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La FEVIM crece, pero crecer duele: Pérez Duarte

Por Cecilia Lavalle

Es una mujer de baja estatura y enorme espíritu; de lindos ojos y mirada fiera; de suaves maneras y firmes ideas. Se llama Alicia, pero sabe perfectamente que no vive en el país de las maravillas. Es más, trabaja en un lugar donde todos los días pareciera que se contradice la esperanza de un país mejor. Y, sin embargo, día a día lucha por cambiar la realidad, y lo hace con una convicción y una esperanza contagiosas.

Alicia Pérez Duarte, es doctora en Derecho y pionera en México de los estudios jurídicos de Género. Ha trabajado con la problemática de violencia hacia las mujeres, lo mismo desde la investigación que en espacios de la administración pública, en el Senado o en organismos internacionales. Es miembro de número de la Academia Mexicana de Derechos Humanos y actualmente es Fiscal Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres (FEVIM), dependencia de cuyo nacimiento ha formado parte.

-¿Cuál es su diagnóstico con respecto a la violencia contra las mujeres en el país?

El problema es muy grave. El entorno más cercano, donde supuestamente debemos estar más tranquilas, en paz, protegidas, es el sitio donde están los focos de mayor alarma. Esto implica que debemos trabajar en dos planos, con las nuevas generaciones con educación por el diálogo, para la paz, por los derechos humanos, la igualdad, la equidad; y al mismo tiempo atender el problema que ya tenemos. La tarea no sea sencilla.

-¿Hay entidades donde persiste más violencia en cantidad o intensidad?

Existe el problema en todo el país, pero en lo que hemos llamado zonas fronterizas se agrava en intensidad, porque ahí los seres humanos nos permitimos romper los marcos de valores que nos ha inculcado nuestro entorno. Me refiero a zonas fronterizas con otros países, como la zona norte con Estados Unidos y la zona sur-sureste con Guatemala y Belice; pero también a zonas internas, por ejemplo las zonas turísticas, donde nos permitimos romper con estos marcos de control y de valor.

-¿En estas zonas se percibe mayor crueldad en la calle o en la vida doméstica?

En las dos, porque están estrechamente relacionadas. La violencia que se vive en la casa se traduce en una normalización de la violencia que se vive también en las calles, en las escuelas, en las instituciones; y esto hace que la violencia en las casas se recrudezca.

-¿Cuál es la percepción de los gobernadores con respecto a la violencia contra las mujeres?

Creo que hay que llamar todavía la atención. A la inmensa mayoría hay que decirles: Señor gobernador, usted está preocupado por la violencia en la calle, pero fíjese que está estrechamente relacionada con la violencia contra las mujeres en los espacios privados. Hay algunos que me ven como si les estuviera hablando en chino y después comprenden que efectivamente hay una problemática qué atender. Otros aceptan que hay un problema, pero no saben cómo resolverlo, entonces dan la bienvenida a la iniciativa, al proyecto, y brindan su apoyo. Hay otros que, antes de que yo termine de exponer, me dicen: oiga, ahí podemos vincular este programa, esta política que yo tengo?

-¿De cuáles hay más?

Es un panorama amplio. Que coincidan o no con el trabajo que hacemos en esta materia tiene más que ver con cuánto tiempo llevan en el gobierno. Los que tiene poco tiempo en el gobierno tienen una mayor idea, porque es algo que las mujeres nos hemos encargado de poner en la agenda pública.

-¿Autoridades jóvenes están más receptivas?

Efectivamente. La juventud nos está dando una esperanza. Nos da la pauta para esperar que tarde o temprano en nuestro país tengamos, de entrada, políticas públicas afines al ejercicio efectivo de los derechos humanos de las mujeres, de las niñas.

-Con frecuencia trata con personas que no tienen ninguna sensibilidad ante el tema,

¿cómo le hace para no enojarse?, ¿cómo le hace para no claudicar?

Creo que las mujeres podemos ejercer sobre nosotras mismas un control a partir de la convicción. Yo he decidido no asustarme, no tenerle miedo ni al reto que tenemos enfrente ni a las personas que amenazan. Y la otra decisión es la de no enojarme. Presentar una cara de esperanza, una cara de satisfacción por lo que estamos haciendo y una cara de alegría por el futuro. Para eso necesito tener la convicción y la decisión política de no enojarme.

– La FEVIM, creada en febrero de este año, tiene nueve meses de vida. Decía usted que se trataba de un parto. ¿Qué parió?

¡Una nena! Una nena que viene con energía y esperanza, porque en estos nueve meses recibió vitaminas, minerales y proteínas que están en su acta de nacimiento.

A qué me refiero: Tenemos 500 alumnas y alumnos ministerios públicos inscritos en una especialidad y 170 peritos en un diplomado. Ambos, especialidad y diplomado, que brindamos en coordinación con la UNAM, son pioneros en el mundo para la atención de la violencia contra las mujeres. Tienen componentes que nadie había juntado en un solo esquema de formación, que son derecho, psicología, trabajo social y medicina. Se habían trabajado las cuatro áreas en momentos distintos, aquí los incluimos en uno solo.

Y estamos provocando no nada más mayor conocimiento, mayor información, sino cambios internos, cambios de percepción de la problemática. Esto es parte de estos minerales y vitaminas.

Parte de las proteínas son los resultados concretos en la administración de justicia como, por ejemplo, haber logrado llevar a un juez del fuero común a ocho militares que agredieron sexualmente a mujeres en nuestra frontera norte. Y se logró porque el procurador de Coahuila, el procurador militar y la FEVIM trabajamos en conjunto bajo el programa que la FEVIM propone.

-¿Qué costó más trabajo al formar esta Fiscalía?

Trabajar desde la federación un tema que es preponderantemente local. Implica romper tabúes, romper la desconfianza que hay del exceso de acciones federales en asuntos de competencia estrictamente local. Romper los tabúes misóginos de que sea una mujer la que diga cómo se pueden diseñar políticas públicas integrales en un tema determinado. Y romper el tabú que hay sobre lo privado y lo público.

-¿Qué sigue para la Fiscalía?

Estamos en un momento de transición. Queremos sobrevivir al cambio.

La transición le está costando mucho trabajo al país. Creo que en este momento debemos llamar la atención en torno a que las causas de las mujeres son las que nos pueden dar las pautas de entendimiento y las pautas de acuerdo. Es un tema que debe generar por sí mismo no sólo consenso sino unanimidad. Tengo gran confianza en que eso suceda. Tengo esperanzas.

-¿Qué le diría a mi hija respecto al país al que pronto saldrá a enfrentar?

Yo diría a tu hija, a la mía, a las nuestras y a nuestras nietas que estamos creciendo y el crecimiento no es sencillo. Crecer duele -y las adolescentes nos pueden entender perfectamente. Pero una vez pasada la etapa de crecimiento, tenemos toda la fuerza y toda la energía para salir adelante, y ellas son quienes nos están alimentando y quienes nos están dando la energía en el país entero. Que tengan fe en que podemos hacerlo y lo vamos a hacer.

06/CL/GG

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