Durante la Inauguración del Encuentro
Oaxaca, Oax., 27 abril 07 (CIMAC).- Llegaron casi todas las convidadas: las que han sido perseguidas, marcadas, golpeadas, no sólo en la casa, por su familia o por extraños en la calle, también las que han sido castigadas por el Estado que debiera protegerlas. Las que de muchas maneras han dicho que están hartas.
Son más de 200, vienen de una decena de estados en México, de 10 países, de una treintena de movimientos. Y llegaron al Encuentro de Mujeres en Resistencia que hoy se inauguró.
«Resistir es aspirar a cambios en las estructuras que generan las violaciones a los derechos humanos y a la superación de las condiciones que propician la dominación», declaró Marusia López Cruz, del Espacio Feminista, convocante del encuentro.
«Resistir es rechazar el poder impuesto y demostrar que las relaciones democráticas incluyentes y amorosas son posibles y el poder compartido es necesario…. Resistir es regresar la dignidad a los grupos tradicionalmente excluidos de la sociedad y luchar porque nos convirtamos en protagonistas de la transformación social».
Resistir, dijo Ana María Hernández Cárdenas, en nombre del Colectivo Huaxyacac, «también es encontrarnos, dialogar, reconocernos, debatir y entre mujeres. Las chismosas, las envidiosas… a quienes la cultura machista nos ha dicho que no podemos estar juntas», agregó para animar a una alianza «con voz bajita o a todo pulmón».
Ante todas las que llegaron a la ciudad de Oaxaca, que dejaron incluso hijas e hijos amenazados de muerte o procesos legales, entre otros pendientes, Marusia López Cruz celebró que el insomnio de las noches anteriores nada tenía que ver con «las muchas noches en vela en que la rabia, la frustración y la impotencia nos ha hecho desesperar de un golpe. Lo que nos ha quitado el sueño ha sido la emoción, la alegría de lo que parecía ser una utopía».
Pero con un silencio grave se recordó a las que no pudieron llegar, como Trini de Atenco, por motivos de seguridad, o como Victoria y otras, cuyos compañeros les impidieron asistir, o como Clara, a quien le negaron la visa.
Mujeres de Castaños estuvieron presentes
Las respuestas de las asistentes surgieron, de vez en cuando: «El puño de la mujer atenta contra el poder», es el lenguaje que en Oaxaca les permite alzar la voz. «No estamos todas, faltan las presas».
Ana María Hernández explicó el origen de este foro, que concluye con la «Caminata de la Tlayuda» el próximo sábado, un festival que celebra la construcción de un mundo mejor por las mujeres.
El principal antecedente de este foro fue la Caravana Feminista que se hizo en 2006 a esta ciudad de Oaxaca para apoyar la lucha de las mujeres en el estado, a lo que se sumaron también otros motivos «vinculados con el contexto político de nuestro país, como son el fortalecimiento de la derecha ultra conservadora en el poder después de unas elecciones fraudulentas».
E hizo hincapié en el recrudecimiento de la violencia feminicida por parte de cuerpos policiacos militares y la represión sistemática de la participación política.
Irene Hernández, la primera presidenta municipal mixe en San Pedro y San Pablo en Ayutla Mixes, en el estado de Oaxaca, al inaugurar el encuentro en el hotel San Felipe Misión recordó a las asistentes que «el poder no nos lo van a dar.» Lo ganarán, indicó, «mediante la participación decidida, en cada uno de nuestros pueblos», social, política y económica.
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