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La infancia latinoamericana es como un diamante de sangre

Por Hypatia Velasco Ramírez

En los bares de Liberia y Sierra Leona se reconocía a los compradores de diamantes cuando ellos mismos admitían ser parte de la «industria de los melones o los plátanos», pues el color de la fruta reflejaba el color de los diamantes que buscaban como el amarillo o el color melón. Pero el matiz que no admitían era el rojo de la sangre pues eran conocidos como los diamantes de sangre.

El conflicto en Sierra Leona, en África Occidental, comenzó en marzo de 1991 cuando combatientes del Frente Revolucionario Unido (FRU) comenzaron una guerra desde el este del país, cerca de la frontera con Liberia, para derrocar al gobierno, y finalizó el 7 de junio de 1999 pues todas las partes del conflicto firmaron un acuerdo en Lomé para terminar con las hostilidades y formar un gobierno de unidad nacional, señala la página de las Naciones Unidas.

La mayor fuente de divisas para Sierra Leonas es la extracción de diamantes, y los llamados «diamantes ensangrentados» o «de zona de conflicto» son aquellos con los que se financiaron en África conflictos que han provocado la muerte y el desplazamiento de millones de personas.

Con el fin de reflejar algunas de las problemáticas surgidas en esta guerra civil, se realizó la cinta norteamericana Diamantes de Sangre, próxima a estrenarse en nuestro país.

A propósito del entreno de la película, el Centro de Información de las Naciones Unidas, México llevó a cabo ayer una conferencia de prensa en la que su director, Paul Hoeffel, señaló que esta cinta ilustra temas fundamentales para la ONU como la asistencia humanitaria, el refugio, la explotación y tráfico de personas, la pobreza extrema y los cientos de miles de niños que son arrebatados de sus familias para ser utilizados como soldados.

Por su parte, el vocero para América Latina del Programa Mundial de Alimentos, Trevor Rowe, apunto que aunque este conflicto se llevó a cabo en el continente de África, América Latina tiene sus propias crisis: violaciones de derechos humanos, desigualdades económicas y necesidades humanitarias, pero enfrenta su más grande problema humanitario en la desnutrición infantil.

De acuerdo con Rowe, casi 9 millones de niñas y niños sufren de desnutrición crónica, es decir uno de cada 6, que representa un promedio de 16 por ciento de la población infantil, y como el comercio de los diamantes ensangrentados, dijo, este sufrimientos es invisible y una crisis silenciosa a la cual no se le ha dado la respuesta merecida.

Los perjuicios que padecen los infantes por esta desnutrición son daños cerebrales permanentes, falta de crecimiento físico, alta susceptibilidad a enfermedades o en el peor de los casos la muerte. No obstante, la crisis es ignorada, especialmente en las comunidades indígenas afrodescendientes del hemisferio, señaló.

«Si aplicáramos la metáfora de los diamantes a AL, los diamantes serían los niños, pero aquí diamantes en bruto, sin pulir, niños que nunca van a desarrollarse al máximo ni a producir su potencial «diamantes que jamás lucirán en el anillo de una bella dama».

Como consecuencia, estas niñas y niños serán condenados a un futuro de pobreza, sobre todo porque entre la edad de cero y tres años, el periodo más critico para el desarrollo cerebral y físico, no recibieron la nutrición adecuada.

Por otro lado, Daniel Camazón, representante de la oficina de UNICEF, México aseguró que uno de los temas más importantes de las películas son las y los niños y su participación en conflictos armados ya que constituye una de las formas más graves de exclusión y explotación de infantes a nivel mundial.

Algunas de las cifras, emitidas por UNICEF, indican que existen alrededor de 300 mil niñas y niños que participan en conflictos armados en aproximadamente 30 países en el mundo, particularmente en los países de Afganistán, Angola, Burundi, Colombia, Liberia, Mozambique, Congo, Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sri Lanka, Sudan y Uganda, explicó Camazón.

Sin embargo, dijo, uno de los avances que se ha dado en esta materia a nivel mundial constituye la firma o la aprobación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de la Niñez relativo a la participación de niñas y niños en conflictos armados en 2002 en la mayor parte de los países del mundo.

Este protocolo eleva de 15 a 18 años la edad mínima para que las y los infantes puedan ser reclutados en diferentes ejércitos de distintos países del mundo.

En AL, sólo Bolivia y Nicaragua no han firmado dicho protocolo, mientras que países como Colombia, Cuba, Ecuador y Haití lo firmaron pero aún falta su ratificación, señaló Camazón.

Asimismo indicó que otra de las formas más flagrantes de violaciones de los derechos de los niños, que se visualiza en la película, es la explotación laboral pues en el mundo existen alrededor de 300 millones de niñas y niños que trabajan, la mayor parte de ellos bajo condiciones de explotación y una de esas formas se expresa en las minas en trabajos que son de alto riesgo para su vida, su salud y su desarrollo.

Finalmente, una de las grandes problemáticas en cualquier conflicto son las y los refugiados y desplazados.

En este sentido, Mariana Echandi, oficial de Información Publicadle Alto Comisionado de la ONU para los refugiados en México (ACNUR) subrayó que existen dos tipos de desplazamientos: el interno constituido por personas que no pueden cruzar la frontera internacional y que se desplazan dentro del propios territorio nacional, y el desplazamiento de los refugiados que son personas que ya han cruzado la frontera internacional en busca de protección en otros países.

Después del conflicto, «queda la parte de la reconstrucción del país y la del retorno de las y los refugiados y desplazados a su comunidades de origen», por lo que entre 2000 y 2004 alrededor de 270 mil personas refugiadas en Liberia y Guinea regresaron a Sierra Leona a reconstruir su país.

«Algunas fueron devueltas a sus países mediante los programas de repatriación del ACNUR, pero muchas personas regresaron bajo su propia cuenta durante estos años para volver a recomenzar sus vidas», dijo.

El número de desplazamientos en este conflicto es de alrededor de 370 mil personas refugiadas en Guinea y 120 mil personas refugiadas en Liberia, pero también hubo quienes huyeron a otros países más lejanos de las fronteras como Malí, Senegal, Ghana, Nigeria y Gambia, e incluso países latinoamericanos.

Y aunque esto ocurre en África occidental, también AL tiene este tipo de conflictos en los que llega a haber población desplazada y refugiada, buscando asilo y protección en países latinoamericanos incluyendo México que ha recibido algunos solicitantes de asilo de países africanos y que huyen de conflictos armados, finalizó.

07/HVR/GG

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