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La democracia se construye, no sólo se espera

Por Miriam Ruiz

«No maldigas la oscuridad», gusta repetir Erick Urizar, integrante de la Red por la Participación Ciudadana, A.C., simplemente conocida en el estado de Chihuahua como Red Ciudadana. Mejor «prende tu luz, sea grande o pequeña», prosigue ante un auditorio de mujeres en Ciudad Delicias, al presentar su diagnóstico sobre el trabajo de la saliente legislatura en ese estado de tres millones de habitantes y una historia de luchas ciudadanas que inició con las revueltas indígenas del siglo XVII.

No es la primera vez que este grupo se reúne. Es parte de un proceso que desde la Red Ciudadana busca democratizar el estado con la participación ciudadana y una apuesta a la transparencia del ejercicio de todos los poderes y niveles de gobierno. Aquí se inició con un taller para que una treintena de ciudadanos, principalmente mujeres, y también líderes sociales, priorizaran lo que quieren resolver en Delicias, centro comercial de prósperos agroproductores en el norte del país.

En el centro cultural frente al Museo de Paleontología, mientras el cielo pasa del azul al rosa y, luego, al negro, las mujeres se indignan ante los hallazgos del observatorio legislativo de Red Ciudadana: sus diputados gastan 13 mil pesos diarios en sus gestiones, aunque en realidad no se sabe, pues no están obligados legalmente a dar cuentas.

Se inquietan en sus sillas, «es una provocación», protestan. «Aquí, ¿cuántas veces vas a Presidencia y no te hacen caso? La gente cae en el desánimo», lamenta una de ellas.

Ya lo vivieron al poner en marcha el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar de Delicias (Cavide), que varios grupos de mujeres gestionaron hace tres años hasta lograr una dependencia directa –aunque autónoma- de la Presidencia Municipal. Hoy, con un nuevo presidente municipal se rumora que pasará a ser administrado por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF): conservar el proyecto original es su prioridad, como acordaron en una reunión el mes pasado con la Red Ciudadana.

Esa es la dinámica constante del trabajo con la Red, asegura su presidenta, Francisca Jiménez Barrientos: «La gente tiene más información, se le prende la chispa y se generan expectativas para mejorar su pueblo, su comunidad».

Guachochi, Sierra Tarahumara

Entre montañas y barrancas en el núcleo de las tierras rarámuri, un grupo de ciudadanos acude a la cabecera municipal de Guachochi al llamado de la Red Ciudadana, constituida por individuos y seis grupos: la Coordinadora Ciudadana, el Equipo Pueblo, el Frente de Consumidores (Fedeco), Mujeres por México, el Frente Democrático Campesino y la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (Cosyddhac), esta última con muchos años de trabajo en la región.

En el salón Caraveo en Guachochi más mujeres que hombres escucharon la historia de doña Rosa y detectaron cuáles son los valores de una democracia. Discutieron lo que necesita la sociedad y lo que atenta contra la misma. Construyeron un castillo de popotes mientras un «vigilante ciudadano» seguía sus pasos.

Al otro día, decidieron que lo que más les preocupaba como grupo era el aumento del alcoholismo en las comunidades y también la drogadicción. Sobre todo, se decidieron a juntarse para defender su agua.

«En Guachochi se cruzaron las necesidades de la gente y nuestra propuesta», cuenta Francisca Jiménez. En parte, gracias al trabajo de facilitación de la parroquia local.

Guachochi nunca tuvo problema de abasto de agua gracias a sus manantiales y a una laguna. Sin embargo, el «boom» del lugar, sus nuevos desarrollos turísticos y hasta la idea de un lago para patinar en hielo todo el año, así como el crecimiento de la población, presenta un panorama desalentador. Las autoridades pusieron medidores y la gente se queja de que cobran aunque no les brinden el servicio. No saben si fue el municipio o la Junta Local de Aguas. Nadie les informó qué pasaba.

«Busca reunirte con los demás de forma libre y pacífica para participar en los asuntos públicos nacionales y locales y resolver juntos nuestros problemas cotidianos», se lee en el tríptico de la Red: «Nosotros te apoyamos con capacitación, gestorías y asesorías.»

