Inicio Guatemala: «libro de la vida» tropieza con derechos de las mujeres

Guatemala: «libro de la vida» tropieza con derechos de las mujeres

Por Alba Trejo

«¡De nuestros ovarios saquen sus rosarios!» «¡Ni la Iglesia, ni los curas, mi cuerpo es mío!», afirmaron grupos guatemaltecos a favor de los derechos de las mujeres y en contra de la iniciativa de buscar que los 158 parlamentarios de este país firmaran el llamado «libro de la vida» que impediría una legislación a favor del aborto.

«Ustedes ganaron la batalla», dijo al final del día el diputado al Congreso de la República, Roberto Alejos al pedirle a las activistas que se tranquilizaran: ¡Si hubiera sido una ley, no pasa!, fue el sentir colectivo.

De los 158 parlamentarios que conforman el Poder Legislativo, solamente 60 colocaron sus rúbricas en el documento que llevará al seno de las Naciones Unidas el compromiso de los parlamentos centroamericanos de no legislar a favor del aborto.

Las consignas de las activistas a favor de las mujeres no fueron por capricho, ni un simple deseo de mostrar el descontento ante la firma de los diputados, sino por la preocupación que prevalece ante la ausencia de políticas públicas de salud sexual y reproductiva.

En este país centroamericano, donde habitan 14 millones de personas, se registra una tasa de 65 mil abortos ilegales al año, y en ese mismo periodo 70 mujeres mueren por prácticas de aborto inseguro. El número forma parte de las 153 mujeres por cada 100 mil que fallecen por problemas de salud materno infantil.

Aún viendo lo grave de la situación, la Iglesia Católica quiere intervenir presionando para que no exista una ley que determine la libertad de traer o no al mundo a un ser humano, aseguró Giovanna Lemus, integrante de la red contra la violencia hacia la mujer.

Sin embargo, Lemus dejó claro que los grupos pro derechos de la mujer no apoyan el aborto, pero sí exigen que el Estado le de acceso a la salud pública a la población femenina porque de lo contrario la está poniendo en riesgo.

EMBARAZOS PRECOCES

Guatemala cuenta con una población adolescente que tiene embarazos precoces entre los 10 y 19 años de edad. Estas muchachas provienen de hogares pobres, con bajos niveles de educación, deficiente salud reproductiva y que están ajenos al uso de métodos anticonceptivos para planificar el número de hijos.

Esta realidad contribuye a que haya una tasa de 4.4 hijas o hijos por mujer urbana y seis para las rurales. De acuerdo a Edilzar Casto, jefe de mercadeo de la no gubernamental Asociación Pro Bienestar de la Familia (Aprofam), el indicador ubica al país entre los más altos de América Latina en fecundidad.

¿Qué pretenden los que están atrás de esta iniciativa?, se preguntó Olga Villalta, editorialista y activista de los derechos de la mujer, en su columna de opinión. Sencillamente hacer coro a la ofensiva del Vaticano en contra de la demanda de las mujeres respecto a sus derechos sexuales, se responde.

Guatemala es un país donde el 50 por ciento de la población se reconoce católica, un 40 por ciento como cristiano evangélica y el 10 por ciento restante se divide en otras prácticas religiosas.

En este país la ley contempla solamente el aborto terapéutico en casos de violación sexual para fines legales.

Además, señala Villalta, detrás de un aborto hay un embarazo no deseado, y hay una mujer en situación de vulnerabilidad que no pudo negociar con su pareja, que no pudo defenderse de una violación o se olvidó del método anticonceptivo.

El denominado «libro de la vida» fue una propuesta iniciada en Honduras por la diputada liberal Marta Lorena Alvarado. Para Alvarado la iniciativa está enmarcada dentro de la celebración del 60 aniversario de los derechos humanos.

Arístides Crespo, presidente en funciones del Congreso Parlamentario guatemalteco, dijo a SEMlac que firmó el libro porque es un respaldo a la vida de todos los seres humanos y recordó que la Constitución de este país establece claramente el derecho a la vida desde su concepción.

Mientras que Nineth Montenegro, diputada por más de ocho años, afirmó que, aunque es respetuosa de la vida desde la concepción y en todas las etapas del ser humano, no hay necesidad de firmar un libro para entender que se debe respetar la ley y el Estado de Derecho.

Pero por otro lado está la situación de las mujeres víctimas de violencia, violación y crisis económicas; la de tantos niños en la calles oliendo pegamento y vagando. Es ahí donde vemos lo que realmente valora la iglesia, destacó la parlamentaria.

El Banco Interamericano de Desarrollo prevé un incremento del índice de pobreza de 51.4 a 59.4 por ciento de la población guatemalteca. De ser así, el país tendrá por los menos 7.9 millones de personas viviendo con menos de un dólar al día.

El libro que condena al aborto como un crimen abominable fue firmado en Honduras, El Salvador y en Guatemala; será colocado en el parlamento de Nicaragua y posteriormente se llevará a México y Panamá.

08/AT/GG/CV

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