Economistas de la salud se sorprenden de los resultados de sus investigaciones relacionadas con el secreto para vivir más, ya que sus conclusiones indican que es la educación lo que alarga la vida de mujeres y hombres.
La educación, dicen James Smith, de Rand Corporation, y Michael Grossman, de la Universidad de Nueva York, es más determinante para la larga vida, por sobre otros factores como el dinero, el seguro médico, la raza, la geografía, e incluso la asistencia a misa.
La idea de buscar en la educación la respuesta a la longevidad surgió en 1999 en la Universidad de Columbia, cuando la entonces estudiante Adriana Lleras Muney leyó en un diario de 1969 que tres economistas relacionaban educación con salud y aconsejaban «si quieres mejorar la salud, obtendrás más si inviertes en educación que si inviertes en seguro médico».
Destacan Smith y Grossman que la gente con menos educación no planea su futuro y tiene menos gratificaciones, además de que la gente con menos educación piensa menos.
Victor Fuchs, economista de la salud de Stanford, sorprendido por los resultados encontrados a lo largo de sus investigaciones, señala que hay otros misterios, como el de las mujeres que incrementan sus años de vida permaneciendo más en la escuela.
El aumento de la esperanza de vida parece estar también relacionada con la obligatoridad de la enseñanza, pues desde que las leyes impulsan la educación, la gente vive más años, según han comprobado en los datos de cada estado de EU.
En Suiza, Dinamarca, Inglaterra y Gales, se encontró que las niñas y los niños que pasan más tiempo en las escuelas tienen mejor salud.
Definir si la salud permite estudiar más o la educación fomenta la salud es como intentar decidir si fue primero el huevo o la gallina, pero no hay duda de que la educación propicia que la vida se alargue y que el envejecimiento sea más saludable.
Irma Lara, una mexicana que migró indocumentada a los 75 años de edad y con un solo año de primaria, parece dar la razón a los investigadores, pues hoy, a sus 78 años, dice sentirse bien, juega bingo, estudia inglés y hace ejercicio en un centro cercano a su casa en Texas.
Pero existen otros casos, como el Leos, otro mexicano que cursó hasta el cuarto año de primaria y hoy, a sus 78 años, dice que su secreto sólo es el de vivir feliz.
La relación entre educación y expectativas de vida se manifiesta en países como Italia, Japón, Estados Unidos, Francia, España. No sucede lo mismo en Niger, Mali, Sudan o Pakistán.
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