La Iglesia católica en México recibe 300 peticiones de divorcio al año promovidas principalmente por sectores de alto nivel, lo cual convierte la nulidad del matrimonio católico en un derecho casi exclusivo de pudientes.
Afirmó lo anterior Francisco Huber Olea y Reynoso, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, en entrevista con Verónica Ramón publicada en Gaceta UNAM en su edición de este mes.
Destacó que de las 300 peticiones se llegan a consumar 100, esto debido a que los tribunales eclesiales trabajan de manera muy lenta.
Huber Olea aseguró que tanto feligreses como ministros de culto desconocen sus derechos canónicos, además que la Iglesia no ha promovido la posibilidad de facilitar el conocimiento a estos últimos.
En contraste con los países de primer mundo, donde ha laborado Huber Olea, y en los cuales la población posee más cultura religiosa, la gran mayoría de mexicanos, aseguró, desconoce sus derechos religiosos.
Detalló que aunque el matrimonio eclesiástico es indisoluble, para que tenga plena validez debe cumplir los requisitos que establece la norma canónica, como lo son tener la edad adecuada (para el hombre 16 años, para la mujer 14), y que no exista parentesco directo entre la pareja, entre otros.
Agregó que el adulterio es la única causa de separación perpetua que autoriza la Iglesia católica, además de reiterar que los homosexuales, los que no tiene uso de razón o padecen de graves defectos de juicio, no pueden contraer matrimonio.
Para la Iglesia católica, dentro del matrimonio se contemplan como bienes: fidelidad, prole, amor e indisolubilidad, concluyó el académico Huber Olea.
04/AVL/GMT