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La otra cara del «sueño americano»

Por Lucía González

La belleza de Lucina Sánchez no fue suficiente para garantizarle una vida de felicidad. A sus 36 años, esta mexicana, madre de cinco hijos ya sabe lo que es despertar del sueño a la pesadilla de su vida y ver que sin importar lo que se esfuerce para complacer a su pareja, él siempre encontrará una excusa para golpearla.

Nacida en el Distrito Federal, Lucina cruzó el Río Bravo para llegar a Estados Unidos huyendo de la pobreza y de un marido desobligado que poco hacía para mantener a la familia de cinco hijos.

Se instaló en San Antonio, Texas, en donde trabajaba en un restaurante italiano haciendo pan y enviaba a México casi todo su sueldo para mantener a sus hijos. Al año, tuvo un novio que le dio no sólo empleo sino una vida que jamás imaginó: una existencia marcada por la violencia.

El infierno de Lucina lleva cinco años. Todos los días se levanta con la amenaza de que su pareja la denunciará ante las autoridades migratorias por su condición de indocumentada. Tampoco puede acudir a la estación de policía más próxima a levantar una denuncia, porque ahí trabaja el hermano de su novio.

Paralizada por el miedo, no acude a ninguna de las sesiones de apoyo psicológico para mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, ya que a toda hora su pareja le llama por teléfono para comprobar que está en casa.

Su caso, se suma a la larga lista de miles de mujeres en Estados Unidos que padecen violencia doméstica, tanto física como mental.

En Texas, cada semana dos mujeres mueren por esa causa, según la Procuraduría General de Justicia del estado. Y de acuerdo con organismos internacionales, en el mundo una de cada tres mujeres a lo largo de su vida ha sido golpeada u obligada a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad.

RECORTE PRESUPUESTAL CONTRA VIOLENCIA

La violencia doméstica es un problema más grave de lo que se cree, opina Dina Kalai, abogada voluntaria del Womens Advocacy Project con sede en Austin, organización que cuenta con un número gratuito para todo Texas.

Kalai, forma parte de un grupo de abogados que conocen a fondo las leyes de Texas sobre violencia doméstica y de inmigración y que atienden a mujeres que no tienen un estatus migratorio legal.

La abogada asegura que pese a los 40 millones de dólares que la procuraduría destina a los albergues, a las víctimas del crimen y a los organismos no gubernamentales, el presupuesto resulta insuficiente.

Womens Advocacy Project recibe en promedio 30 llamadas al día de mujeres y hombres que piden ayuda por abuso o violencia física, sin embargo se ven limitados en su intervención, toda vez que no tienen facultades para apoyar a personas que no sean residentes legales y si lo son, éstas deben tener hasta un cierto tope de salario anual.

Los refugios o shelters.

Texas tiene 260 condados que en su mayoría cuentan con al menos un albergue para víctimas de violencia intrafamiliar y en el caso de las grandes ciudades hay hasta con cinco o seis espacios de esta naturaleza, como en el caso de Dallas, Houston y San Antonio.

En algunos albergues, incluso llegan a tener escuelas para que los hijos de las víctimas no corran peligro al asistir a una escuela pública, advierte Kalai.

En Texas existen más de 120 albergues, la mayoría se sostiene con recursos de la Procuraduría o donativos que reciben de grandes empresas, explica Havilah Tower-Perkins, coordinadora de relaciones con los medios del Consejo de Texas contra la Violencia Intrafamiliar.

Linda Colunga, quien trabaja como «caseworker» o trabajadora social en uno de los albergues de Texas, afirma que no es fácil la administración de los refugios.

«Se requiere mucho más que un esfuerzo compartido, hay que tener más que voluntad y sobre todo mucha ganas de ayudar», observa.

Por lo general, las direcciones de los albergues se mantienen en secreto para evitar que el victimario acuda en busca de su pareja.

En los albergues se ofrece a las víctimas desde terapia de grupo hasta terapia individual; se le brinda ayuda para encontrar asesoría legal, muchas veces los mismos abogados del albergue toman el caso en sus manos, dice Colunga.

Las cifras

En el año 2001, más de medio millón de mujeres estadounidenses fueron víctimas de violencia por parte de su pareja.

Y en promedio, diariamente más de tres mujeres son asesinadas por sus esposos o novios en este país. Tan sólo en Texas, en el año 2000, mil 247 mujeres fueron asesinadas por su pareja pero también en ese mismo año, 440 hombres perdieron la vida, por esta misma causa.

En Texas, las estadísticas registran cada año hasta 960 mil incidentes de violencia en contra de la pareja sentimental y al menos a tres millones de mujeres que son víctimas de abuso físico por parte de su pareja íntima. Para el 30 por ciento de las mujeres que son víctimas de abuso, el primer incidente ocurre durante el embarazo. Anualmente, casi 324 mil mujeres son víctimas de violencia durante su embarazo.

La historia

La historia del movimiento en contra de la violencia doméstica en Texas es larga. Al menos el primer intento data de 1875 cuando Martha McWhirter abre un refugio en Belton para mujeres maltratadas en cual llega a funcionar hasta 1890.

Sin embargo. el primer albergue propiamente dicho se abre en 1977, más de un siglo después en Austin, luego otro más en Houston y en 1978, seis mujeres se reúnen en la capital texana un 8 de abril para formar el Consejo sobre Violencia Familiar.

A partir de 1982 cada año en esas fecha se realiza una reunión del consejo e interinstitucional para analizar los avances o retrocesos.

La posición oficial

Nancy Walker, directora legislativa para la Cámara de Representantes con sede en Austin, explica que ni los 20 millones de dólares para mantener los albergues y la ayuda a las víctimas de la violencia ni los 121 albergues son suficientes para poner fin al problema.

«Sabemos que el dinero con el que mantenemos los programas de prevención o la línea telefónica de ayuda ( en 2003, esta línea recibió la llamada un millón) proviene de los victimarios que son obligados a pagar multas o fianzas, pero es necesario hacer más».

En tanto que la senadora estatal Jane Nelson realizó una serie de propuestas legislativas que ponen a Texas como uno de los estados dónde más se combate la violencia doméstica.

Tanto Nelson como Walker estiman que conseguir fondos para el programa preventivo de la violencia doméstica o para mantener los anuncios en los diferentes medios alertando sobre el fenómeno, es una de las metas más difíciles, sobre todo porque el gobierno de Bush ha eliminado una gran parte del apoyo social.

* Integrante de la Red Trinacional de Periodistas: México Estados Unidos y Canadá.

2004/LG/SM

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