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Hay mujeres políticas, pero faltan políticas para mujeres

Por la Redacción

La participación de las mujeres en todos los ámbitos no ha garantizado su reconocimiento ni tampoco mejoras substanciales en su calidad de vida: 60 por ciento de los pobres del mundo son del sexo femenino, dice un informe Especial de Prensa Latina Mujeres del Tercer Milenio.

Todavía no pueden intervenir plenamente en la vida económica y pública; tienen acceso limitado a las posiciones de influencia y poder; sus opciones laborales son más estrechas y obtienen menor retribución que los hombres desempeñando el mismo trabajo.

En América Latina, por ejemplo, donde aumenta el número de figuras femeninas en puestos claves de gobiernos y empresas, no está presente la problemática de género en las políticas de áreas claves.

Enfrentamos mayores dificultades que los hombres para acceder a cargos públicos, coincidieron mujeres latinoamericanas con experiencia en conseguir esa meta y que participaron en Costa Rica en el foro Liderazgo de la mujer en la política.

Afirmaron que este momento histórico regional exige mayor participación femenina en puestos de poder, aunque para lograrlo aún hay retos importantes por superar.

Una presidenta (Chile), una primera ministra (Jamaica), varias ministras (Argentina, Colombia, Uruguay, Venezuela y Cuba), cuentan entre los ejemplos de victoria en estos tiempos.

Aún impera el machismo, recalcó Nora de Melgar, ex candidata presidencial de Honduras por el Partido Nacional y ex alcaldesa de

Tegucigalpa, tras considerar que la participación de las mujeres es

indispensable para impulsar cambios sociales en los países.

Valoró a las mujeres como más realistas, una cualidad que las acerca más al pueblo y a saber cuáles son sus necesidades. Hasta ahora -precisó- en la mayoría de países de Latinoamérica las mujeres están relegadas a vicepresidencias y ministerios.

Adriana González, senadora del Partido Acción Nacional (PAN) de México, señaló dos generaciones de líderes políticas: las tradicionales (ocupan cargos relacionados con la familia, la vida y lo social) y una nueva interesada en puestos de mayor peso.

Entre ellos, aseguró, cargos en la banca, finanzas, energía, seguridad y relaciones internacionales, y dijo que para avanzar en estos propósitos es necesario mejorar los sistemas de cuotas de participación de género en los gobiernos, congresos y partidos.

También aumentar la educación de las mujeres y estimular la denominada solidaridad de género, pues en muchas localidades se aprecian rivalidades entre ellas mismas.

MINISTRAS DE DEFENSA

En los últimos cinco años Chile, Colombia, Uruguay, Argentina y Ecuador nombraron ministras de Defensa por primera vez, lo que podría verse como un progreso del género en el control político y el nuevo rol del ejército.

María Eugenia Sequeira, de la Alianza Liberal Nicaragüense, dijo que las mujeres tienen que ser las abanderadas de la democracia en este momento de la historia.

Las mujeres de todo el mundo empezamos a retomar los sueños, advirtió Marcia Campo, presidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), en alusión al impacto sufrido en la década de los 90, tras el derrumbe del campo socialista.

El número de jefas de Gobierno en todo el mundo ha aumentado de una en los años 50 -la presidenta de Mongolia, Suhbaataryn Yanjmaa- a 31 en los últimos 15 años.

Baste un ejemplo: en el Caribe, Portia Simpson se convirtió en 2006 en la primera mujer primer ministro de Jamaica, y la 17 estadista del Caribe en tres décadas.

También ese año, mientras la médica Michelle Bachelet saboreaba el triunfo en las urnas, que le llevó a convertirse en la primera mujer presidenta de Chile, la economista Ellen Johnson-Sirleaf tomaba posesión como presidenta de Liberia, primera del continente africano.

Promover la equidad de género y los derechos de la mujer constituye una de las ocho metas básicas de desarrollo que la ONU aspira a alcanzar en 2015.

Como parte de los llamados Objetivos del Milenio, los países miembros se comprometieron también a reducir la pobreza y el hambre, así como universalizar la enseñanza primaria.

En un congreso realizado en Venezuela, delegaciones de 103 países debatieron en torno a cómo encaminar la lucha para que la equidad de género sea verdaderamente una meta explícita de los gobiernos.

Es elevado el grado de exclusión en Latinoamérica y el Caribe, en el sureste de Asia, y en el norte de África y Medio Oriente, coincidieron las participantes.

Informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que la participación femenina en el empleo total apenas creció en los últimos 15 años, pues de un 39.7 por ciento a principios de la década del 90, tan sólo subió al 40 en 2006.

Pese a discretos avances, las mujeres latinoamericanas y caribeñas apenas representan 40 por ciento de la población económicamente activa en las áreas urbanas, puntualiza la OIT.

Su tasa de participación en el mercado laboral creció de 39 por ciento en 1990 a 52.4 en 2006, pero la brecha en los ingresos es una de las más grandes, pues apenas perciben sueldos equivalentes a 68 por ciento de los salarios de los hombres.

Más que eso: aún cuando tienen niveles similares o superiores de calificación, ganan como promedio 72 por ciento de lo devengado por los representantes del sexo masculino. Todavía queda mucho por andar, finaliza el informe Especial de Prensa Latina Mujeres del Tercer Milenio.

07/GG/CV

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