Todas las políticas económicas de los gobiernos, las recomendaciones de los órganos multilaterales y las iniciativas para nuevos tratados comerciales entre las naciones, deben pasar primero por estudios de factibilidad y de impacto en los sectores de la población más vulnerables, como el de las mujeres, propuso María Elena Ochoa, integrante de una red de análisis del ajuste estructural neoliberal.
En entrevista con cimacnoticias, luego de su intervención en la presentación de una evaluación multinacional sobre los impactos de las políticas de ajuste estructural en países de América Latina, Ochoa destacó como una de las conclusiones de ese documento que todas las iniciativas para nuevos acuerdos comerciales y medidas económicas deben ser analizadas previamente por instancias civiles y de gobierno, para conocer su viabilidad y efectos en segmentos de la población más sensibles.
«Las mujeres somos un sector que siempre sale perjudicado con la aplicación de las medidas neoliberales. Por ejemplo, cuando esas políticas olvidan el ámbito reproductivo de la población femenina, nosotras accedemos al mercado de trabajo en condiciones desfavorables, llegamos a ganar entre 30 y 50 por ciento menos que los hombres.»
Asimismo, señaló que otra alternativa económica ante el modelo neoliberal es que en los países en desarrollo se constituyan entes de la sociedad civil que vigilen estrechamente el manejo transparente de los recursos financieros por parte de los gobiernos, y que den seguimiento a las políticas aplicadas.
Del estudio de la Red Internacional de la Sociedad Civil para la Revisión Participativa de las Políticas de Ajuste Estructural (Saprin), de la cual Ochoa forma parte, se concluye que en las medidas neoliberales nunca ha existido enfoque de género, ni los gobiernos o el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se han preocupado por mejorar la calidad de vida de las mujeres, ya que no son consideradas como sujetas.
«Las políticas de ajuste son profundamente masculinas, es necesario partir de una nueva mirada que reconozca las especificidades y demandas de la población femenina. No demandamos que la política estructural tenga como pegote el enfoque de género, exigimos que se cambie el modelo económico actual para que exista una verdadera articulación de esa perspectiva», acotó.
La salvadoreña, quien también participa en la Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía, consideró que ante medidas excluyentes impulsadas por las multilaterales, el enfoque de género se presenta como una alternativa que está muy ligada a los derechos económicos, sociales y ciudadanos de las personas, y lamentó que ese punto no aparezca en el Consenso de Monterrey.
Ochoa reconoció que difícilmente se lograrán cambios favorables a ese documento que firmarán 50 jefes de Estado en la próxima cumbre de Naciones Unidas, pero manifestó su deseo de hacer escuchar su voz y dar a conocer el estudio de Saprin en el que se exponen los resultados desastrosos de las medidas de ajuste en países latinoamericanos como El Salvador, Ecuador, Argentina y México.
«Los miembros de la sociedad civil estamos aquí para hacer contraloría de los gobiernos que vendrán a la conferencia, para hablar con ellos de economía y tratar de incidir en el Consenso de Monterrey. Creo que es un logro que ahora las multilaterales hablen de género, pero eso definitivamente no es suficiente.»
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