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La organización, respuesta de mujeres contra usos y costumbres

Por Kara Castillo

La respuesta de las mujeres indígenas a los usos y costumbres que las dañan está en la organización: con tropiezos y dificultades desde dentro reconocen aquello que rechazan de su tradición y proponen los cambios.

En la historia indígena de México, la pasada década es un hito en cuanto a participación femenina.

Martha Sánchez Néstor, participante en este movimiento indígena considera que «hubo un crecimiento de las mujeres indígenas en todos los estados. Tomó más auge a partir de la irrupción que tuvieron la zapatistas dentro y fuera del EZLN.»

La indígena de Xochistlahuaca, Guerrero explica que el máximo auge ocurrió a partir de los diálogos de San Andrés en 1997 «donde se pondera mucho la palabra o la exigencia de que quedaran contempladas también las aspiraciones o esperanzas de las mujeres indígenas en esos acuerdos.»

«Finalmente fue un proceso un poco complicado porque había una diversidad de mujeres, no sólo indígenas; también había posturas de los hombres zapatistas que tampoco eran de mucho beneplácito.»

En la actualidad ellas participan en otras organizaciones, también en el nivel internacional ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Sin embargo, la marejada de acciones entre el levantamiento zapatista y los Acuerdos de San Andrés ha disminuido en la actualidad así el quehacer de investigación sobre las mexicanas indígenas, como evidencia el acervo de la biblioteca Juan Comas del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para Martha Sánchez Néstor, integrante de la Comisión de Enlaces de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (Conami), una de las razones principales por las que perdió fuerza la voz de las mujeres indígenas es la discusión entre ellas sobre los usos y costumbres, como algo que se lava en casa o se denuncia al público.

«Se ha truncado la voz de las propias mujeres, (ellas) han tenido que expresar posturas en torno esto. Hay compañeras que creen que hay que expresar hacia afuera las cosas, que hay que mejorar en los pueblos indígenas y hay compañeras que piensan que no, lo que debilita el movimiento.»

DOBLE MILITANCIA

«Ni contigo, ni sin ti/ tienen mis males remedio/ contigo porque me matas/ sin ti porque yo me muero» es la canción popular española que cita la investigadora Pilar Alberti para referirse a las mujeres que participan en las organizaciones indígenas mixtas.

Alberti, autora del estudios sobre este tema publicado en el libro Divisón Étnica y Conflicto en América Latina, advierte que el impacto de la organización en mujeres indígenas ha sido poco estudiado pese hay que hay una larga experiencia femenina. Generalmente, las integrantes de estas asociaciones se preocupan por no antagonizar con los varones.

Indica que entre organizaciones mestizas pero con alternativas para las campesinas están la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), o la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA).

Sin embargo, como proyecto feminista considera a la Red de Promotoras Rurales que desde su misión se abocan a impulsar la transformación de condicionamiento y relaciones de explotación y subordinación en lo económico, político y cultural de las mujeres.

«La organización ha sido uno de los principales impulsores de dicho cambio hacia mejorar condiciones de vida».

Desde luego, «hay resistencias al cambio, que obedecen a un cálculo personal de las ventajas y desventajas asociadas a las nueva situación, sobre todo porque supone un cuestionamiento a normas establecidas.»

La investigadora oaxaqueña Concepción Núñez Miranda puntualiza que es necesaria una educación no sexista, impulsar la reflexión y análisis en las comunidades, para que los usos y costumbres puedan ser transformados por sus propios habitantes.

Tomando en cuenta que los usos y costumbres son avalados por el derecho indígena» –equivalente al derecho romano para los mestizos–, se debe entonces empezar por cambiar las reglas del juego: «la violencia no se acaba por decreto pero sí es importante cambiar las estructuras», concluye la abogada y feminista Martha Figueroa Mier.

04/VVS, SJE/SM/KC/MR/BJ/SM

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