Inicio Hay fuertes razones para aprobar amnistía a inmigrantes: Time

Hay fuertes razones para aprobar amnistía a inmigrantes: Time

La prestigiada revista semanal Time se pronuncia en favor de la amnistía para las y los 12 millones de indocumentados que viven en este país. Y al mismo tiempo exhorta a políticos a ganarse a esta nación en conflicto.

El semanario dedica su portada al tema y proporciona las razones por las que debe darse amnistía a la inmigración indocumentada, en su artículo «The case for amnisty».

En el debate migratorio, el término amnistía ha sido manejado como sinónimo de «paria», dice el autor del reportaje, Nathan Thornburgh.

Y se pregunta ¿cuáles son las alternativas para permitir a los y las indocumentados quedarse?, ¿deportar a millones?, ¿ideando otros castigos?, ¿no hacer nada?

En lugares como la zona rural de Beardstown, Illinois, los pobladores se encuentran ante esas preguntas, luego de la redada que ocurrió en abril pasado. Por un lado, necesitan el trabajo de los inmigrantes, pero por otra parte están profundamente rencorosos con su presencia.

La amnistía tiene sentido para Beardstown y para el país, dice Time, porque no reducirá salarios, pues la globalización ya lo hizo; no atenta contra la ley; no necesariamente aumentará la carga a los servicios sociales, ni atraerá más inmigración indocumentada.

Y el beneficio será la solución al problema migratorio.

Los políticos, dice Time, sobre todo los precandidatos presidenciales, se alejan de la palabra «amnistía», pero el proyecto tripartito debatido y por lo pronto congelado es una amnistía.

Lo es, aunque se multe a los migrantes, se los meta a clases de inglés o se les haga rezar cien «avemarías», al fin y al cabo se les permitirá permanecer y hacerse ciudadanos bajo este proyecto. Y eso es amnistía, dice el semanario.

Los y las 12 millones de indocumentados, por su número, no son deportables, pues están demasiado entrelazados en la economía saludable de Estados Unidos como para que se les remueva.

La amnistía, continúa Time, según sus oponentes, ha venido a significar el recibo de un perdón libre. Sin embargo, el proyecto del Senado plantea que las familias indocumentadas se enfrenten a un proceso de 13 años, que incluye multas de 5 mil dólares por persona; al requerimiento de aprender inglés y la disposición para que cada cabeza de familia deje empleo y familia atrás y vuelva a su país de origen, por un periodo indeterminado de tiempo, a esperar su turno para obtener la tarjeta verde final. No hay nada «libre» en eso.

Pero si la gente está frustrada, como deben estarlo, dado que algunos inmigrantes elegibles han estado aguardando la ciudadanía hasta por 28 años, entonces que se solucione ese problema. Que se haga más dinámico el proceso para la inmigración legal. Que no se culpe a las y los indocumentados de la pesadilla del papeleo. Están aquí y forman un grupo muy diferente y populoso.

SERVICIOS SOCIALES

La amnistía, dice Time, no necesariamente aumentará la carga para los servicios sociales. Y pone de ejemplo el caso de Fernanda, una joven de 19 años, indocumentada, cuyos padres fueron deportados en la redada de abril.

«La gente blanca piensa que nuestra vida es fácil, que no pagamos impuestos. No saben lo difícil que es salir adelante aquí.

Fernanda ha estado en Estados Unidos desde el octavo grado y se graduó el año pasado de la escuela media superior de Beardstown. Esos cinco años de educación pública representan una inversión significativa para el gobierno de Estados Unidos.

¿Pero cuál es la utilidad por esa inversión?, se pregunta el periodista. Y responde: Fernanda ha soñado con ir a la universidad para estudiar enfermería, y Beardstown necesita muchas enfermeras bilingües? Pero ella es indocumentada y después de la deportación de sus padres ha tenido que mantener a la familia entera. Triste realidad.

Por eso, Fernanda está buscando trabajo en granjas locales de cerdos, un trabajo manual en donde no puede usar sus talentos, como muchas otras personas en la comunidad. Hay un gran potencial humano en este pueblo que no ve la luz del día por causa del estatus legal, le contó a Thornbrurgh Julio Flores, el organizador de la comunidad.

Algunos argumentarían que Fernanda no debió haber cursado estudios con nuestro dinero, pero la realidad es que esta aquí permanentemente, no va a regresar a México. La Amnistía ofrecería a millones como ella una oportunidad de luchar por su autosuficiencia y movilidad social.

AMNISTÍA Y SALARIOS

La amnistía no bajará los salarios, la globalización ya lo hizo, dice Time. La preocupación económica hace que en particular la izquierda se resista a la amnistía.

Los salarios reales han estado estancados por casi tres décadas en todo Estados Unidos y en una zona de clase trabajadora como Beardstown el influjo de mano de obra hispana les parece un insulto que se suma a su difícil condición económica, como si las y los migrantes fueran culpables de los tiempos difíciles por los que atraviesan las zonas rurales del país, dice el reportaje.

A Cargill, la llegada masiva de migrantes ocurrió después de que cerraron la planta en 1987. Ahora la planta ha crecido, gracias en gran parte a los diligentes migrantes no solo de México sino de más de 20 países. El negocio parece fuerte por ahora. La fuerza de trabajo se sindicalizo de nuevo. Los jornales están subiendo lentamente. Y un nuevo supercentro Wall-Mart está en camino, describe Time.

