Inicio Grettel se siente atrapada en un laberinto de injusticia

Grettel se siente atrapada en un laberinto de injusticia

Por Socorro Chablé, corresponsal*

A casi dos años de que Grettel fue agredida con un cuchillo por su ex pareja sentimental, las cicatrices en su joven rostro aún son visibles.

Son la prueba irrefutable de la saña con la que fue atacada y el vivo testimonio de que no fue «un simple rasguño» como le respondió la juez Ileana Domínguez Zapata a Grettel, cuando la joven le preguntó en qué se había basado para reclasificar el delito de tentativa de homicidio a lesiones calificadas.

A sus 23 años, Grettel estaba lejos de imaginar el vuelco que daría su vida cuando inició su noviazgo con Germán Alyn Ortega Hernández, de 27.

Lo había conocido por ser el maestro chef de su hermanita, y Germán le platicó que había viajado mucho y que hablaba varios idiomas, lo que le pareció interesante. Después de tratarse por un tiempo se hicieron novios.

«Al principio todo parecía normal, convivía con mi familia y conmigo y le gustaba que cocináramos juntos. Cuando lo conocí, él apenas tenía un mes viviendo en Yucatán y decía que no conocía a nadie. Me había dicho que era argentino, pero en su acta de nacimiento aparece como originario del DF; antes de llegar acá (a Yucatán) él había estado viviendo en Monterrey.

«En los cinco meses que teníamos de noviazgo todo parecía normal, hasta que una semana antes de que me agrediera con el cuchillo me hizo una primera escena de celos que me pareció fuera de lugar, sin embargo no le di suficiente importancia. Días después se dieron los hechos en los que trató de matarme».

A pesar de haberse sometido a cirugías, Grettel aún lleva consigo las cicatrices del rostro, pero las peores secuelas no están a la vista, excepto para su familia que las atestigua cotidianamente.

«Sólo atinaba a pensar que si en mi propia casa me habían hecho un daño semejante, qué me podía esperar en otro momento y en cualquier otro lugar. No me podían dejar sola porque sentía mucho miedo y siempre pedía que alguien me acompañara. Si cerraba los ojos su rostro venía a mi mente como lo vi el día de la agresión.

SOBREVIVIENDO A LA VIOLENCIA

Durante mucho tiempo Grettel tomó antidepresivos para sobrellevar el miedo y la angustia, hasta que se planteó dejarlos.

«No podía seguir así porque era como vivir sin estar viva, y eso es lo que mi agresor hubiera querido, que yo viviera con miedo, sin salir a ningún lado, ni hablar con nadie, que me avergonzara de lo que soy; creo que por eso me quiso destrozar la cara y la vida. Si yo me paralizaba era como concederle que yo estuviera muerta en vida y me negué a concederle eso».

Grettel comenzó de nuevo, intentando hacer las cosas que había hecho siempre: trabajar, salir, recuperar a sus amigos, seguir estudiando.

«Luchar por mi caso y exigir que se haga justicia es como revivir los hechos de aquel 16 de septiembre de 2009, pero si estoy viva es por algo y no puedo permitir que esta agresión quede impune.

«Primero porque estoy segura de que el intentará terminar lo que comenzó y que mientras se encuentre libre yo no estoy segura, así me lo hacía sentir con los correos que me mandaba a una dirección que ya di de baja y que constan en mi expediente, pero además quiero que lo que me pasó tenga un sentido.

«Espero que mi caso ayude a que la gente se concientice sobre la violencia de género, quiero motivar a que las mujeres no se queden calladas y se atrevan a levantar la voz. Tengo miedo por supuesto, pero me esforzaré para que el miedo no me venza».

MÁS DERECHOS PARA EL AGRESOR

Grettel estudió la licenciatura en Derecho, y aunque no ejerce la carrera, sus conocimientos la ayudan a comprender en qué parte del proceso se han dado las irregularidades de su caso.

Le indigna que se pretenda aludir a los Derechos Humanos cuando se trata del agresor, y que los derechos de las víctimas cada vez importen menos.

«Estoy de acuerdo que hay mucha gente detenida injustamente y por supuesto que las autoridades están obligadas a seguir el debido proceso, pero también estoy convencida que hay mucha gente que debería estar detenida y no lo está, están libres, a pesar de ser asesinos confesos.

«En mi caso no hay lugar a dudas de que hubo un intento de homicidio, porque además de que hay pruebas de que quiso matarme él mismo confesó».

LOS HECHOS

El 16 de septiembre de 2009, según la averiguación previa 884/18/09, Germán Alyn Ortega Hernández se encontraban en casa de la joven. Habían departido en familia hasta que el resto de los integrantes se retiraron a sus habitaciones y el sujeto se quedó solo con Grettel en la sala de la casa.

