En la mayoría de los países, pero especialmente en las naciones en desarrollo, la aplicación de la Plataforma de Acción de Pekín se quedó corta en uno de sus objetivos estratégicos: promover los derechos económicos y la independencia de las mujeres, incluyendo el control sobre los recursos económicos, aseguró Bárbara Unmüssig, directora ejecutiva de la Fundación Heinrich Böll.
A diez años de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, de la que surgió la Plataforma de Pekín, el balance es mixto, pues si bien en algunos países se alcanzaron logros concretos, particularmente en materia de educación y en la promoción institucional de la democracia de género, en otros rubros hubo incluso retrocesos, consideró al concluir el primer día de trabajos del congreso internacional Femme Globale. Perspectivas de Género en el Siglo XXI.
«La desigualdad económica se ha incrementado; las mujeres no han logrado el acceso a la propiedad de la tierra, a sus derechos. Ha habido fuertes retrocesos y el surgimiento de fundamentalismos, tanto religiosos -en algunos países musulmanes- como de los ideólogos del mercado libre, lo que ha dado como resultado un empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres», dijo en entrevista con Cimacnoticias.
Por ello, indicó, uno de los objetivos centrales del congreso, el cual reúne a un millar de mujeres de 30 naciones en la Universidad Humboldt de Berlín, fue impulsar una gran movilización con resonancia en Alemania para debatir los principales problemas que enfrentan las mujeres, fortalecer las redes feministas, construir nuevas alianzas y diseñar otras estrategias políticas y de movilización.
«Lo que es realmente interesante en este congreso es al menos poner la pregunta sobre la mesa: ¿por qué no se escucha la voz de las mujeres, dónde está el problema para acceder a la política, tanto con sus propuestas como con sus temas?», destacó.
El congreso internacional se propone plantear un diálogo crítico y constructivo en la lucha por la equidad de género, lo cual implica resistencia contra la injusticia económica y la exclusión social, así como la exigencia de una participación con equidad de género en todos los niveles del proceso de toma de decisiones, afirmó en el discurso inaugural.
«Significa también la demanda de una existencia independiente, autónoma y segura para hombres y mujeres y la lucha por la implementación de los derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales en todo el mundo. No aceptamos visiones culturales relativistas sobre la violación a los derechos humanos de las mujeres», sostuvo.
La presidenta del Partido de los Verdes en Alemania, Claudia Roth, hizo notar que las asistentes están a 10 años de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín y solamente a unos cuantos días de unas elecciones que marcarán sus vidas en medio de una conflictiva reforma laboral y social en la nación europea.
Al hablar en está universidad, considerada «la madre de las universidades modernas» desde su fundación en 1910, remarcó que las alemanas aún están rezagadas en la ciencia a pesar de que en Alemania alcanzaron la educación superior hace 105 años.
Abundó que su partido se aboca a legislar contra la trata de un millón de mujeres europeas, latinoamericanas y asiáticas que llegan a las naciones de la Comunidad Europea, así como por el derecho a la permanencia de migrantes en Alemania.
Por su parte, Christina Von Braun, co-organizadora y directora del Centro para Estudios Transdisciplinarios de Género, aseguró que al preguntarse sobre la democracia de género global los países estarán obligados a mirar y trabajar sin pretender imponer su hegemonía occidental.
Los trabajos del foro Femme Globale XXI continuarán hasta el próximo sábado en la Universidad Humboldt de la capital alemana.
05/MR/LG/YT
