Inicio Fallece Rosa Elena Simeón, reconocida científica cubana

Fallece Rosa Elena Simeón, reconocida científica cubana

Por la Redacción

La doctora Rosa Elena Simeón Negrín, ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), falleció en La Habana el 22 de octubre, a los 61 años, como consecuencia de un prolongado y grave padecimiento.

Aunque como científica vivió con entereza su enfermedad, se mantuvo al tanto del quehacer del CITMA e, incluso, asistir a importantes eventos, aún cuando ello suponía un mayor desgaste de su cuerpo enfermo, dijo una nota oficial publicada a raíz de su deceso.

En 1966, Simeón Negrín obtuvo el doctorado en Medicina por la Universidad de La Habana y en 1975 el grado científico de Doctora en Ciencias Veterinarias, además de la condición de Investigadora Titular en 1981.

Entre 1969 y 1985 fue jefa del Centro Nacional de Salud Animal, del Departamento de Virología del Centro Nacional de Investigaciones Científicas e integrante de la dirección del Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias.

En 1985 fue designada Presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) y de la Comisión Nacional del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Desde 1994, ocupó el puesto de titular del naciente Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

«Teníamos una relación cordial con ella, le preocupaba el desarrollo de las investigaciones sociales del CITMA y la aplicación en la práctica del resultado de los trabajos de los científicos del país», cuenta una profesional vinculada al tema medioambiental. «La respetamos por su entereza y su criterio, que defendía con coherencia, conocimiento y diálogo», añade.

En su larga carrera, Rosa Elena, como la nombraban en la isla hasta quienes no la conocían personalmente, obtuvo relevantes resultados docentes y de investigación por lo que le fue conferida la orden Carlos J. Finlay, el más alto reconocimiento nacional a las personalidades científicas.

Para la doctora Concepción Campa, autora principal de la primera y única vacuna en el mundo contra el meningococo del grupo B, «Rosa es un ejemplo para todos los científicos de Cuba, por su consagración, entrega, responsabilidad». A su juicio, «nunca se podrá hablar de las ciencias en el país sin mencionarla a ella».

Según la especialista y colega de Simeón, «sin su apoyo hubiera sido muy difícil el desarrollo de la vacuna contra la enfermedad meningocóccica».

Entre sus características estaban «su alegría, voluntad, disposición, creatividad. Sabía dirigir con mano fuerte, pero con la dulzura de la mujer», recordó Campa.

Otros que la conocieron señalan que también la distinguía su modestia y que prefería evitar relatos donde su protagonismo era inevitable.

En 1971, dirigió el equipo que realizó el diagnóstico de un brote de fiebre porcina africana, que causó grandes pérdidas económicas a Cuba, pero «jamás logré sacarle una palabra de ese episodio», agregó Peláez.

2004/LR

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