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La paridad, el nuevo estilo

Por Lucero Saldaña

La paridad entre ministros y ministras en el Gobierno español simboliza el nuevo estilo impulsado por José Luis Rodríguez Zapatero, que a sus 100 días desde el inicio de sus actividades se hace un resumen de lo más significativo. Los hitos principales han sido, la retirada militar de Irak y el envío al Parlamento del anteproyecto de ley contra la violencia de género, por supuesto, esto ha traído una gran polémica.

Entre otras decisiones, se ha desmarcado de Estados Unidos, y se ha acercado a Francia y Alemania y ha hecho posible la aprobación de la nueva Constitución europea; ha aumentado el salario mínimo, elaborado un plan de vivienda y destituido a la cúpula militar, la apuesta política que permitirá convertir al Senado en Cámara territorial y que el legislativo autorice toda salida de tropas militares. Para algunos esto refleja falta de proyecto propio y la obsesión por eliminar la herencia de ocho años del anterior gobierno. Para otros, la respuesta rápida a compromisos de grupos, sin embargo, vale la pena el análisis ahora y periódicamente.

María Teresa Fernández de la Vega la vicepresidenta primera, es una mujer con carácter y compromiso, que seguramente tendrá importante papel a desarrollar. De las ocho ministras, se ha dicho que no todas cuentan con el mejor perfil, y que de la izquierda, existen otras con mayores capacidades, además de que se ha ventilado si tienen hijas e hijos o si son casadas. Lo cual significa que en la cultura pernean actitudes discriminatorias, como en todas partes. Por lo que también se destaca la decisión de eliminar la discriminación a las mujeres en el proceso de sucesión de la Corona Española.

A marchas forzadas, se presentó la ley integral contra la violencia hacia las mujeres, por la promesa electoral de Zapatero, el Congreso ya estudia el texto que ha levantado una fuerte discusión. En ella ha terciado hasta la Real Academia Española, opuesta al término violencia de género, que finalmente se ha incluido en el título del proyecto de ley. Pero la principal crítica no ha sido por el léxico, sino por la discriminación positiva, que es la acción positiva como trato desigual para alcanzar la igualdad a favor de las mujeres.

Lo que sucede es que hay en todo el mundo quienes no aceptan el término discriminación positiva por que la discriminación tiene naturaleza negativa; además de que la ley no se puso a consenso entre los grupos y organizaciones expertas en la materia, pero la voluntad política si está expresada y eso pesa mucho porque sin voluntad cualquier ley casi perfecta puede ser obstaculizada. Los términos se pueden definir.

Hay quienes se oponen a la filosofía de la ley y ponen su constitucionalidad en entredicho. A tenor del proyecto, la ley orgánica de protección integral contra la violencia de género sólo beneficiará a las mujeres víctimas de las agresiones de su pareja o es pareja masculina y, eventualmente, a sus hijas e hijos.

Excluye de los beneficios a los hombres y a otros familiares que puedan sufrir maltrato en el hogar, protegidos por otras normas. En este punto, el texto sufrió una rebaja en su paso de anteproyecto a proyecto. El primero amparaba a las mujeres agredidas por cualquier hombre que quisiera ejercer dominio sobre ellas, aunque fuera desconocido. Así se protegía, por ejemplo, a todas las mujeres víctimas de violencia sexual.

El segundo aspecto de discordancia del proyecto de ley es el agravamiento penal para los varones. Se les castiga más que a las mujeres en los casos de lesiones y de amenazas o coacciones leves a su pareja o ex pareja. El Consejo de Estado ha criticado el distinto tratamiento penal por sexo. El proyecto de ley costará entre 50 y 80 millones de euros anuales, porque consagra el derecho de las mujeres maltratadas a una asistencia social integral, establece medidas educativas, sociales y laborales de apoyo a las víctimas. También obliga a los encarcelados por maltrato a recibir tratamiento rehabilitador.

El valor de la igualdad tiene su precio, y siempre los cambios en las mentalidades son lo más difícil de alcanzar. Quienes apuestan a la incorporación progresiva de las mujeres en la toma de decisiones para lograr una representación equilibrada deben saber que habrá grandes estructuras de poder y domino que reconstruir.

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*Senadora e integrante de la Comisión de Equidad y Género y de la Comisión Especial que dará seguimiento a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.

2004/LS/GV/SM

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