Inicio Guerrilleras de los 70 enfrentaron la violencia del Estado

Guerrilleras de los 70 enfrentaron la violencia del Estado

Por Adriana Rodríguez González

En el libro Memoria del Primer Encuentro Nacional de Mujeres ex guerrilleras, Luz Aguilar Terrés revela la historia de mujeres pertenecientes a varias organizaciones armadas, entre ellas la brigada Teresa Hernández, denominada así en honor de una militante asesinada durante una exposición canina en Ciudad Universitaria.

Alma Celia Martínez (Lorena, Lorena Orozco, Consuelo), Elena Moya Cruz (Gloria, Isabel) y Juan Manuel Ramírez Duarte (El Bolchevique) murieron en un enfrentamiento contra agentes de la Brigada Blanca, el 1 de septiembre de 1977, cuando tomaron y catearon la casa donde estos activistas se encontraban.

La Brigada Blanca fue apoyada por todas las policías capitalinas, que vigilaron las calles cercanas al mercado Benito Juárez desde temprana hora. Al momento en que las guerrilleras y sus compañeros se percataron de la presencia policíaca inició un fuerte enfrentamiento.

Alma Celia, jefa de un comando que operaba en Jalisco y pareja de Mario Álvaro Cartegena López (El Guaymas), se encontraba embarazada al momento de su muerte.

Elena era una de las principales dirigentes de la Liga Comunista 23 de Septiembre en Ciudad Juárez y esposa de Luis Miguel García Corral (El Piojo Blanco, Francisco o Roque), asesinado tres meses antes que ella, el 24 de junio, durante un enfrentamiento en la colonia Reforma-Iztaccíhuatll, en el Distrito Federal.

TERESA

A partir de 1969, tres comandos armados que tenían presencia en todo el país se reunían clandestinamente, hasta que en diciembre de 1971 fueron detectados por los mandos policíacos que aprehendieron a poco más de cincuenta integrantes, entre ellos los líderes Miguel Domínguez Rodríguez y Carlos Salcedo García.

De los tres grupos, sólo uno quedó intacto, Los Lacandones, comando que no rebasaba quince integrantes y que perdió contactos considerablemente. Esto no impidió que realizaran espectaculares acciones como la expropiación a las empresas productoras de pan Sumbeam y Bimbo.

En la expropiación participaron Teresa Hernández Antonio y David Jiménez Sarmiento «Chano», quienes mantenían una relación amorosa y siendo muy jóvenes formaron una familia. Junto con sus dos pequeños hijos, vivieron perseguidos por la policía. Sus retratos aparecían en todos los diarios de la época.

Durante sus primeros años en la Preparatoria No. 9 Pedro de Alaba, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Teresa destacó como excelente alumna, no quería saber nada de política sin embargo poco a poco se convirtió en figura base del movimiento armado.

El comando de Los Lacandones recuperó fuerza al unirse a la Liga Comunista 23 de Septiembre.

En esta nueva etapa, Teresa atendió a diversas células con varios niveles de compromiso. Así, además de encargarse de la organización de los grupos armados, cuidaba a sus hijos y cumplía con sus deberes estudiantiles. También conocida como Alejandra, perdió la vida en una balacera durante una exposición canina en Ciudad Universitaria.

En su memoria surgió una organización bautizada con su nombre.

OLIVIA Y LOS LACANDONES

Una de las mujeres que participó activamente en el comando Los Lacandones es Olivia Ledesma Flores, egresada del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que, como otras y otros integrantes, ofrecía su casa como punto de reunión para las lecciones de marxismo.

Cuando apresaron al segundo grupo de Lacandones, ella fue recluida en el Penal de Santa Martha Acatitla durante dos meses, torturada, amenazada con ser violada y presentada a los medios de comunicación como militante de la guerrilla.

A su salida de prisión, contrajo matrimonio civil con Javier Hernández Espejo, ingeniero químico también egresado del Politécnico que participaba en actividades políticas, con el grupo formado por Miguel Domínguez.

En marzo de 1974 participó en la expropiación del banco Banamex ubicado en Viveros de la Loma, Estado de México, acompañada de David Jiménez Sarmiento, Mario Domínguez Ávila (Benito) y José Bonfilio Cervantes Tavera (David), entre otros.

Los medios informativos señalaron que Olivia participó en acciones contra los bancos Banamex, en territorio mexiquense, y el Banco de Comercio de Villa Coapa, al sur de la Ciudad de México.

Durante un enfrentamiento contra más de un centenar de policías en una casa de seguridad, ubicada en la colonia Reforma Ixtlacihuatl, en la Ciudad de México, murió de manera poco clara a la edad de veinticinco años junto con su pareja sentimental, Ángel Delgado Sarmiento (Héctor).

El cuerpo fue recuperado por sus padres, Modesto Ledesma Ramírez y Trinidad Flores, para darle sepultura en el panteón San Isidro, en la delegación Azcapotzalco del DF. Sus restos descansan junto a los de su hermano Mario, quien también creía en la lucha revolucionaria.

La memoria de Alma Celia, Elena, Teresa y Olivia está presente no sólo entre aquellas personas que sobrevivieron a la represión de la guerra sucia de los 60 y 70, queda también en el libro Memoria del Primer Encuentro Nacional de Mujeres ex Guerrilleras.

07/AR/GG/CV

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