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La cárcel espejo de la condición femenina: María Morett

Por Leticia Cortés


Mirar la cárcel como espejo de la condición femenina y dar voz a las que no tienen voz, las mujeres, fue parte de lo que llevó a María Morett a escribir y dirigir Mujeres en el encierro.

La obra que se estrenó en el marco del XXX Festival Cervantino en 2001 y se presentó en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM, iniciará una nueva temporada el próximo miércoles 16 de febrero, en el Teatro Helénico, donde cada miércoles se pondrá en escena en los próximos dos meses.

La energía e intensidad de la obra atrapa al público desde el primer acto. Llena de momentos oníricos, lúdicos y tanáticos, en donde los narcocorridos dan un respiro a la violencia presente a lo largo del montaje.

La obra surge a partir de la experiencia de María Morett como maestra de teatro en el Reclusorio Preventivo Femenil Norte, durante 1993, y en la Penitenciaría de Mujeres, en 1994 aunado a la investigación que la autora llevo a cabo durante cinco años.

El interés por la condición de la mujer, los mitos del laberinto y la obsesión por Crónos, el tiempo, la más fuerte de las cárceles, llevan a Morett a conjugar estos factores.

María Morett, en entrevista con cimacnoticias afirma que cuando empezó a dar clases de teatro en el Reclusorio vio la condición femenina como una cárcel ya que el sistema les pone trampas, las encasilla.

O VÍRGENES O PUTAS

«La mujer tiene la obligación de ser perfecta, no se le perdona equivocarse porque así es la Virgen, así que o es Virgen o puta. Si va a ser mala, tiene que ser mala, mala», afirmó.

Por su formación profesional de comunicóloga y periodista sintió la necesidad de investigar el mundo y el submundo en el que se encontraban las reclusas: prostitución, narcotráfico, corrupción, tortura.

Visitó Colombia, cuna del narcotráfico y la guerrilla en donde tuvo oportunidad de tener contacto con las guerrilleras y algunas novias o amantes de los narcotraficantes, y así se fue «llenando» de ese mundo.

María explica que «por la importancia del tema estudié el código penal, me metí a la cárcel desde otros ámbitos. Estudié algunos casos, desde un ámbito psiquiátrico y legal».

Aunque a la hora de escribir, añade Morett, no utilizó los testimonios de manera textual, ya que al momento de escucharlos se imaginaba cosas.

EL ENCIERRO DENTRO DEL ENCIERRO

Cuando llegó a dar las primeras clases de teatro al Reclusorio se topó con un mundo silencioso y sombrío dónde las mujeres estaban deprimidas. Padecían el llamado «carcelazo», que es el encierro dentro del encierro.

Lo primero que hizo fue transformar el tiempo y el espacio, que es el primer gran logro del arte, asegura Morett.

Primero las tenía en un cuarto encerradas y dije no, ellas de lo que están huyendo es del encierro. Entonces me fui al patio, y empecé a poner música africana y a moverme como loca, ellas se reían de mí, pero de alguna forma les abrí un espacio de libertad de expresión y luego se unieron y comenzaron a bailar y terminamos hablábamos de todo.

La violencia y la sexualidad estaban contenidas en una especie de «olla express» y el «silbato» que ésta produce después de estar bajo el fuego, es la liberación, el orgasmo que precedía a los bailes y las palabras.

La directora describe la primera vez que hablaron de sexo, «con sólo decir la palabra sexo u orgasmo se desataba la energía, liberada en risas».

Asegura que de alguna forma ellas encontraron algo que les dio libertad y yo también encontré una libertad ahí en la cárcel, encerrada, de repente sentía que podía volar.

En la cárcel –agrega- se tienen también momento de libertad y de mucho placer, el amor, el poder, la solidaridad. Es la paradoja que afuera puede haber grandes encierros y adentro la libertad.

Para algunas mujeres a veces la cárcel puede ser un lugar mucho más tranquilo, más amable que el exterior, apunta luego de su aprendizaje con las mujeres de los reclusorios.

Su experiencia dentro de la penitenciaria también le permitió cuestionarse sobre cómo es la justicia para las mujeres y cuál es su rol, qué se espera de ellas.

Su reflexión es que la prisión es un lugar dónde las mujeres se preguntan por su condición de mujeres. El encierro mismo las obliga, ya no pueden escapar a la pregunta de ¿quiénes son?

EL PODER DEL NARCO

El tema del narcotráfico es parte de los resultados de su investigación y concluye que éste es el que sustenta el poder en el mundo en estos momentos. «Viví dentro y afuera de la cárcel toda esta relación con el narcotráfico y me persiguieron y por eso le pare».

El poder de las mujeres es algo que también toca la obra, al cual no tienen acceso directo sino a través de otro, que en el caso de Fanny, una de las protagonistas, lo tuvo por haber sido amante de un narcotraficante.

El nuevo montaje de Mujeres en el encierro, con personas nuevas, es fresco y siento que de alguna forma ya no estoy en el centro del laberinto sino en el perímetro. Ha sido rico poder transitar la obra desde el centro y poderla ver ahora desde afuera, afirma Morett.

En 2002, la obra de la periodista se tradujo al inglés y alemán, se presentaron lecturas dramatizas de la versión en inglés en las ciudades de Nueva York y California, en Estados Unidos y en Barcelona, España.

2005/LC/SJ

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