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La mujer mexicana

Por Cecilia Lavalle

El 15 de febrero se conmemoró el Día de la Mujer en México. Y suponiendo que no es lo mismo ser mujer en México que en Africa, en Asia o en Europa, no es un mal día para hablar de la mujer mexicana. Pero ¿de cuál?, ¿de la mujer indígena?

Datos oficiales indican que existen cuatro millones de mujeres indígenas. ¿La realidad de cuáles abordamos? ¿La de las que contraen matrimonio a los 13 o 14 años porque así lo decidió su padre o su hermano mayor o de las que se tienen que casar con su violador porque así lo indica la costumbre? o ¿la de las que pueden ser vendidas por un saco de frijoles?

¿Cuál mujer mexicana?, ¿la rural? En México viven 12.3 millones de mujeres en comunidades rurales. ¿De cuáles hablamos? ¿De las analfabetas? Porque los datos oficiales señalan que 77 de cada 100 mujeres que viven en comunidades de menos de dos mil 500 habitantes no concluyeron la educación básica y 20 no tienen ninguna instrucción.

¿De las que labran la tierra, pero no tienen mayores derechos porque por ser mujeres muchas veces no pueden detentar la propiedad, y por lo mismo no son sujetas a un crédito bancario?

¿De las migrantes? ¿Cuáles? ¿De las que se quedaron en México y sobreviven a duras penas tratando de mantener a sus hijos porque de sus maridos hace años las abandonaron? o ¿de las que en una de las esporádicas visitas de sus maridos fueron contagiadas de SIDA?

¿De las que decidieron emigrar también en busca del sueño americano y encontraron sólo la pesadilla vía abusos y violaciones? o ¿de las que sortean la pesadilla porque con ese dinero mantienen sus hogares en México?

Y no es poco dinero. Datos de mayo de 2002, publicados por Cimacnoticias, señalan que las mujeres migrantes aportaron mil 500 millones de dólares al año, lo que representa 20 por ciento de las remesas de connacionales en Estados Unidos.

¿De cuáles mexicanas hablamos? ¿De las urbanas? ¿De las que forman junto con las campesinas y las indígenas un contingente en pobreza extrema? ¿De las que laboran en la maquiladora, trabajan de lunes a lunes, 14 horas diarias, con la obligación de enseñar su toalla sanitaria cada mes para demostrar que no están embarazadas, y ganan en promedio 50 pesos diarios?

¿De las que trabajen donde trabajen soportan el acoso sexual de sus jefes porque sin trabajo quién va a mantener a sus hijos? o ¿de las que trabajan 15 o 20 horas diarias en el cuidado y atención de su hogar y familia, pero siempre les dicen que no trabajan? o ¿de las que trabajan fuera de casa y de todas maneras se multiplican y se dividen para atender su casa y su familia?

¿De las políticas que tienen que pelear a codazos por un espacio dentro de 30 por ciento que obligan las leyes para postular una candidatura, mientras que 70 por ciento se lo reparten los varones? o ¿de las futbolistas que no pueden dedicarse profesionalmente a ello porque para las mujeres sólo existe la categoría amateur?

¿De las que padecen violencia doméstica?, porque en uno de cada cinco hogares las mujeres padecen las agresiones de sus parejas varones. ¿De las que denuncian a su agresor y no les hacen caso?, porque dicen quienes saben que una mujer denuncia en promedio cinco veces a su agresor antes de que la mate.

¿De las que son agredidas sexualmente por su pareja o por su padre o por su hermano o por un extraño, y luego por un sistema judicial y una sociedad que en general las culpa y de muchas maneras las agrede una y otra vez?

¿De cuáles mujeres mexicanas hablamos? Pareciera que las circunstancias, los contextos, nos hacen diferentes a las mexicanas entre sí y en relación con otras mujeres del mundo. Pero qué diferencia hay, por ejemplo, entre la mujer de Nigeria que iba a ser lapidada por tener un hijo fuera del matrimonio y la mujer rural de Querétaro castigada, por las mismas razones, untándole una pasta echa a base de chiles en sus genitales.

En ambos casos se aduce que se trata de los usos y costumbres del lugar. Qué diferencia hay entre una indígena de Oaxaca y una iraní, si ninguna de las dos tiene voz ni voto en su comunidad por ser mujer. Qué diferencia hay entre las mujeres de Ciudad Juárez y las de Afganistán.

Las primeras se cortan el cabello y visten como hombres para pasar inadvertidas en una localidad donde por ser mujeres están en riesgo de muerte. ¿No las afganas son obligadas a usar burkas para, igualmente, pasar desapercibidas?

Qué diferencia hay entre las niñas pobres de Cancún y las de Taiwán, ambas expuestas a los pederastas, a la pornografía infantil y al turismo sexual porque en nuestros países la pobreza y la impunidad son moneda corriente.

Acaso entonces no es un asunto de geografía sino de género lo que nos permite encontrar puntos en común entre las mexicanas y otras mujeres del mundo. Acaso entonces la diferencia entre una mujer africana, europea, asiática o americana sólo sea de matiz.

Entonces podríamos aprovechar el Día de la mujer mexicana para ratificar el compromiso por la equidad con nuestras congéneres y el 8 de marzo para ratificar nuestro compromiso con las mujeres del mundo. Acaso entonces las mujeres, asumidas como feministas o no, aún tenemos mucho que hacer.

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04/CL/GBG

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