Alicia de los Ríos, hija de una desaparecida durante la guerra sucia en los años 70, criticó hoy la falta de autonomía presupuestal de la fiscalía especial para movimientos sociales y políticos del pasado, que impide acelerar las investigaciones sobre los crímenes de Estado perpetrados en esa época.
Entrevistada por cimacnoticias, luego de la presentación del libro Siempre cerca, siempre lejos. Las fuerzas armadas en México, con motivo de los 34 años de la masacre estudiantil de 1968, de los Ríos advirtió que es necesaria una mayor asignación de recursos para la fiscalía especial a fin de que ésta disponga de más agentes del ministerio público.
«Al parecer la fiscalía se esta colgando del presupuesto de la PGR y, ante la gran cantidad de denuncias, el organismo dirigido por Ignacio Carrillo Prieto no va a poder con el paquete pues no cuenta con los insumos humanos y materiales suficientes», dijo la joven abogada nacida en 1977.
Alicia de los Ríos es hija de Alicia de los Ríos Merino, militante de la liga comunista 23 de septiembre y desaparecida por los cuerpos de seguridad del estado en enero de 1978, en la Ciudad de México.
El caso se encuentra en los expedientes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la fiscalía especial efectúa en estos momentos las pesquisas correspondientes.
Posterior a la detención de Alicia de los Ríos Merino, prosiguió la joven de 25 años, hubo tres personas que la vieron años después en el campo militar número uno.
Alicia confió en la labor de la fiscalía especial, pero adelantó que de no obtener justicia de las autoridades mexicanas ella y sus familiares llevarán este y otros casos de desaparecidos durante la guerra sucia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Alicia de los Ríos participó en la presentación de la segunda edición del libro Siempre cerca, siempre lejos. Las fuerzas armadas en México, recopilación de ensayos sobre el desempeño del ejército mexicano.
En el auditorio Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, especialistas y académicos, como el general Francisco Gallardo, Guillermo Garduño y Guillermo Almeyra coincidieron en la necesidad de que las fuerzas armadas mexicanas reformen su estructura en favor de los derechos humanos, al tiempo que preserven la soberanía nacional ante la hegemonía de Estados Unidos.
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