Thornburgh entrevistó al director de desarrollo económico del condado, Steve Twaddle, para reafirmar el progreso del pueblo. La fortaleza de Cargill ha convertido a Beardstown, si no un pueblo en auge, al menos en un lugar al cual los inversionistas están prestando atención. Y el pueblo está liderando su progreso por el hecho de tener una fuerza de trabajo hispana grande, un símbolo de crecimiento económico.

No es fácil reemplazar a las y los indocumentados, dice Time. El empaque de carne es un trabajo difícil con cualquier salario. Hay nueva tecnología en esta industria, pero aún no se ha inventado una maquinaria que reemplace algunos de los puestos más fuertes, como sacar las entrañas a cada puerco acabado de matar.

Además, la presión de la inmigración hace que Estados Unidos sea la única nación industrializada con una población que está creciendo lo suficientemente rápido y es suficientemente joven para ofrecer la clase de fuerza de trabajo que necesita una economía dinámica. Los y las indocumentadas son parte de la razón para ello y la amnistía asegura esa ventaja competitiva.

AMNISTÍA Y LEY

Si usted busca en Google «esta es una nación de leyes», encontrará miles depáginas advirtiendo que la amnistía a los inmigrantes es una invitación a la anarquía, dice el reportero de Time.

Estados Unidos es una nación de leyes, pero nuestro sistema legal no es una casa de naipes a punto de desplomarse. La jurisprudencia de Estados Unidos hace siempre una serie de apuestas protegidas, pesando el daño potencial de una violación contra el costo de hacer cumplir la ley.

Por eso -razona el autor del reportaje- es que la gente es arrestada por asalto, pero no por cruzar la calle imprudentemente.

Es hora de pensar en serio sobre dónde se ubica exactamente la inmigración indocumentada en el espectro de la criminalidad. Hay que considerar la complicidad de los empleadores, que recorren la gama de corporaciones multinacionales hasta las suburbanas buscando jardineros.

También hay que considerar las dobles señales que se dieron a los potenciales inmigrantes en los 80 y 90 por el cumplimiento poco estricto de las leyes. El delito calificaría como menor, no mayor. Aun si aumentamos el cumplimiento de la ley en el futuro -como debiéramos- es verdad que por mucho tiempo cruzar el Río Grande equivalía más a cruzar la calle imprudentemente que el allanamiento de morada.

Es cierto que una frontera «porosa » es una verdadera amenaza a la seguridad nacional, pero un gran porcentaje -aunque no cuantificable- de los que cruzan esa línea indocumentados no son recién llegados, sino personas que ya han establecido sus vidas en Estados Unidos y calificarían para la amnistía.

Y si esas personas fuesen legalizadas y fueran libres de circular, podríamos concentrarnos en los criminales y terroristas serios que cruzan la frontera, no en un trabajador regresando a su familia.

Thornburg dice que en Beardstown la amnistía también ayudaría a las autoridades a tratar de resolver delitos. En esos momentos se gasta una enorme cantidad de energía decidiendo quién es quién en la comunidad, porque las y los indocumentados presentan a la policía local un laberinto desconcertante de identidades.

Las personas indocumentadas de Beardstown trabajan bajo un nombre y van a la iglesia bajo otro. Los padres dan a sus hijos nombres falsos para que los usen en los jardines de infancia. Nos es enteramente imposible identificar a nuestra propia gente, dijo Walters al periodista del semanario.

Suena contradictorio, pero con la inmigración olvidar un delito puede ser el mejor modo de restaurar la ley y el orden.

AMNISTÍA Y AUMENTO DE MIGRACIÓN

De acuerdo con Time, una lectura popular de la historia reciente sostiene que la amnistía de 1986, que ofreció a tres millones de indocumentadas e indocumentados un camino para llegar a la ciudadanía, provocó una mayor ola de inmigración indocumentada.

Porque, según esa lógica, la amnistía del 86 mostró a los aspirantes a emigrantes de todo el mundo que Estados Unidos era débil de voluntad y tarde o temprano concedería la ciudadanía a sus indocumentados. E irrumpieron en nuestras fronteras con vigor sin precedentes.

Pero en realidad no fue esa la razón de que aumentara la inmigración, argumenta Thornburgh. Los estudios demuestran que los altibajos en la migración han dependido mucho menos de cambios de política y mucho más de condiciones económicas en Estados Unidos y México. Si se quiere reducir la inmigración indocumentada, podría inducirse una recesión en Estados Unidos.

Lo mejor sería ayudar a México a crear más empleos con mejores sueldos. Según un reciente estudio del Consejo de Relaciones Exteriores, cuando los jornales en México bajaron 10 por ciento en relación con los de Estados Unidos, los intentos de cruzar la frontera sin documentos se incrementaron seis por ciento.

Pasamos por alto lo compleja y corrupta que es la economía mexicana, a nuestro propio riesgo. Y mientras México se «remienda», al menos las opciones de seguridad son mejores hoy que en 1986.

Existe tanto la voluntad política como la tecnología para hacer que el cumplimiento de la ley sea parte seria de cualquier plan de amnistía. Cédulas de identificación nacional, verificación real por empleadores, controles fronterizos con alta tecnología pueden ayudar todos a asegurar que esta sería la última amnistía de esa proporción.

La necesidad de actuar es una cosa que une a todos los candidatos presidenciales. Y la coalición para la reforma inmigratoria es lo suficientemente fuerte ?y amplia- para adoptar posturas de principios.

El Presidente, gran parte del Partido Demócrata y un puñado de legisladores del Partido Republicano apoyan, todos, la legalización. No es esperar demasiado que juntos pudieran hacer un franco y convincente argumento a favor de la amnistía y ganarse a una nación en conflicto, concluye Time.

07/LPB/GG

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