Inicio Florido apoyo en Montevideo, a un año de Atenco

Florido apoyo en Montevideo, a un año de Atenco

Por Isabel Pérez/corresponsal

El pasado 4 de mayo, un grupo de personas se presentó en la Embajada de México en Uruguay portando ramos de flores. Aludían al primer aniversario de la brutal represión policial en la localidad mexicana de San Salvador Atenco, disparada por una protesta de floricultores en defensa de su derecho a la comercialización de lo que cultivan.

Hace un año, allí resultaron golpeadas y torturadas muchas personas, de las que 27 aún siguen presas. 26 mujeres también fueron abusadas sexualmente y violadas. Los responsables del operativo no han sido castigados.

La embajadora mexicana Perla Carvalho Soto, acompañada por el ministro Eduardo Patricio Peña Haller, jefe de Cancillería y Asuntos Políticos, recibió en su despacho a la delegación, que con carteles que rezaban «Atenco somos todas», «Liberar a los presos políticos» y ramos de flores, le entregaron en mano una carta en la que expresan su «más profunda preocupación por la situación que aún hoy, después de un año de lo sucedido, continúan pasando las personas» de San Salvador Atenco.

En la misma misiva solicitan al gobierno de México «se libere de inmediato a las y los presos políticos de Atenco, se garantice la investigación de las muertes (…) una disculpa por parte del gobierno a los cinco extranjeros expulsados, indemnización por las viviendas dañadas, devolución de las fianzas, castigo a los responsables directos del operativo, y que se Cumplan las recomendaciones Amnistía Internacional y la Comisión Civil de Observación de Derechos Humanos».

Tras un diálogo de varios minutos, la embajadora se comprometió a hacer llegar el reclamo a Felipe Calderón, asumiendo que «la impunidad en México existe», a pesar de los múltiples tratados internacionales que tiene ratificados.

La acción realizada en Montevideo se sumó a otras similares ejecutadas el mismo día en varios países de Latinoamérica.

MUERTE, TORTURA Y VIOLACIÓN

Los sucesos de San Salvador Atenco comenzaron con flores también, hace un año, cuando el gobierno local negó a un grupo de floristas instalar puestos de venta en la Feria Municipal y el pueblo cortó el tránsito de la carretera.

Este hecho alcanzó para disparar un operativo policial que tuvo como saldo 26 mujeres sexualmente agredidas, además de cientos de víctimas de maltrato y tortura, según confirmó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México.

En 2001, el anterior presidente Vicente Fox había querido trasladar el aeropuerto de Ciudad de México al pueblo de Atenco, para lo que su gobierno ofreció a las y los pobladores el equivalente a 10 pesos uruguayos por metros cuadrados de tierra, oferta que tajantemente rechazaron, según relató a La República de las Mujeres Humberto Robles, integrante de la organización Mujeres Sin Miedo, formada luego de la represión del 2006, que se encuentra en nuestro país.

Se formó entonces el Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra, organización de campesinos de Atenco que libró una intensa lucha logrando que se revirtiera la decisión. Abogados defensores de los damnificados del año pasado creen que la represión pudo responder a una venganza política.

LA CULPA DE SER MUJER

El 3 de mayo de 2006, el Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra se acercó para apoyar a los floristas que pedían se les permitiera instalarse a vender flores, cortando la ruta en forma de protesta; algún enfrentamiento con la policía comenzó a generar tensión en las autoridades.

Por el país, cuenta Robles, «corrió una imagen en la que 8 personas

golpean a un policía» y las autoridades «utilizaron eso como justificación para que intervenga la Policía Federal Preventiva (PFP) con el fin de imponer el orden en Atenco, y desalojar la carretera bloqueada».

En la noche del 3 al 4 de mayo, el operativo dejó como saldo las muertes de un menor de edad a causa de un disparo y de un joven universitario, así como la violación sexual de 7 mujeres y el abuso sexual a otras 16, según documentó la CNDH, además de 200 detenidos.

Veinte días después, se realizó un acto bajo el lema «Mujeres sin miedo. Todas somos Atenco» en el que participaron, entre otras figuras públicas, la reconocida actriz Ofelia Medina y el Sub Comandante Marcos.

Este último hizo un discurso comprometido con la eliminación de la discriminación hacia las mujeres: «Por los testimonios sabemos que (las víctimas) fueron agredidas como mujeres, en su cuerpo de mujer», lo cual a su juicio es la muestra de cómo éste puede ser «tomado con violencia, usurpado, agredido para obtener placer. La mujer, dicen allá arriba, debe caminar por la vida implorando perdón y pidiendo permiso por y para ser mujer».

«Una bala, un tolete, un pene, una reja, un juez, un gobierno, en fin, un sistema le pone a la mujer que no pide permiso, un letrero que reza «fuera de servicio. No reciclable». La mujer debe servir al hombre, para ser absuelta del delito de ser mujer», afirmó Marcos, ironizando sobre la violencia contra las mujeres en el mundo y en México particularmente.

Para Robles, «quedó muy claro que la orden, además de reprimir, fue de violar, toquetear» a las mujeres; los policías iban preparados: «llevaban preservativos», lo que muestra que ellas serían su «botín de guerra».

Según un informe realizado posteriormente por Amnistía Internacional, «Las experiencias de las mujeres entrevistadas coinciden en señalar toqueteos a sus partes íntimas, mordidas en los senos, el desnudo forzoso y violación por vía vaginal y anal con dedos por parte de los agentes de policía. Amnistía también fue informada acerca de una mujer que al parecer fue obligada a tener sexo oral con uno de los policías. También fueron comunes los insultos obscenos y las amenazas de tipo sexual».

USURPADAS Y BURLADAS

Uno de los testimonios que hicieron llegar las presas más tarde es ilustrativo: «Tengo 23 años, soy estudiante y fui detenida el 4 de mayo en Atenco (…) Como todas las demás fui insultada, golpeada, torturada, y como algunas de mis compañeras, violada.

«Al principio nadie quiso levantar mi denuncia por violación, el médico legalista no quiso certificar mis heridas vaginales, y no tuve atención ginecológica por parte del penal.

«El 25 de mayo logré levantar mi denuncia ante la Fiscalía especial para la atención de actos relacionados con violencia hacia las mujeres, pero la ginecóloga que me revisó me aseguró que no tenía nada; sin embargo, una semana después, la CNDH trajo atención ginecológica y cuando me revisaron me dijeron que a pesar de haber transcurrido casi un mes de la violación aún tenía desgarre y una fuerte infección vaginal».

En una investigación, Amnistía Internacional, explicita su preocupación: «El gobierno mexicano ha ratificado instrumentos internacionales de derechos humanos que reconocen el derecho de las mujeres a una vida sin violencia y la obligación de prevenir y sancionar todas las formas de violencia hacia las mujeres. (No obstante) Este informe pone de manifiesto cómo las autoridades mexicanas siguen sin tomar medidas efectivas para garantizar que estos abusos no queden impunes».

07/IV/GG/CV

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