En México será muy difícil detener al crimen organizado mientras exista el silencio de las víctimas o de sus familias, la corrupción dentro de las autoridades y la certeza de los secuestradores sobre sus ganancias más tarde o más temprano.
Si bien las sentencias se han endurecido, existen atenuantes para delincuentes que son menores de edad y pueden salir en unos cuantos años para seguir delinquiendo.
Las autoridades no cuentan con todos los recursos para realizar su trabajo, como son radios de intercomunicación, gente capacitada durante los fines de semana y en horario nocturno, como fue el caso de un secuestro que tuvo que ser atendido con el apoyo de los familiares o exigir a los secuestradores que el pago se llevara acabo en lunes para poder colocar un dispositivo en el automóvil que transportaría al pagador designado.
¿No le parece increíble? Pues es verdad, Seguridad Pública dejó en estado de indefensión a una familia que decidió que ni un sólo momento más esperaría para obedecer a los criminales y con ello procurar la libertad de sus dos familiares.
El grupo antisecuestros de la Procuraduría General del Justicia del Distrito Federal implementó un operativo para atrapar a los secuestradores y liberar a sus víctimas.
Del grupo está encargado Isaías Moreno, el héroe junto a Mario Hernández y Jesús Alonso Vázquez. Me cuentan que en el momento de aventar la bolsa con el dinero y volver a su coche, salieron de todas partes los agentes y una mujer, chaparrita de la que ignoro el nombre, brincó sobre el tipo que agarró la bolsa derribándolo al suelo, el sujeto los condujo a la casa en la que estaban las víctimas y atraparon a tres, faltan cuatro más, liberaron a los secuestrados.
Ya los sentenciaron, a uno le dieron 32 años, a otro 30, pero a la menor de edad sólo 15. Apelaron y en esas están. Los demás siguen haciendo de las suyas libres y armados.
Marcelo Ebrad, jefe de la policía capitalina, volvió a salir en la televisión «parándose el cuello», cuando su gente no pudo o no quiso entrarle al asunto, lo de siempre. El juez no tomó en cuenta que uno de los secuestrados era un infante de cuatro años, quien fue objeto de sevicia y de tortura intelectual, además de todos los otros delitos cometidos en su contra.
Los secuestradores destruyen las relaciones familiares, causan traumas a veces de por vida, impiden el desarrollo normal de las actividades de la familia, como puede ser el ir a trabajar o a consultas médicas o cualquier otra tarea o responsabilidad.
En muchos de los casos esto tiene consecuencias graves, divorcios, resentimientos, pérdida del trabajo, enfermedades sicológicas o físicas fatales (infartos, gastritis, ulceras, nerviosas, alérgicas, alta tensión, etcétera).
¿Quién es responsable de todo esto, quién te resarce, quién te devuelve tu vida, la que tenías antes de qué alguien decidiera hacerte víctima de un secuestro? ¿Quién escucha los gritos nocturnos de un niño pequeño, de una joven empapada en sudor frío, quién?
¿Apelación, cuál apelación? Premeditación, alevosía y ventaja. Señor juez, pocos son los encarcelados, los mexicanos seguimos expuestos, vulnerables, sin defensa.
MGG/MEL
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