Sumisas y abnegadas han sido las cualidades que se han adjudicado a las mujeres mexicanas desde tiempos antiguos. Hoy a 50 años de reconocerles derechos políticos, si se reúnen mujeres que han tenido presencia pública nacional, se califica de «argüende».
Las mujeres mexicanas tienen la habilidad para discernir cuando hay problemas y no han estado acostumbradas a señalarlo en voz alta. A veces les ha faltado valor para decir lo que piensan y se callan aún su arrepentimiento por no haber sido asertivas en sus exposiciones para hacer planteamientos que den en el centro del blanco. Guardar silencio ha sido la orden de quien sabe quién.
Las reuniones femeninas se han etiquetado de chismes y recortes de la honra de las personas, de quejas y lamentos de sus condiciones o citas de pañuelos húmedos. Pero estamos en el siglo veintiuno, en la era de las tecnologías de las comunicaciones. En la irrupción de las mujeres en el mercado laboral, y por supuesto en la educación superior.
¿Acaso no son elementos suficientes como para valorar que las mujeres tienen derechos a hacer alianzas, derechos de asociación, de libertad de tránsito y de expresión como parte de sus derechos humanos básicos? ¿O acaso sólo tienen responsabilidades para ser buenas madres, esposas, hijas, hermanas o abuelas?.
La esfera pública está infrarepresentada por el género femenino, hay unas cuantas estrellas en el firmamento político porque no tenemos una visión mayor para apreciar que hay grandes y pequeñas, pero que todas brillan con luz propia.
El Claustro de Sor Juana en la Ciudad de México, fue el escenario que enmarcó el encuentro plural con una gran concurrencia de mujeres diversas.
La veintena de mujeres que promovieron la reunión acordaron no hablar ni hacer declaraciones a los medios sobre el evento.
Quien expuso con mucha vehemencia fue una representante que significaba la neutralidad en cuanto a partidos políticos, la Magistrada Olga Sánchez Cordero, asimismo la actriz Patricia Reyes Espíndola, cuya frescura en el mensaje le dio el toque de autenticidad. Cerrando la maravillosa voz de Eugenia León con dos interpretaciones.
Lo resaltante de este evento fue la presencia de mujeres como Marta Sahagún, Rosario Robles, Beatriz Paredes, Elba Esther Gordillo, juntas para subrayar y hacer visible la necesidad de mayor representación femenina en los cargos políticos.
Muchos medios me han preguntado si la Comisión Especial del Senado de la República participó en la organización de este evento, a lo que respondí, como presidenta de la misma, que no, pero que aplaudíamos esta iniciativa porque después de trabajar desde principio de año, se hacía mayor conciencia con una concurrencia tan significativa.
El Senado no se siente excluido porque esta reunión no tuvo carácter de institucional. Precisamente fue el toque de irse en la informalidad, que unificó tan alto interés. Así que asistimos algunas senadoras de manera personal sumándonos a este evento como muchas de ellas se han sumado a las actividades que se han realizado en todo el país.
Muchas aulas citaron el tema, muchos Congresos Locales tuvieron ceremonias especiales, los partidos políticos organizaron diversos eventos, tres millones de billetes de lotería, y timbre postal circularon haciendo alusión al tema, medallas conmemorativas, concursos de ensayo.
Seminarios internacionales, foros juveniles en universidades, los medios de comunicación abordaron la fecha y el significado, hasta caricaturas publicadas en los principales medios. Sí, México conmemoró los primeros cincuenta años del sufragio femenino y demandó ir por más.
* Lucero Saldaña es senadora por el Partido Revolucionario Institucional.
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