El incremento de las tarifas del agua en el Estado de México y el Distrito Federal es impostergable, para lograr que la población realice un uso eficiente del recurso, señaló la maestra Lilia Rodríguez Tapia, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La académica del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco aseveró, de acuerdo con un comunicado de la institución, que aumentar las tarifas del agua no es una medida popular, sino necesaria, si se considera que la demanda ya rebasa la oferta del vital líquido, que el sistema hídrico sufriría un colapso si continúa siendo sobreexplotado y que los costos por traer el recurso de otras cuencas serían incalculables, inviables e insustentables.
Esta acción haría que la ciudadanía valorara el agua, y el gobierno podría obtener por esta vía mayores ingresos para dar mantenimiento permanente al sistema hidráulico, para ello, acotó, deberán establecerse políticas diferenciadas de pago en zonas populares de bajos recursos.
Indicó que la Ciudad de México tiene consumidores domésticos, industriales y públicos altamente ineficientes en el uso de agua y no se han enviado mensajes ni establecido medidas persuasivas para lograr un cambio fundamental y definitivo en este aspecto.
Es necesaria la aplicación de una nueva política hídrica en la Zona Metropolitana del Valle de México que fomente y enfatice la administración de la demanda del recurso más que la oferta, ante los desajustes al respecto que son cada vez mayores, insistió Rodríguez Tapia.
No deben ser acciones temporales sino definitivas las medidas anunciadas por el Gobierno del Distrito Federal para cortar el suministro de agua a usuarios morosos, el programa para reducir en 20 por ciento el consumo del vital líquido y las sanciones para quienes lo desperdicien, las cuales tienen por objeto mitigar la contingencia de la disminución de los niveles de las presas del sistema Cutzamala, de donde se importa agua para la Ciudad de México.
La académica enfatizó en que el mayor problema no estriba en el agua que se importa, que representa 20 por ciento del abastecimiento, sino en la sobreexplotación de los acuíferos del Valle de México, de donde se extraen las dos terceras partes del abasto total y sufren de un índice de presión de 173 por ciento.
Rodríguez Tapia aclaró que de acuerdo con la clasificación de la Organización de las Naciones Unidas, 40 por ciento ya indica una presión severa a los recursos hídricos.
La extracción de agua, informó, se hace cada vez de manera más profunda, el recurso es de menor calidad pues contiene contaminantes minerales, y el hundimiento de la Ciudad evidencia que la sobreexplotación de los acuíferos es una «bomba de tiempo».
Proyecciones elaboradas por académicos del Área de Investigación Crecimiento y Medio Ambiente de la Unidad Azcapotzalco, que parten de que la demanda crezca bajo el mismo patrón de consumo registrado en 2004, indican que los niveles de extracción que en ese año fueron de 2 mil 924 hm3 (hectómetros cúbicos) serían de 3 mil 817 hm3 para 2030, es decir, aumentaría al 226 por ciento la presión sobre los recursos hídricos, mientras que la importación de agua pasaría de 622 hm3 a 830 hm3.
Los resultados muestran que llevar la extracción más allá de la que se realiza en la actualidad sería insostenible, lo que ratifica la necesidad de administrar la demanda de agua entre las y los usuarios.
Rodríguez Tapia puntualizó que el agua de reuso, que representa 12 por ciento de la extracción total del recurso, es una fuente de suministro de significativa importancia, ya que puede aumentar si se aplica una política que fomente la creación de infraestructura para el tratamiento del líquido y la creación de un mercado de agua tratada, el cual puede servir para disminuir la presión sobre los cuerpos acuícolas de primer uso.
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