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Inicia AI campaña contra la ejecución de menores

Por la Redacción

«Una práctica vergonzosa que nos ofende a todos», así comenzaba Esteban Beltrán, director de la sección española de Amnistía Internacional (AI), la presentación ante los medios de comunicación de la nueva campaña mundial de esta organización ‘No a la ejecución de menores’.

Desde 1990, 34 personas han sido ejecutadas en el mundo por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años; AI se ha puesto como objetivo el 2005 como fecha límite para acabar con esta práctica y, según Beltrán, «podemos conseguirlo».

Desde 2000 son cinco los países que cuentan entre sus ejecuciones la de algún menor, China, la República Democrática del Congo, Irán, Pakistán y Estados Unidos. Beltrán considera que «incluso los gobiernos y buena parte de sus sociedades se sienten avergonzados por esta práctica». Es por esto por lo que la organización defensora de los derechos humanos creen alcanzable este objetivo y pide a la sociedad civil que actúe contra la ejecución de menores exigiendo el fin de esta práctica.

En China, Pakistán, Yemen, Arabia Saudta e, incluso, en Irán, segundo país líder mundial en ejecuciones, se están tomando medidas para acabar con la pena capital aplicada a niños. Sólo hay un país que ejecuta a menores de edad y «se jacta de hacerlo». Estados Unidos se lleva la palma en lo que a ejecuciones de menores se refiere con 19 de las 34 personas asesinadas de esta manera desde 1990, y de ahí que esta campaña se centre en el país que «reivindica su derecho a utilizar esta medida».

A FALTA DE UN JUEZ

Rob Freer, investigador de Amnistía Internacional para Estados Unidos que se encuentra de visita en España, recordaba con ironía como EU se autoproclama defensor global de los derechos de la infancia ante Naciones Unidas cuando es, junto con Somalia, uno de los únicos dos países en todo el mundo que no tiene ratificada la Convención de los Derechos de la Infancia.

Para Freer «las estadísticas hablan por sí solas», mientras que en 1990 las ejecuciones de menores en Estados Unidos correspondían al 50por ciento de las ejecuciones de este tipo en todo el mundo, ocho años después este porcentaje aumentaba hasta el 68 por ciento, situándose en 2000 en el 80 por ciento. Si por un lado esto refleja cómo, en general, la ejecuciones de menores son cada vez más rechazadas, por otro queda clara la necesidad de concientizar a las autoridades estadounidenses «federales, estatales y locales» sobre la crueldad de esta práctica.

Cuatro de los nueve jueces del Tribunal Supremo de EU han tachado la ejecución de menores como «una reliquia del pasado». Si se consigue aumentar este número a cinco, se podría prohibir a nivel nacional la aplicación de la pena de muerte para personas que cometieron su delito antes de alcanzar los 18 años. En la actualidad, son tres estados, Texas, Oklahoma y Virginia, los que ejecutan a menores.

Ante la imposibilidad de que se modifique la legislación de Texas, donde se ejecutaron a 13 menores entre 1990 y 2000 de los 19 que perdieron la vida en todo el país, AI pretende actuar en los otros dos estados para que se modifiquen sus prácticas y de ahí llegar al Tribunal Supremo.

Hasta que ese momento llegue, hay tres jóvenes de origen hispano que esperan en Texas a que se les aplique la inyección letal antes del 24 de junio. Raúl Villareal, Efraín Pérez y Edward Capetillo tienen fecha de ejecución, «tres relojes corriendo para tres ejecuciones de menores de edad».

QUE A NANON NO LE PASE LO QUE NAPOLEON

En todo el mundo, decenas de personas siguieron con expectación la última esperanza de que el gobernador de Texas le perdonara la vida a Napoleón Beazley. Condenado a muerte por un delito que cometió antes de que cumpliera los 18, su caso fue proyectado a escala global por Amnistía Internacional como ejemplo de la ejecución de menores en EU y de las deficiencias del sistema judicial de este país.

A Napoleón le mataron. Hoy es Nanon Williams el que espera en el corredor de la muerte texano a morir por inyección letal.

«Muerte por error» es el informe que Amnistía Internacional ha elaborado sobre el caso de Nanon y en él deja constancia de que, durante el juicio, el estado de Texas presentó pruebas balísticas falsas, que el abogado defensor no estaba preparado y que, incluso, lo reconoce. Asimismo, dos miembros del jurado que condenó a Nanon a la pena capital consideran que el resultado del proceso hubiera sido diferente si se hubieran conocido las circunstancias del delito como se conocen ahora y un juez estatal concluyó que fue el testigo principal de la acusación el verdadero culpable.

A pesar de todo esto, la Corte de Apelaciones en lo Penal del estado de Texas considera que Nanon Williams merece morir.

Rob Freer recuerda como en una visita a la madre de Napoleón, Rena, ésta le aseguraba que su hijo no merecía morir. «Ya sé que debe de haber castigo, pero ¿tiene que consistir en matar a una persona de 17 años? Las personas cambian (…), no se puede medir a una personas de 17 años por el mismo rasero que a usted o a mí. La vida nos enseña y yo sé que Napoleón es mucho mejor ahora que entonces». El día de su ejecución, el preso modelo que era Napoleón se despedía disculpándose por sus actos y diciéndonos que «hoy nadie gana». Freer añadía que «cuando se ejecuta a menores el total de la humanidad pierde; cuando se les asesina, también se asesina la esperanza».

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