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La recuperación del Cuerpo femenino

Por Lucía Lagunes*

No sé si exista otro mundo para cuando la presencia corporal termina. Lo que sé es que, desde donde esté, Esperanza Brito festeja el triunfo de reconocerle a las defeñas el derecho a decidir sobre su cuerpo. Un cuerpo que ha sido expropiado por siglos a las mujeres para el servicio de todos.

Cuando una entra al feminismo, comprender que debe apropiarse de su cuerpo, integrarlo en nuestra psique, en el imaginario de nosotras mismas y en el imaginario social, es fundamental para lograr la autonomía de las mujeres.

Si no somos dueñas de nuestro cuerpo, ¿cómo podemos ser personas o ciudadanas, cuando sobre nuestro cuerpo mandan otros, deciden otros, exigen otros?

Las mujeres hemos aprendido que nuestro cuerpo es para los otros: para el desahogo pasional masculino, para la procreación, para el lucimiento de los otros, etc.

Y los hombres han aprendido que el cuerpo femenino les pertenece, fue hecho para que Adán no estuviera solo. Por eso cualquier hombre se siente con el derecho de tocar cualquier cuerpo femenino sin preguntar si la dueña del cuerpo femenino quiere o no.

Cuando una mujer logra tomar conciencia sobre el hecho de que el cuerpo que habita le pertenece, la revolución explota, porque comprende que nadie puede tocarlo si ella no quiere, que nadie más que ella debe cuidarlo procurarlo y atenderlo, que en ese cuerpo nadie más decide que ella misma, es tomar su vida en sus propias manos.

Por eso es absolutamente transgresor el hecho que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconozca el derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo no deseado hasta las doce semanas, porque es dar a las mujeres la autonomía de su cuerpo y de su vida. Es romper con uno de los yugos de la sumisión y dependencia de las mujeres al poder masculino.

Por eso el tema del aborto es tan fuerte, es como luchar contra la esclavitud, cuando los esclavos y esclavas no eran humanos, no tenían alma ni raciocinio y cualquiera que defendiera lo contrario atentaba contra Dios, el bien y la decencia.

Porque es fracturar las estructuras del poder masculino históricamente construido, reproducido y fortalecido, por leyes, mitos y creencias.

Cuando las mujeres logramos tener en nuestras manos información sobre anticoncepción, acceso a todos los anticonceptivos, incluido el condón femenino, y somos dueñas de nuestro cuerpo, podemos ejercer nuestra sexualidad con mayor placer, confiadas en que hemos decidido sobre un método anticonceptivo que nos protege del embarazo no deseado y de infecciones de transmisión sexual.

Cuando nos apropiamos de nuestro cuerpo, iniciamos el camino de la autoprotección, nadie puede dañarlo. Por lo tanto, cualquier pareja violenta no será nuestra pareja, nos defenderemos de la agresión callejera, del tocamiento violento en la calle o en el transporte público, exigiremos a las autoridades, desde nuestra ciudadanía, la protección a nuestro derecho de proteger nuestro cuerpo. Estudiaremos, trabajaremos, desarrollaremos nuestra creatividad.

Enseñaremos a otras mujeres la libertad de ser dueñas de nuestro cuerpo y de nuestra vida; y con ello estaremos construyendo otro mundo, donde la bulimia o la anorexia no sean el camino de las mujeres para mantenerse «bellas» y «talla 1», arriesgando su vida.

En este nuevo mundo no existirá el gran negocio de la cirugía estética que corrige todo los días cuerpos femeninos llenos de defectos creados por la moda en turno. Habrá un mundo libre de violencia para las mujeres porque todas las personas sabrán que el cuerpo de la mujer es de la mujer y nadie puede agredirlo, que es un derecho de ellas y todos lo respetarán.

Todo esto fue lo que el pasado 28 de agosto las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia dieron a las mujeres cuando reconocieron la constitucionalidad de la despenalización del aborto en esta Ciudad de México.

Esperanza seguramente estará bailando al igual que Itziar y cientos de mujeres que han construido el camino por la vida y la libertad de las mujeres, bailando como lo hicieron las mujeres ese 28 de agosto, que se volvió histórico para las todas las mujeres mexicanas, pues con esto también se abre la puerta para seguir el ejemplo en otras entidades federativas, pero esa es otra historia.

* Periodista y feminista mexicana, Coordinadora General de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC).
[email protected]

08/LLH/GG

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