El novio, molesto porque ella estaba chateando en su celular, le dijo que le compraría un teléfono nuevo para controlarle sus llamadas y mensajes. Grettel le pidió terminar la relación y le exigió que se fuera de la casa; Germán respondió que si se atrevía a dejarlo la mataría y luego se suicidaría.

El sujeto le pidió que se fueran a otro lado a platicar, pero ella se opuso. Él se dirigió a la cocina de la casa, tomó un cuchillo de 30 centímetros de largo y sorpresivamente la atacó con la intención de privarla de la vida, lanzándole varios tajos, produciéndole cortes en la cara, cuello, muñecas y abdomen.

El agresor fue detenido minutos después por agentes judiciales luego de que el padre de la joven pidió ayuda. Se le detuvo cuando salía de su casa en el fraccionamiento Las Américas.

Germán Alyn Ortega Hernández fue consignado por tentativa de homicidio calificado, por el cual la juez Ileana Domínguez Zapata le dictó el auto de formal prisión, pero la defensa del acusado interpuso un amparo y un juzgado federal determinó que la juez penal debía fundar y motivar su veredicto.

En lugar de esto, la juez reclasificó el delito de tentativa de homicidio a lesiones calificadas y le dictó un nuevo auto de formal prisión, lo que le permitía recuperar su libertad bajo caución, aunque el juez federal que concedió el amparo ordenó que no se le concediera el beneficio.

Cuando la joven fue notificada, acudió con la juez penal para manifestarle su inconformidad por la reclasificación del delito y pedirle una explicación, pero a decir de Grettel y su madre, quien la acompañaba, la juez respondió: «¿no te da pena?, él está en la cárcel y tú sólo tienes unas rayitas en la cara».

Durante el proceso, según la joven y sus abogados, se presentaron los dictámenes médicos que avalan que ella estuvo a punto de perder la vida.

Pese a todas estas pruebas, el 29 de abril pasado la juez sentenció al acusado a 20 meses y 25 días de cárcel, lo que permitió la liberación inmediata del agresor apenas hace unos días, con todo y que la joven promovió un amparo para suspender esa sentencia.

VIOLACIÓN A LA LEY

La juez segundo de lo penal del Primer Departamento Judicial, Nidia Guadalupe Celis Fuentes, ordenó dejar sin efecto la sentencia dictada en contra de Germán Alyn Ortega Hernández hasta que se resuelva el juicio de amparo, «sin embargo y contra lo ordenado, éste último recuperó su libertad de modo inesperado y sin sustento jurídico», comentó en entrevista Edwin Rejón Pacheco, abogado de Grettel.

«Todas las autoridades habían sido notificadas y cada instancia me había garantizado que la suspensión de la sentencia sería efectiva, que no habría manera de que mi agresor saliera libre después de haber sido emitida por la juez segundo de lo penal. Si estamos hablando de una figura legal y bien atribuida, me pregunto ¿cómo fue posible que Germán saliera libre?», exclama la joven.

«A pesar de que he sido muy respetuosa con las autoridades y he seguido los cauces legales, he vivido este proceso muy ensombrecido por la injusticia. Por un momento llegué a pensar que al meter el amparo y ser aceptado en el circuito colegiado que nos concedió la suspensión de la sentencia, por fin encontraría un poco de justicia.

«Confié en que una persona ética revisaría el expediente y haría valer el peso de la ley, pero después de lo que ha pasado que se puede esperar. Ya no hay ni siquiera respeto por una figura tan emblemática como es la Ley de Amparo, que siendo creada en nuestro estado por Manuel Crescencio Rejón, uno de nuestros orgullos, no se tenga reparo en pasar por encima de ella. Me parece increíble».

GRETTEL PIDE PROTECCIÓN

El pasado 11 de junio, tan sólo un día después de que el agresor de Grettel fue liberado, ella acudió a la Fiscalía del estado y a la Secretaría de Seguridad Pública para solicitar que se le brinde protección a ella y a su familia, porque asegura que la liberación de Germán Alyn le representa un peligro, ya que durante el tiempo que él permaneció en la cárcel, ella recibió amenazas e intimidaciones de su parte.

Sin embargo, ante las irregularidades que ha vivido durante el proceso, Grettel ha expuesto su caso de manera pública y ha recibido el apoyo de diversas organizaciones locales, nacionales e internacionales.

Entre las organizaciones y personalidades que actualmente brindan acompañamiento a su caso se encuentran el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), la Academia Mexicana de Derechos Humanos, Católicas por el Derecho a Decidir, ONU Mujeres, y la abogada Karla Michel Salas (quien expuso el caso del Campo Algodonero de Ciudad Juárez ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos).

*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y columnista del periódico Por Esto! de Yucatán

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