Por eso, al siguiente taller llegaron más de medio centenar de personas entre 24 y hasta 83 años de edad, listas para participar. Porque, como dice la Red Ciudadana, los derechos no se dan solos, se ganan en la medida que se conocen, se exigen y se ejercen.

Por todo Chihuahua

El 26 de enero del 2001, en su página 5, El Heraldo de Chihuahua daba cuenta de la creación de la organización civil Red Ciudadana. Tenía una propuesta de participación colectiva «para que la sociedad no tenga que demandar a sombrerazos» sus derechos.

Las cuatro personas que dan vida cotidiana a la Red se mueven en un sótano y un ático prestados dentro de una hermosa casa porfirista, junto a la histórica Quinta Gameros, en la capital chihuahuense Es su base para moverse por las divergentes realidades en 16 de los 22 distritos electorales de la entidad, que recibe los embates de la crisis económica con la mayor pérdida de empleos en el país, cerca de 300 mil en el último año.

Difícil de imaginar: de un lado, en el campo los diez principales cultivos disminuyeron en un promedio anual de 1.5% en la última década. Mientras que Chihuahua y Ciudad Juárez sufrieron la vertiginosa industrialización en la era global, con sus grandes disparidades. Y el mundo indígena que nos remite en el pensamiento a la Tarahumara, aunque esas dos ciudades alberguen al mayor número de indígenas de todo el país.

El equipo se mueve constantemente por este territorio similar en extensión al de España. Además de las referidas ciudades de Chihuahua, Delicias y Guachochi, trabajan en Ciudad Juárez, Parral, Cuauhtémoc, para sumar zonas urbanas, rurales y serranas. También en San Juanito, municipio de Bocoyna, y en la fronteriza Ojinaga.

Ante todo, Derecho a la Información

«Nosotros vamos muchos en el sentido de despertar el interés; a dar a conocer que tenemos derechos y uno de ellos es el derecho a saber, el derecho a estar informados, porque es la base fundamental para que nosotros participemos con nuestra opinión», explica con sencillez Francisca, que inició su trabajo de derechos humanos en Coddhysac.

«Vemos que el acceso a la información nos va a generar una mayor conciencia para que las autoridades tengan un desempeño más transparente y (cumplan con la) rendición de cuentas», abunda tras recordar que los estudios internacionales muestran la relación entre corrupción y calidad de vida.

Con la convicción de que la democracia se construye, no sólo se espera, ni sólo se sueña, actualmente la Red por la Participación Ciudadana pone solamente dos condiciones para quien se suma a ella: no tener compromisos con ningún partido y poder convocar a la comunidad. Para noviembre del 2003 habían contabilizado la atención a 695 personas, la mayoría mujeres y jóvenes.

Armaron este año electoral cinco foros ciudadanos, alianzas con medios e instituciones académicas, una propuesta de ley sobre acceso a la información y 20 reuniones con legisladores; 37 capacitaciones sobre ser y quehacer del Congreso, así como 25 reuniones informativas y otras 35 al interior del equipo. Además han compartido su experiencia en Coahuila, Veracruz, llegando hasta Quito, Ecuador. En la ciudad de México, transmitieron hasta 2004 el programa Otras Rendijas en la Radio de los Ciudadanos.

Pero nada de eso la ha hecho tan famosa, al tiempo que controversial y respetada, como el seguimiento puntual y mesurable del quehacer legislativo en Chihuahua, mismo que reportan periódicamente ante la opinión pública con poca fortuna para las y los legisladores locales.

La exigencia permanente de la Red Ciudadana es transparencia, y para ello han propuesto una iniciativa de Ley de Acceso a la Información, misma que quedó congelada en la saliente legislatura.

Pese a todo, «hay más conciencia de la necesidad de una ley que garantice el acceso a la información y de buscar la transparencia y rendición de cuentas en los diferentes niveles del gobierno estatal.»

«Todo este ejercicio ha servido para que reconozcamos la importancia tanto que tiene el poder legislativo, como para también que los diputados sientan que son observados por una ciudadanía interesada en su quehacer.» Para los medios de comunicación – escépticos ante la sociedad civil- son una fuente fiable, una voz que vale la pena escuchar.

2004/MR/SM

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