Inicio La jerarquía católica sin poder para revertir avances demográficos: especialistas

La jerarquía católica sin poder para revertir avances demográficos: especialistas

Por Miriam Ruiz

El derecho de las mujeres y hombres a decidir sobre su fecundidad no tiene marcha atrás, aseguraron hoy funcionarios del gobierno y académicos durante la celebración el 30 aniversario de la Ley General de Población, pese a las presiones de la jerarquía católica.

Con la entrada en vigor de la ley las mujeres y hombres empezaron a apropiarse de su cuerpo y se vislumbraron nuevos conceptos en torno a la salud sexual y reproductiva, además de que se afianzaron las relaciones hombre-mujer.

Después de tres décadas de la entrada en vigor de esta importante legislación, los especialistas destacaron algunos de los logros sociales, el más visible es la reducción del crecimiento poblacional, el cual pasó de 3.3 a 1.45 por ciento en la actualidad.

El descenso de la fecundidad, como efecto de la planificación familiar y un mayor uso de métodos anticonceptivos, es uno de los avances más relevantes.

La reducción del crecimiento demográfico contribuyó al bienestar, sobretodo, de las mujeres al permitirles espaciar los nacimientos de sus hijos y mejorar la salud materno-infantil.

En los últimos 20 años, explicó Elena Zúñiga, se disminuyeron los nacimientos precoces, próximos entre sí, numerosos o tardíos en un 20 por ciento (de 63 a 43 por ciento).

El tiempo dedicado a la crianza y cuidado de los hijos también disminuyo de 25 a 10 años, lo que facilitó la participación de la mujer en otros ámbitos y modificó los roles entre hombres y mujeres, así como las relaciones familiares.

La Iglesia no debe regular fecundidad

De acuerdo con el subsecretario de Población y Asuntos Religiosos, Armando Salinas Torre, la política poblacional seguirá siendo laica, puesto que las iglesias pueden debatir públicamente, pero no interferir en las políticas nacionales.

Por su parte, la coordinadora general del Programa de Salud Reproductiva y Sociedad del Colegio de México, Ivonne Szasz, confía en la laicisidad de la sociedad mexicana pese a que la jerarquía católica está más atrasada que hace 30 años.

«Entonces los sectores conservadores permitieron y aceptaron –seguramente negociaron– con el sector público la necesidad de las políticas de población, ya que estaba de por medio una visión de estado de grandes números, una necesidad de regular la fecundidad», añadió Szasz.

«Hoy está en juego la libertad de las personas y, en particular, de las mujeres, por lo que hay más tensión y reacción de fuerzas conservadoras», concluyó.

En tanto que Elena Zúñiga dijo en entrevista que el 72 por ciento de parejas que viven juntas usan anticonceptivos y la gran mayoría es población católica. Además, reconoció que todavía es un reto la atención a la población adolescente y joven.

«Tenemos que garantizar que cuentan con acceso a educación y empleo, pero también opciones distintas a la maternidad o paternidad temprana», aseguró.

Los beneficios todavía son parciales

Otro de los desafíos de la política de población, a decir de la consultora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), María de la Paz López, es favorecer los patrones culturales más equitativos de acuerdo con la nueva realidad que se vive.

Ello debido a que todavía predominan patrones que no permiten romper los estereotipos, además de que marginan a la mujer del conocimiento y acceso al uso de métodos anticonceptivos para que planeen a su familia.

Asimismo, López destacó que tres décadas después sí hay avances, pero que los beneficios todavía no llegan a toda la población femenina, sobre todo a la indígena y a la de menores ingresos.

«Lo que no ha permitido llegar a ellas es la dificultad de acercar los servicios de salud, pues llevarlos implica mayor gasto», agregó.

Otro reto que destacó es que la inclusión de las mujeres al mercado laboral en forma acelerada se tradujo en una mayor carga de trabajo para ellas.

«La doble carga de trabajo para las mujeres a generado una tensión a nivel familiar», por lo cual insistió en que el reto será reducir la sobrecarga de trabajo.

Hace 30 años el trabajo excesivo de las mujeres se debía al cuidado de muchos hijos, ahora la causa es la división de su tiempo entre las labores domésticas y las extradomésticas.

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