En la víspera del Día de la Raza, Amnistía Internacional (AI) hizo notar que la población indígena de América es todavía uno de los grupos más pobres y marginados, sufren discriminación y a menudo están expuestos a sufrir graves abusos contra sus derechos fundamentales.
Mediante un comunicado fechado hoy en Londres, el equipo de trabajo para Centroamérica y México de Amnistía Internacional señala que la inmensa mayoría de los pueblos indígenas desde Canadá hasta el último extremo de Chile y Argentina, a menudo reciben el trato de ciudadanos de segunda clase.
La adopción en México de «leyes inapropiadas y polémicas sobre los indígenas que las comunidades y organizaciones han rechazado por considerar que vulneran sus derechos fundamentales, ejemplifica la falta de voluntad política de los gobiernos americanos.
El hecho de que esta legislación no cumpla las expectativas de las comunidades indígenas debilita los esfuerzos para proteger los derechos humanos y acabar con el conflicto en el estado de Chiapas, señala el organismo internacional.
Llamó a los gobiernos de la región a adoptar y cumplir la Declaración Americana sobre los Pueblos Indígenas, promulgada por la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como a tomar medidas urgentes para convertir en realidad su retórica sobre la diversidad cultural y los derechos de los indígenas.
La organización recordó a los gobiernos los compromisos contraídos el año pasado en la Conferencia Mundial contra el Racismo, donde se fijaron metas para garantizar una representación real de las comunidades indígenas y promover el respeto de la totalidad de sus derechos, no sólo en el sistema jurídico, judicial y político, sino en el conjunto de la sociedad.
Aunque más de la mitad de los países del continente reconocen el carácter diverso de su Estado y garantizan los derechos de los indígenas en su Constitución y sus leyes, esto contrasta enormemente con la realidad que afronta, afirma.
Agrega que los derechos fundamentales de las comunidades indígenas, como a la propiedad de la tierra y a la identidad cultural, al uso del idioma, la educación y la administración de justicia, se vulnera sistemáticamente en varios países.
Al mismo tiempo, «el racismo y la discriminación están muy arraigados en la mayoría de las sociedades y eso hace que los indígenas estén más expuestos a sufrir violaciones de derechos humanos como torturas y malos tratos, desapariciones y homicidios».
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