Colocar en las agendas nacionales y locales las demandas de las mujeres no es suficiente: hay que analizar con qué enfoque se diseñan y aplican las políticas dirigidas hacia ellas, pues de ello depende que se logren avances reales.
En ello coincidieron cuatro especialistas al participar el domingo en el seminario «Género, gobernabilidad y políticas públicas», realizado en el marco del Tercer Foro Social Mundial que concluye este martes 28 de enero, donde analizaron cómo se pueden lograr acciones gubernamentales con visión de género.
Las participantes fueron Virginia Guzmán, consultora de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); la secretaria presidencial de la Mujer en Guatemala, Lily Caravantes; Vera Soares, integrante del organismo civil brasileño Acción en Género, Ciudadanía y Desarrollo, y Marta Farah, del programa «Gestión pública y ciudadanía», también de Brasil.
Durante sus exposiciones, ellas coincidieron en que la interlocución del movimiento feminista con los gobiernos y parlamentos, y la movilización cuando así se requiera, son dos acciones concretas fundamentales para lograr avances reales a favor de la población femenina.
Ello, agregaron, además de contar con procesos de democratización de la sociedad y de las instancias de gobierno.
Incidir en el enfoque con el que se apliquen las políticas públicas, explicó Marta Farah, implica definir cómo serán consideradas las mujeres, si seres activos o pasivos. En el primer caso obliga a considerar a las mujeres como ciudadanas en interacción con el programa que se aplicará para mejorar su condición de vida.
En el segundo caso, el más común en nuestros países latinoamericanos, las acciones se enmarcan en el asistencialismo, donde las mujeres sólo reciben el apoyo, expuso.
Por ello, dijo a su vez Vera Soares, las feministas deben estar en los lugares donde se discute la política social, con su autonomía y sin subsumirse en el proceso.
Virginia Guzmán, consultora de CEPAL, llamó a las instancias de gobierno responsables de la aplicación y diseño de las políticas públicas dirigidas a la población femenina, a no confundir los parámetros de desigualdad social con los de género.
En el primer caso, explicó, se suele caer en la desviación de hacer programas dirigidos a hombre y mujer en igualdad de condiciones, cuando de antemano existe la subordinación de las mujeres.
Partir del parámetro de la desigualdad de género te lleva a contribuir de manera más asertiva en la disminución de la inequidad que vive la población femenina, explicó en la reunión auspiciada por el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
Pero además, en el diseño de las políticas pública y su aplicación las instancias gubernamentales deben tomar en cuenta la diversidad de la población femenina y no hacer estándares.
LLH/RGR
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