La noche envuelve a El Hábito. El fresco nocturno relaja las calles del barrio de Coyoacán. Afuera del bar, varios reporteros y reporteras aguardan a «la estrella» de esta velada: la ex titular del Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles. Adentro, decenas de feministas, intelectuales, gente de la política, y demás parroquianos, saturan el lugar, y adelantan los primeros tragos para celebrar el triunfo de la Ley Robles.
Cerca de las diez, Rosario llega en su automóvil negro acompañada de su esposo Julio Moguel, y como abejas, las cámaras, reflectores, micrófonos y grabadoras se abalanzan sobre la ex líder sindical. Ella prefiere no responder gran cosa a los representantes de los medio de comunicación. Pero ante la pregunta obligada «¿qué piensa del fallo de la Corte sobre el aborto?, alcanza a decir «es un reconocimiento a la lucha de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos». La molestia en su rostro es inocultable cuando una reportera de Televisa le inquiere –ávida de nota–: «¿la decisión de la Corte impulsa su campaña para dirigir el PRD? «¡Bah! Eso no tiene nada qué ver», responde.
Luego de un breve y diplomático jaloneo, la prensa –molesta por el trato del personal en El Hábito– accede al bar y sin «bebidas de cortesía, se resignan a esperar el mensaje de Robles. Una de las anfitrionas, la comediante Jesusa Rodríguez, entrega un exhuberante ramo de flores a quien considera la futura dirigente nacional del partido del sol azteca, y también «próxima presidenta del país».
Rodríguez lee el desplegado que este viernes se publica en la prensa nacional, en el que decenas de organismos civiles de mujeres, gays y por los derechos sexuales y reproductivos, se congratulan por el fallo histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Entre las festejantes se halla la crema y nata del movimiento feminista mexicano: la actriz Ofelia Medina; la presidenta del nuevo partido México Posible por una Democracia Diversa, Patricia Mercado; la legendaria Marta Lamas, de Difusión Cultural Feminista; Consuelo Mejía, de Católicas por el Derecho a Decidir; Elena Tapia, delegada en Iztacalco; y la escritora Elena Poniatowska, entre otras.
Arranca el «chou». Liliana Felipe, compositora y pareja de Jesusa, teclea en el piano la cadencia de varios tangos con burlas a los poderosos, que hablan tanto del «payaso que tenemos por canciller» o de Estados Unidos, que pese a su omnipotente capacidad bélica «tiene una población sumamente ignorante». También otra rola contra las mujeres «mochas», a quienes invita a ejercer las mieles de la fornicación con los monaguillos, vía posición del misionero.
Marta Lamas se apropia del micrófono: «Es cierto que la decisión de la Corte es un triunfo de todas las feministas, pero no tanto. Hay que reconocer y celebrar el valor de Rosario, porque su iniciativa también pudo tener un costo negativo. No nos detendremos. Seguiremos en la lucha por ampliar las causales del aborto, y para que se practique en las instituciones de salud». En tanto que Esperanza Molina de la organización «Sarmiento Yaqui» recuerda que las mujeres indígenas son quienes menos pueden decidir sobre su maternidad.
Por su parte, la dirigente de Católicas por el Derecho a Decidir, Consuelo Mejía, se declara «fan de El Hábito», al explicar que la Iglesia católica oculta algunos principios del derecho canónico que no castigan el aborto, por lo que «las mujeres no caemos en pecado».
Ya es hora. Jesusa anuncia la participación esperada por todos y todas: «¡con ustedes Rosario Robles!». Los aplausos inundan el bar de muros color vino, con la presencia fotográfica de otras personalidades de la música popular, el arte y la cultura.
«Es el triunfo de las convicciones, estamos cosechando lo que sembramos. No podíamos seguir permitiendo que nos trataran como mujeres de segunda. La etapa difícil ya pasó. Triunfamos sobre la derecha conservadora y fundamentalista que creyó que la sociedad le había extendido un cheque en blanco. El 2 de julio representó la posibilidad de avanzar en la democracia.»
Con una sonrisa, Rosario dice que ahora habrá que esperar la carta del jefe de gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador, para que los organismos civiles capaciten a los agentes del Ministerio Público para que sean eficaces en la procuración de la Ley Robles. También enfatiza en la necesidad de que los centros de salud capitalinos cuenten con los recursos económicos suficientes para practicar los abortos de manera gratuita.
La perredista reconoce el papel de la SCJN, y en especial de la ministra Olga Sánchez Cordero, quien fue la responsable de presentar el proyecto de sentencia sobre la constitucionalidad de las reformas al Código Penal del DF. «Nos critican por pelear las cuotas de género en los partidos, pero en el caso de la ministra vemos la importancia de que las mujeres estén en el poder».
Y como para que no se olvide, Robles también manifiesta su satisfacción por la orden de la Corte para que las autoridades reabran las investigaciones sobre la matanza de Tlatelolco, en 1968. «Estos son sin duda triunfos, pero aún falta mucho para que haya un México con equidad para todos y todas», concluye.
Liliana Felipe despide la velada. Dos tangos más. Los y las asistentes beben más, hablan ruidosamente, se carcajean, y se dejan llevar por el gozo de participar de los avances de la democracia, de estar presentes en la «fiesta de las feministas».
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