a menores de edad.

Y es que Succar cumplirá 64 años el próximo 4 de septiembre; de manera que estará en condiciones de que la ley le permita cumplir su condena en casita.

¿Y las víctimas? La misma Lydia nos da su opinión en un artículo que percibo lleno de tristeza. A continuación, el extracto de algunos párrafos (Plan B, El Universal, julio 14).

Si tiene usted una hija o un hijo que sufrió abuso sexual infantil, no denuncie ante las autoridades; dedique su tiempo a sanar su mente, su cuerpo y su alma. Es mi conclusión luego de agotar las instancias judiciales contra Los demonios del Edén.

Las autoridades forzarán a la criatura a narrar nueve o diez veces el abuso con lujo de detalles. Ministerios Públicos, médicos legistas y jueces pondrán en duda cada palabra de la víctima.
Las niñas serán sometidas a estudios ginecológicos bajo el falso precepto de que deben existir desgarres físicos visibles, negando la elasticidad vaginal y que los violadores usan condones o lubricantes.

A los niños de 0 a 15 años los forzarán a brutales exámenes proctológicos para expandir la zona anal, y dependerán de un médico que, sin conocimientos de victimología y sexualidad, dictaminará si hubo o no penetración de objetos u órganos.

El juicio tardará entre año y medio y cuatro años, durante los cuales el abusador podrá interponer tantos recursos como su cartera se lo permita. Mientras, usted deberá tener tiempo y dinero para dedicarse a visitar procuradurías, médicos, legisladores, burócratas del DIF rebasados por el trabajo y sin herramientas para ayudarle. Deberá conseguir abogados especializados en abuso sexual infantil y que no se alíen al pederasta o sus redes de apoyo.

Deberá mantener la tranquilidad para acunar a su criatura en las incontables noches de pesadillas. Ser paciente cuando llaman de la escuela porque no se concentra, no juega o no hace sus tareas. Si es adolescente, podrá enfrentarse a la fuga, adicciones, anorexia o bulimia.

Se nos conmina a denunciar la pederastia, concluye Lydia Cacho, pero en tanto la justicia siga violentando a las víctimas, no hay derecho a exigir semejante sacrificio.

[email protected]

* Periodista y feminista mexicana en Cancún Quinta Roo, integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.

08/CL/GG/CV

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