La consejera del Instituto Federal Electoral (IFE) Jacqueline Peschard aseguró hoy que a pesar de sus limitaciones, las reformas al Código federal electoral en 2002, permitieron que las mujeres lograran 23 por ciento de representación en la próxima legislatura.
En breve entrevista con Cimacnoticias, la integrante del Consejo General del IFE dijo que la llamada Ley de Cuotas, que obligó a los partidos a postular un máximo de 70 por ciento de candidaturas de un mismo sexo, «funcionó con todo y sus limitantes».
Según los más recientes resultados proporcionados por el IFE y estimaciones de los partidos políticos, en la próxima Legislatura habrá 116 diputadas federales, 50 de mayoría relativa y 66 de representación proporcional, 36 más que en la actual.
La presencia femenina en San Lázaro pasará del actual 16.8 por ciento (80 legisladoras) a 23 por ciento.
Jacqueline Peschard apuntó que tales cifras eran las que se preveían, aunque dijo que a ella le hubiera gustado que se rebasara «mucho más» el 20 por ciento.
Consideró que para aumentar el número de legisladoras en próximas elecciones, serán necesarias reformas al interior de los partidos políticos.
Precisó que esas medidas deben mejorar las estructuras de los cuadros intermedios y altos, y permitir así que las mujeres tengan más posibilidades de triunfo en las competencias internas para seleccionar candidaturas.
Descartó que sean necesarias otras reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe). «Creo que en términos de cuota ya está todo. Lo que más se puede hacer es elevar el porcentaje», afirmó Jacqueline Peschard.
La consejera indicó que la próxima legislatura podría revisar el apartado referente a la selección de candidaturas mediante voto directo de la militancia, procedimiento que quedó excluido de cumplir con un mínimo de 30 por ciento de postulaciones femeninas.
Pero aclaró «que no se puede obligar (a los partidos) a que haya mujeres», tras una elección directa de las candidaturas a cargos de representación popular.
El mecanismo de voto directo fue calificado por mujeres políticas y de grupos civiles como un «candado» que permitió a los partidos evadir de manera «legal pero inequitativa» el otorgamiento de más postulaciones a las mexicanas, durante el pasado proceso electoral.
2003/RM/MEL
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