La globalización neoliberal en América Latina y el Caribe, además de profundizar la discriminación de las personas con preferencias sexuales distintas a la heterosexual, ha convertido a las y los activistas del movimiento lésbico-gay en un nicho de mercado para las empresas nacionales y trasnacionales, alertó Alejandra Sardá, Coordinadora Regional de la Comisión Internacional por los Derechos Humanos de Gays y Lesbianas.
En entrevista exclusiva con Cimacnoticias, la activista advirtió que en estos momentos el sector empresarial pone en práctica una ideología «muy peligrosa» que supone que la ciudadanía depende de la capacidad de consumo de las personas y no con el ejercicio pleno de los derechos.
Sostuvo que ese ambiente comercial para satisfacer necesidades de la población lésbica y homosexual en asuntos como el turismo y los restaurantes, es una mala señal en sociedades en la que se carece de una plena justicia social e igualdad entre las personas.
Alejandra Sardá lamentó la ausencia en la región de políticas de justicia social que comprendan la diversidad. Apuntó que los gobiernos siguen sin reconocer los derechos de las personas con preferencias sexuales distintas. Puso como ejemplo, la falta de acceso de las mujeres lesbianas a créditos para la vivienda.
La feminista de origen argentino sostuvo que la discriminación «tiene costos económicos», ya que al ser discriminadas las lesbianas «somos excluidas del acceso a la ciudadanía económica y social».
Convocó a movimientos los sindicatos y a los movimientos por la justicia económica a trabajar en conjunto con las y los activistas de la diversidad sexual a fin de evitar la privatización de los servicios públicos, como el de la salud, el cual afecta negativamente entre la población más pobre.
Sardá adelantó que en la IX Conferencia Regional sobre la Mujer organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que desarrollara en esta capital del 10 al 12 de junio, las mujeres lesbianas defenderán la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Pekín en 1995, en la cual se defiende el derecho de las mujeres a ejercer su sexualidad libre de violencia.
La activista se pronunció porque en las legislaciones de América Latina y el Caribe se promulguen leyes en contra de la discriminación. Destacó la ley antidiscriminación aprobada en México el año pasado, aunque lamentó que todavía no se implementa y convocó a la sociedad civil organizada a obligar al gobierno a que se aplique esa legislación.
Alejandra Sardá fue entrevistada tras su participación en el panel «Los retos de la diversidad en la Lucha contra la exclusión», en el que participó con la ponencia «Fundamentalismos y Sexualidad».
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