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Incipiente e insuficiente participación política femenina

Por Mónica Pérez

¿Es cierto que las mexicanas estamos logrando mayor participación política? ¿Es cierto que en este rubro tenemos mayores ventajas sobre las mujeres del continente africano? Aunque las respuestas parecerían obvias, para sorpresa de la gran mayoría, a las mexicanas todavía nos queda mucho camino por andar respecto a lo que sucede con la participación política de las mujeres en países como Ruanda.

Por ejemplo, en las recientes elecciones en los estados de Baja California Sur, Guerrero y Quintana Roo, la representación política de las mexicanas descendió pese a que las mujeres representan el 50 por ciento de la población y son mayoría en los padrones electorales.

En la pasada contienda electoral las mujeres tuvieron pocas posibilidades de triunfo y una marcada tendencia de retroceso en la presencia legislativa femenina en los congresos locales, de acuerdo con resultados preliminares.

Lo anterior, derivado de la posición en que fueron colocadas las candidatas –en los distritos difíciles para sus partidos políticos y en suplencias- en los estados de Quintana Roo, Baja California Sur y Guerrero, pese a que representaban el 25 por ciento del total de los aspirantes a ocupar un cargo de elección popular.

Pero en Ruanda, la participación política de las mujeres está a la alza. De acuerdo con un artículo publicado en la revista Opciones, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ese país de África central ha superado a Suecia al convertirse en la nación con la mayor proporción de mujeres legisladoras.

Como resultado de las elecciones de 2003, las mujeres ocupan ahora 48.8 por ciento de los escaños en la Asamblea Nacional y, según la Unión Interparlamentaria con sede en Ginebra, Ruanda se ha acercado, más que ningún otro país, a la paridad entre mujeres y hombres en un parlamento nacional.

Según la nueva constitución de ese país, de los 80 escaños que integran la Asamblea Nacional, 24 están reservados para las mujeres, pero ellas también ganaron 15 de los escaños no reservados, lo que hace un total de 39 puestos en la Cámara baja y 6 de 20 posibles en el Senado o Cámara alta.

En Ruanda, las mujeres también ocupan 9 de los 28 puestos ministeriales, lo que constituye una de las proporciones más altas del mundo.

Macharia Kamau, representante residente del PNUD en Ruanda, afirma que «como quiera que se analice, en cualquier parte del mundo, lo que se ha conseguido en este país es digno de mención, especialmente si se toma en cuenta su historia política reciente y las dificultades que encara en materia de desarrollo».

Hace diez años en ese país africano más de un millón de personas perdieron la vida, cuando los gobernantes extremistas pertenecientes al grupo étnico mayoritario, los hutus, decidieron exterminar a la minoría tutsi. En un lapso de 100 días, cerca de un millón de personas fueron masacradas, en su mayoría tutsis, pero también hutus moderados que se oponían al genocidio.

El periodo que siguió al exterminio fue particularmente difícil para las mujeres. Muchas de ellas, víctimas de violaciones, se enteraron que habían adquirido VIH/SIDA.

Además, debido a que un gran número de varones huyeron a la República Democrática del Congo víctimas de la persecución, las mujeres quedaron viudas o huérfanas y se convirtieron en jefas de familia en un país devastado.

Después de 1994, las mujeres se movilizaron y alcanzaron prominencia política a pesar de que 60 por ciento de la población en Ruanda vive todavía en pobreza extrema.

Hoy por hoy las mujeres y las niñas constituyen 54 por ciento de los 8 millones de habitantes y 60 por ciento de la fuerza laboral del país. Ruanda ocupa el lugar 158, de 173 países, según el Índice de Desarrollo Humano.

No obstante, la participación política de las mujeres en todo el mundo aún es muy desigual e incipiente, pues en el caso de países como Arabia Saudí, donde la semana pasada se celebraron las primeras elecciones democráticas, las mujeres fueron excluidas y no pudieron votar ni ser elegidas a pesar de la presión nacional e internacional.

Según información de agencias internacionales, el presidente de la Comisión Electoral, Príncipe Mansur Ben Abdulaziz, justificó la exclusión de las mujeres por la dificultad logística que representaría establecer colegios electorales para ellas, toda vez que no pueden mezclarse con los hombres en lugares públicos y en Kuwait, apenas se discute en el Congreso el derecho al voto femenino.

2005/MP/LR

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