Cuando los menores tienen acceso a la red encuentran a menudo contenidos pornográficos, violentos, racistas, extremistas, de sectas, e incluso materiales relacionados con drogas y mensajes de engaños y fraudes. El anonimato es otro riesgo para niñas y niños porque propicia el engaño mediante los chats o los juegos en línea, que en muchas ocasiones tienen fines sexuales.
Así lo afirmó la diputada perredista Cristina Portillo Ayala, quien presentó recientemente una iniciativa en la cual solicita igualdad de oportunidades para niñas, niños y adolescentes para el ingreso y uso de internet, así como a otras nuevas tecnologías vinculadas a la información y comunicación, ya que no se les otorga un correcto asesoramiento en su manejo.
De acuerdo con la legisladora, internet permite el acceso de niñas y niños a contenidos educativos, pero también a un mundo de imágenes y lenguajes impropios para ellas y ellos. Así, su propuesta consiste en incorporar un artículo 43 bis a la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para que esta población pueda acceder de manera informada a las tecnologías de punta.
Sin embargo, puntualizó que aun cuando el correo electrónico, las salas de chat y los foros de discusión representan posibilidades de hostigamiento y acoso para las y los menores, «conocer las nuevas tecnologías y navegar con soltura por Internet es cada vez más importante para las nuevas generaciones, por lo que privar a los niños de esta herramienta no debe ser la opción elegida para protegerlos de los peligros de la red».
Portillo Ayala planteó que reconocer el derecho de menores y adolescentes al desarrollo personal y a la educación, y a todas las oportunidades que las nuevas tecnologías puedan aportar mejorará su formación, pero que se debe garantizar la protección de los menores contra la explotación, el comercio ilegal, los abusos y la violencia.
De acuerdo a la Asociación Mexicana de Internet, durante el 2004 se registraron 14.9 millones de usuarios; las edades del 47 por ciento de ellos oscilaba entre los 13 y los 24 años, mientras que 42 por ciento correspondió a jóvenes adultos de 25 y 45 años.
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