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Josefa Ortiz de Domínguez

Por Erika Cervantes *

Una de las pocas mujeres que participaron en la guerra de independencia, a la que la historia le ha dado su lugar, es Josefa Ortiz de Domínguez.

La casa de Doña Josefa Ortiz, esposa del corregidor de Querétaro fue la cuna donde se gestaron las ideas de libertad del yugo español. En «inocentes» tertulias un grupo de intelectuales, discutían sobre el plan para dar inicio a la Guerra de independencia, liderados por el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla.

Bajo las enaguas de las mujeres asistentes, se transportaban los comunicados para las mujeres y hombres que deseaban la independencia de México.

A pesar de haber nacido en el seno de una familia española, María de la Natividad Josefa Ortiz, se identificaba con la clase desposeída. Durante su vida tuvo la oportunidad de mirar la injusticia en su propio hogar, al contrastar su vida con la de las mujeres a su servicio.

Para Josefa, la independencia no era sino un asunto de justicia, para que mejoraran las condiciones de vida de las personas.

Miguel Domínguez, esposo de Josefa reconocía en ella la inteligencia y capacidad de pensar, una característica poco común para las mujeres de la época. A aquellas que se atrevían a expresar su manera de pensar sobre temas políticos, las tachaban de blasfemas. Una acusación peligrosa para las mujeres que les podía costar la cárcel.

Tanto ella, como su marido, Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, tomaron parte de los planes de conspiración a favor de la independencia; pero una vez que sus planes fueron descubiertos su marido abandonó la causa e hizo encerrar a Josefa Ortiz.

A pesar del encierro, Josefa logró enviar noticias de lo ocurrido a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y los hermanos Aldama, y con ello se adelantó la insurrección del 16 de septiembre de 1810.

Josefa Ortiz fue denunciada por el Capitán Arias, sentenciada por el delito de sedición, fue condenada al encierro en el Convento de Santa Clara y después llevada a México, donde fue recluida en el Convento de Santa Teresa. Como estaba embarazada fue separada de sus hijos y llevada al Convento de Santa Catarina de Sena, donde permaneció tres años.

Tras la proclamación de la Independencia, el 18 de mayo de 1822 Agustín de Iturbide se proclamó emperador de México y ofreció a Josefa que fuera dama de honor de su esposa en la Corte, Ana Duarte de Iturbide.

Para Josefa esto fue intolerable y renunció a ocupar el mencionado puesto, ya que pensaba que la constitución de un Imperio era totalmente contraria a los ideales por los que se había luchado durante la guerra.

En los últimos años de su vida, Josefa Ortiz de Domínguez estuvo relacionada con los grupos liberales de carácter radical. En todo momento, se negó a recibir cualquier recompensa por el apoyo inestimable que había prestado a la consecución de la Independencia. Ella opinaba que no había hecho más que cumplir con su deber de buena patriota.

María de la Natividad Josefa Ortiz nació en Valladolid (Morelia) el 8 de septiembre de 1768 y murió el 2 de marzo de 1829, y fue enterrada en el convento de Santa Catalina.

Sus restos fueron trasladados posteriormente a Querétaro, donde reposa en el mausoleo de las personas ilustres. Y nos hereda el derecho de las mujeres a por la libertad y justicia en los pueblos.

* Periodista mexicana, fotógrafa e integrante de la Red Nacional de periodistas con Visión de Género.

10/EC/LR/LGL

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