La obesidad y el sobrepeso –que afecta principalmente a las mujeres–, están reemplazando al hambre y a la desnutrición como factores que inciden en el aumento de la mortalidad en América Latina, y con menor incidencia en Europa y Estados Unidos.
La información de salud pública referente a la epidemia de «globesidad» revela que ésta se incrementa con celeridad siendo la pobreza una amenaza agudizadora.
En lo que los expertos llaman la «transición nutricional», las sociedades en todo el mundo se alejan de sus productos tradicionales para consumir alimentos procesados y producidos industrialmente, que suelen ser más ricos en grasas y calorías.
El problema es además económico: los alimentos comercializados masivamente son más baratos, especialmente en las ciudades, y los alimentos frescos son caros.
El cambio en el patrón de alimentación junto con la avanzada tecnología y la evolución de las ciudades han creado un «entorno obesogénico». Gracias a él los nuevos patrones de trabajo, transporte y recreación hacen que las personas en todo el mundo lleven una vida menos activa. y más sedentaria.
Y es un problema que se extiende a todas las capas sociales dado que hasta los grupos de menores ingresos tienen cada vez mayor acceso a comodidades como televisión, teléfonos y autos, lo que fomenta hábitos sedentarios generando cambios drásticos en el modo de vida que agravan la situación.
Un futuro inquietante se presenta sobre todo entre los niños de la región: en Estados Unidos se ha duplicado el número de menores con exceso de peso respecto hace 20 años; y en Chile, México y Perú, una cuarta parte de los infantes menores de 10 años de edad tiene sobrepeso o es obeso, apunta el reportaje Globesidad de la revista Perspectivas de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
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