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Femsa, depredadora ecológica por un estadio de fútbol

Por Sanjuana Martínez

Imagine ser el dueño de la empresa de bebidas más grande de América Latina, es decir, el vendedor más importante de Coca Cola y cerveza. Imagine ser el dueño de un equipo de fútbol. Ahora agregue a su propiedad un estadio con capacidad para 70 mil personas. Adivinó usted: ¡es el negocio del siglo!

Concentrar las ganancias financieras en las cantinas más grandes del mundo, como se conoce a los estadios de fútbol, es la nueva estrategia de la empresa regiomontana Fomento Económico Mexicano (Femsa), propietaria de los Rayados de Monterrey, que planea construir un estadio con una inversión de dos mil millones de pesos.

Hasta aquí todo parece un negocio normal que ofrecerá ganancias multimillonarias a sus dueños, aunque los directivos de la empresa se esfuerzan en convencer a la opinión pública de que todo es por el «bien de la afición» y, por supuesto, por «el bien de México».

El problema es que la construcción de este megaestadio está planeada en una zona ecológica que pertenece al Parque La Pastora, uno de los pocos pulmones verdes que abastecen de oxígeno a la contaminada ciudad industrial de Monterrey.

Más aún, se piensa construirlo en un terreno entregado en comodato, durante 60 años, por el gobierno de Nuevo León a Femsa; una empresa que, según la periodista Ximena Peredo, el año pasado obtuvo ganancias por 168 mil 22 millones de pesos. Femsa es una de las 400 empresas mexicanas señaladas por «diferir» impuestos; algo legal, pero inmoral.

Pues bien: este negocio redondo, cuyos dueños, según dicen, no obtendrán ningún beneficio económico –sólo el disfrute de la afición futbolera– es un atentado al ecosistema de la zona, según han denunciado ecologistas de la ciudad y vecinos del lugar agrupados en la Federación Libertad de un Pueblo: «No son 25, sino 100 hectáreas las que el gobierno pretende regalar a Femsa», advirtió Gregorio Venegas Garza, líder del grupo en defensa del Parque La Pastora que acuden a protestar regularmente ante los diputados del Congreso de Nuevo León.

Lo más preocupante, según los vecinos, es que las obras de desmonte ya se han iniciado a pesar de que el Congreso de la nueva administración no ha dado su aprobación y de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no ha otorgado permisos para cambiar el tipo de uso de suelo de un parque natural a un estadio de futbol.

El ex gobernador José Natividad González Parás anunció en 2008, con bombo y platillo, junto con los directivos de Femsa, la construcción del estadio. La Comisión de Desarrollo Urbano del Congreso vio factible el proyecto, pero la administración ha cambiado; ahora tendrá que ser el gobernador priísta Rodrigo Medina quien otorgue el visto bueno, y los nuevos diputados quienes autoricen definitivamente la construcción del megaestadio.

Femsa tiene, para reactivar su lobby de negociaciones, un as bajo la manga: su flamante director de Asuntos Corporativos, el ex gobernador priísta Genaro Borrego Estrada, quien renunció al tricolor antes de ser expulsado por exhibir su adhesión a Felipe Calderón.

Ex diputado, ex senador y ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ,fue uno de los creadores de las guarderías subrogadas de esta institución, como la de Hermosillo, Sonora, donde murieron 48 niños quemados. Esas guarderías fueron un negocio redondo para políticos de todos los partidos. De hecho, el IMSS descubrió que familiares de Borrego Estrada son dueños de la guardería «Querubines S.C.», de Zacatecas.

En cuanto al tema de la corrupción, recordemos cómo en 2001 Borrego Estrada se vio involucrado en un desfalco por más de 13 millones de pesos en el IMSS, detectado en cuatro mil 285 pagos irregulares por reembolsos y compensaciones de los que resultaron favorecidas mil 125 personas y un número importante de aviadores, según la auditoría de la Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam), que descubrió una nómina paralela durante la gestión del ahora directivo de Femsa. Entre los beneficiado figuraba el hermano del priísta, Emilio Gamboa Patrón.

¿Quién dudaría de la legitimidad de la fortuna de Genaro Borrego Estrada? Lo que realmente nos deja perplejos es cómo políticos de este tipo pueden reciclarse, al final de su basta experiencia financiera-política-sanitaria, en empresas con una supuesta visión social y filantrópica, como Femsa.

Seguramente, la compañía dirigida por el poblano José Antonio Fernández Carbajal conseguirá, a base de esfuerzo y dinero, todo lo que legalmente se requiere para empezar a edificar el nuevo estadio: un lugar que pasará a ser símbolo de la agresión al medio ambiente de Monterrey. La siguiente pregunta es: ¿conseguirá lo moralmente necesario para construirlo?

Sólo falta saber como se llamara este monumento a la impunidad. Alguien sugirió que fuera bautizado como estadio «Eugenio Garza Sada», en memoria del empresario que creo un ideario sustentado en valores como la honradez, la responsabilidad y el bien de la ciudadanía: «El respeto a la dignidad humana está por encima de cualquier consideración económica», decía don Eugenio, cuyo legado lamentablemente se derrumba con este tipo de proyectos…

¡Ay… si Eugenio Garza Laguera levantara la cabeza!

09/SM/YT/LGL

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